Durante la semana pasada, María del Rosario Saravia, de 22 años, ha esperado noticias de su madre, sus dos hermanos y su hijo pequeño desde que perdió contacto con ellos la noche en que Otis, un huracán de categoría 5 devastó el centro turístico costero mexicano Acapulco.
La joven ha estado acampando en el Paseo del Pescador en la Bahía de Acapulco buscando desesperadamente noticias de su familia después de que se perdieron en la tormenta récord que mató a casi 50 personas y destrozó sus medios de vida el miércoles pasado.
“Nosotros vamos a estar aquí hasta que encontremos a nuestros familiares”, dijo, escudriñando el horizonte en busca de señales de su madre María Hilaria Delgado, de 55 años, su hijo de cuatro años, Luis Alberto López, y sus hermanos Luis Sebastián Herrera, de nueve años, y Alejandro Marcelino Herrera, de 31 años.
Saravia es una de las docenas de personas que intentan localizar a sus seres queridos desde que Otis azotó Acapulco, cortando las comunicaciones y dejando incomunicada a la ciudad de casi 900,000 habitantes.
Las autoridades han ido restableciendo gradualmente el servicio eléctrico y telefónico, pero los alimentos, el agua y el dinero en efectivo aún escasean y miles de policías y soldados han sido desplegados para ayudar en los esfuerzos de recuperación en la ciudad más grande del estado de Guerrero.
Saravia dijo que tuvo noticias de su madre por última vez a las 11:40 de la noche del martes de la semana pasada, poco antes de que Otis llegara a Acapulco, volcando botes en el emblemático paseo marítimo de la ciudad y arrancando techos y revestimientos de casas, hoteles y otros negocios.
Su madre, su hermano menor y su hijo estaban con su padre, un pescador y marinero, en su barco, cuando llegó la tormenta, que hundió la embarcación, relató la joven.
“Dice que los tenía, pero la misma presión del agua y la fuerza del aire se los quitó”, añadió respecto a los comentario que le hizo su padre sobre el resto de los familiares.
Su hermano mayor, un capitán de barco, estaba en otra embarcación de la que no ha habido señales desde el huracán, dijo. Los familiares que están desaparecidos subieron a las naves porque tenían órdenes de sus jefes de cuidarlas, dijo Saravia.
“Es horrible esta sensación de no saber dónde están”, añadió con tristeza. “Tampoco hemos tenido apoyo de ninguna autoridad, del Gobierno, nada”.
Protección Civil de México, que depende de una instancia gubernamental, no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios.
Las autoridades dijeron que Otis fue el huracán más poderoso que jamás haya azotado la costa del Pacífico de México. La tormenta cobró fuerza con una ferocidad inusual, contraviniendo los pronósticos iniciales.
El presidente Andrés Manuel López Obrador dijo el fin de semana que México había tenido “suerte” de que el costo en vidas humanas no fuera mayor, y el miércoles lanzó un plan de rescate de 3,400 millones de dólares para Acapulco y otras poblaciones afectadas.
Aún así, el número de personas reportadas como desaparecidas ha ido aumentando constantemente y hasta ahora las autoridades han dado pocos detalles sobre los muertos y heridos en Acapulco.
El miércoles, el gobierno de Guerrero dijo que 58 personas estaban desaparecidas desde que llegó el huracán.
Saravia intenta mantener la esperanza de encontrar a su familia. “Espero volver a verlos pronto”, dijo.