WASHINGTON (apro).– Tom Emmer, el número tres en el liderazgo republicano y representante federal por el estado de Minnesota, surgió como candidato entre sus correligionarios de partido para ocupar el puesto vacante de presidente de la Cámara de Representantes.
La elección del nuevo candidato al poderoso e importante puesto constitucional ocurrió tras una serie de votaciones secretas entre los republicanos y de entre otros ocho aspirantes al liderazgo republicano vacante desde hace unas semanas.
La revuelta y guerra civil entre los republicanos de la Cámara de Representantes podría llegar a su fin este miércoles, si Emmer logra conciliar las diferencias entre los moderados y ultra conservadores radicales correlacionados al expresidente Donald Trump.
Desde la renuncia de Kevin McCarthy a la presidencia de la Cámara de Representantes hace unas semanas, el Congreso federal de los Estados Unidos se encuentra hundido en una parálisis que tiene en vela al presidente Joe Biden, respecto al conflicto Israel-Palestina y Ucrania.
Los republicanos y acólitos de Trump, aunque son minoría; quieren instrumentar acciones de recortes extremos al proyecto presupuestal de Biden para financiar y subsidiar programas sociales, de educación, jubilaciones y medio ambiente.
El mes pasado la renuncia de McCarthy se dio luego de que en alianza con los demócratas del Capitolio permitió la aprobación en la Cámara Baja con sufragios de miembros del ala moderada, de un proyecto presupuestal que vence el 17 de noviembre y evitó el cierre del gobierno.
Tras varios intentos fallidos, primero Steve Scalise y después Jim Jordan, no lograron concentrar los 217 votos de los 221 republicanos que se requieren para ganar la presidencia de la Cámara de Representantes, y la situación se mantiene en el limbo.
La candidatura de Emmer será sometida a votación este miércoles o incluso posiblemente este mismo martes, con la premisa de que podría ser no electo en una primera, segunda, tercera o hasta cuarta ronda de conteo de sufragios entre los republicanos.
La minoría demócrata en la también llamada Cámara Baja que consiste en 214 curules de los 435 que la integran, se mantendrán al margen de la votación y su fallo será en contra de la candidatura de Emmer, por lo que el balón se encuentra del lado de la cancha de los republicanos.
Emmer debe negociar concesiones con los ultraconservadores trumpianos sobre los gastos para el gobierno federal, con la presión encima del próximo 17 de noviembre; día en el que se agotan los fondos para mantener a flote a las instituciones gubernamentales.
Carente de influencia y reconocimiento a nivel nacional, Emmer es posiblemente en este momento la opción más viable entre los republicanos para encontrar a su líder de la mayoría y para llenar la vacante de presidente de la Cámara de Representantes.
A Biden le urge que el Congreso federal funcione normalmente para poder enviar al Capitolio los paquetes de apoyo militar a Israel y económico a Palestina, en medio del conflicto que se vive en el Oriente Medio y tiene potencial de una escalada mayor a nivel regional.
También para Biden es urgente que se llene el puesto de presidente de la Cámara de Representantes porque sigue pendiente entre sus propuesta de asistencia internacional un nuevo paquete de ayuda militar a Ucrania para que siga defendiéndose de las escaladas bélicas de Rusia.
Constitucionalmente, el presidente o presidenta de la Cámara de Representantes, sin importar su afiliación política, ocupa el lugar número tres en la sucesión por circunstancias extraordinarias para encabezar el Poder Ejecutivo de los Estados Unidos.