El jefe del comando de campaña del mandatario Nicolás Maduro y líder de la Asamblea Nacional de Venezuela, Jorge Rodríguez, considera que los comicios presidenciales que celebrará su país el próximo 28 de julio serán muy parecidos a los realizados en México el 2 de junio último.
Primero, porque, según dijo en un acto público al hablar de las elecciones mexicanas, en ambos casos las fuerzas de ultraderecha “y los imperios que quieren subyugarnos”, han desatado feroces campañas de desinformación contra los candidatos progresistas.
Y, segundo, porque, según afirmó, en México había encuestas que ubicaban a la candidata presidencial ganadora, Claudia Sheinbaum, en tercer lugar, un dato, por cierto, falso. Al contrario, la gran mayoría la daba como ganadora por amplio margen, tal como ocurrió.
Pero de acuerdo con el relato de Jorge Rodríguez, en Venezuela está sucediendo lo mismo que en México, ya que las encuestas hablan de un triunfo opositor, y lo que ocurrirá el 28 de julio –según dice– es una aplastante victoria electoral del presidente Nicolás Maduro, quien busca su segunda reelección consecutiva en medio de la debacle económica y social del país.
La realidad es que, a diferencia de México, la mayoría de las encuestas preelectorales realizadas en Venezuela por firmas conocidas ubican al candidato oficialista –Maduro, en este caso– en un lejano segundo lugar, con más de 10 puntos porcentuales por debajo del aspirante de la opositora Plataforma Unitaria Democrática (PUD), Edmundo González Urrutia.
Este exdiplomático de 74 años acabó como candidato de la coalición opositora luego de que el régimen que encabeza Maduro inhabilitó, primero, a María Corina Machado, quien había ganado las elecciones primarias de la PUD en octubre del año pasado, con 92.3% de los votos y, después, a su sucesora, Corina Yoris.
Finalmente, el Consejo Nacional Electoral (CNE), presidido por el chavista Elvis Amoroso, aceptó registrar el 26 de marzo pasado, a última hora, al entonces desconocido González Urrutia como candidato de la PUD, pero ante la ventaja que le conceden varias encuestas la oposición ha alertado que el régimen podría excluirlo de la contienda con cualquier pretexto.
El director de la encuestadora Delphos, Félix Seijas, sostiene que mientras González Urrutia concentra alrededor de 50% de las intenciones de voto, Maduro tiene 27% y su techo es un 30%, que es el porcentaje de la masa crítica del chavismo.
Jorge Rodríguez, el principal operador político del presidente, ha señalado que este tipo de encuestas son parte de una “operación de engaño” destinada a crear una “matriz de opinión de fraude” electoral.
“Ellos van a cantar fraude, anótenlo”, dijo Rodríguez en un acto de campaña transmitido luego de las elecciones del 2 de junio en México y el cual fue transmitido en vivo por medios estatales.
Luego vino la amenaza: el que vulnere “la paz de la República” antes, durante y después las elecciones “tiene que ir preso”.
Y esta amenaza es creíble en un país en el que hasta el pasado 10 de junio había 278 presos políticos, según el registro del Foro Penal de Venezuela. Una veintena de ellos participaba en la campaña de González Urrutia.
Este exdiplomático es el candidato apoyado por la dirigente opositora más popular, María Corina Machado, quien quedó fuera de la boleta electoral por decisión del régimen, pero se ha dedicado a hacer campaña por González Urrutia y, a la luz de varias encuestas, ha logrado trasladarle su capital político.
El alto costo de salida
El director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello, Benigno Alarcón, dice a Proceso que estas elecciones son de “alto riesgo” para Maduro porque, “por primera vez, deberá enfrentarse a una oposición que es claramente mayoría y que, al menos, le duplica en intención de voto, según los cálculos más conservadores”.
Fragmento del reportaje publicado en la edición 0013 de la revista Proceso, correspondiente a julio de 2024, cuyo ejemplar digital puede adquirirse en este enlace.