Los mexicanos amamos a las mascotas. Y de entre los animales de compañía, parece ser que se quiere aún más a los perros, pues más de la mitad de las mascotas en México son canes.
Sin embargo, añadir un nuevo miembro a la familia no es algo que deba tomarse a la ligera, pues se trata de un compromiso que, sin ser dramáticos, es de vida o muerte para el animalito que decidimos integrar a nuestra casa.
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“Algo bien importante es pensar que una adopción es una responsabilidad, es un compromiso a largo plazo de mínimo 10 años, entonces debes pensarlo muy bien”, señala la rescatista Maribel Maqueda, de la asociación “Pocas Pulgas”.
El tiempo que vas a dedicar en su cuidado, el espacio que dispones para su desarrollo e incluso el dinero que vas a gastar en alimentos, visitas al veterinario y otros gastos, son algunas de las cosas que debes pensar.
Una cuestión de tiempo
Por lo regular, la mayoría de las personas eligen a cachorritos de unas cuantas semanas de vida para integrarlos a su vida familiar. Sin embargo, los perritos que tienen una menor edad requieren mayores cuidados.
“Si soy una persona que salgo todo el día, debo pensar que debo tener tiempo suficiente, porque es un bebé, para educarlo, alimentarlo, limpiarlo, para ir a las consultas médicas, como bebé está en la primera etapa y tenemos que estar de la mano con el veterinario.
“Si salgo todos los fines de semana, debo prever dónde lo voy a dejar, pues esto implica un gasto extra, porque cuando crezca lo tengo que dejar en una guardería con mi veterinario de confianza, que él se quede seguro y que yo me quede tranquila”, detalla Maqueda.
Dedicarle un tiempo al juego y a la convivencia con tu cachorro también le permitirá formar un lazo emotivo contigo, por lo que es de vital importancia no solo en el momento, sino para el resto de su vida.
“Los perritos cuando son cachorros duermen mucho tiempo. Normalmente duermen entre 18 a 20 horas, cuando tienen menos de tres meses. Deben tener un tiempo para dormir y hay que respetarlo, igual un tiempo para comer, para ir al baño.
“Nosotros tenemos que darles esa rutina para que sea una vida más fácil para ambos y que el perro sea feliz”, añade Rocío Robles, fundadora y presidenta de la Fundación Adopta un amigo para siempre.
Seguridad y rutinas
También es importante que tomes en cuenta el espacio con el que realmente cuentas para tu mascota. Por ejemplo, un perro de talla grande es muy difícil que se adapte a un departamento, espacio que tampoco es del todo adecuado para perros pequeños pero con una gran energía.
“Si la casa o el departamento donde vives no es propio, debes tener por escrito el permiso del propietario, porque suele suceder que ya que lo adoptaron y llegaron a casa, pero resulta que no tenían el permiso, y entonces va de regreso.
“Debo tener un espacio seguro en donde él se pueda quedar, tener un corral sería genial y si no hay que adaptarle uno con lo que tengas en casa, que no haya cables, que no haya nada que se pueda comer y se pueda envenenar”, explica Maqueda.
Establecer rutinas también es vital para el buen desarrollo de los lomitos, pues los ayuda a tener una vida estructurada y en la que no tienen incertidumbre, la cual puede generar episodios de estrés o ansiedad.
“Cuando se despiertan hay que llevarlos a hacer pipí siempre en el mismo espacio, para que aprendan que ahí es dónde tienen que hacer. Quince minutos después de comer normalmente van a sentir ganas de hacer popó, y también después de jugar, se distraen tanto que se les olvida hacer pipí”, añade Robles.
La experta señala que, cuando llega el momento de dormir, debes procurar que no haya ruidos en el entorno, para que tu lomito identifique la hora y pueda generar una rutina que seguirá durante toda su vida.