El gato persa es un animal ideal para tenerlo como mascota ya que es uno de los más cariñosos, lee encanta la compañía y las caricias. También es muy perezoso, pasa mucho tiempo durmiendo y juega de manera tranquila. Además, se lleva muy bien con los niños siempre y cuando esté en un ambiente tranquilo.
A pesar de su nombre, que evoca el antiguo Imperio persa (actual Irán), el gato persa es anglosajón. Los primeros ejemplares descendían en efecto del angora turco, un felino de pelo largo procedente de Oriente Medio. Pero el persa que conocemos hoy, según el estándar de la raza, nació en Gran Bretaña a finales del siglo XIX. A lo largo de la historia este gato se ha asociado a la riqueza, lujo y realeza.
Esperanza de vida del gato persa
El gato persa tiene una esperanza de vida de 15 años aproximadamente debido a que no suelen padecer enfermedades con frecuencia. No obstante, pueden llegar a vivir hasta los 17 años con buenos cuidados. Vale aclarar que posee una salud frágil debido a su hocico achatado, por lo que pueden aparecer problemas respiratorios, incluidas inflamaciones de la nariz o la garganta.
El gato persa es un felino que requiere muchos cuidados. Es un animal que tiende mucho a lagrimear debido a que su nariz es muy chata. Por ello, es conveniente limpiarle los ojos una vez al día y así, evitar enfermedades oculares. Debes controlar su peso ya que al ser muy tranquilo, puede tener problemas de obesidad y de ese modo puedes prolongar su esperanza de vida.
El gato persa puede llegar a medir hasta 50 cm de largo y 30 centímetros de altura, con un peso que oscila entre los 3 y 7 kilos. Además, su pelaje puede alcanzar los 20 cm. Su nariz es chata y está ubicada muy cerca de los ojos. También suele exhibir diferentes tonalidades en su pelaje. Es posible encontrar un felino gris, blanco, azul, negro y cobrizo.