En un futuro cercano, la vida de cada individuo podría estar marcada en su brazo por un reloj que indica el tiempo que le queda de existencia. Esta distinción temporal crea una sociedad dividida, donde los menos privilegiados apenas cuentan con unos pocos días, recargados como crédito. Mientras tanto, los más adinerados y tomadores de decisiones disfrutan de décadas que pueden “gastar” en lujos o acceso exclusivo a áreas verdes y azules privilegiadas. El tiempo se convierte literalmente en vida, llevando la expresión popular al extremo.
En el contexto real, la 28 Conferencia de las Partes (COP28) concluyó en Dubai el 12 de diciembre de 2023, marcando un hito crucial. Durante esta reunión, se logró el primer Balance Mundial para evaluar el progreso colectivo hacia los objetivos del Acuerdo de París. Los resultados buscaban potenciar los esfuerzos para eliminar progresiva y equitativamente los combustibles fósiles, respetar los derechos humanos, adoptar enfoques intersectoriales en las contribuciones nacionales y garantizar la participación pública en políticas climáticas.
En cuanto a la transición justa, desde la COP27 se estableció un programa que reconoce las oportunidades y retos para alcanzar la justicia social, ambiental y climática. La COP28 definió elementos clave para este proceso, involucrando la reestructuración de sistemas de producción y consumo para asegurar el derecho a la energía.
La adaptación basada en ecosistemas y la meta global de adaptación fueron destacadas en la COP28, enfatizando la necesidad de abordar simultáneamente la crisis climática y la pérdida de biodiversidad. Se resaltó la interconexión global de los ecosistemas y la importancia de fortalecer sinergias operativas entre los procesos políticos clave, en cada presentación que tengo siempre resalta que biodiversidad esta conectada a la lucha contra el cambio climático.
La COP28 abrió la puerta a nuevas iniciativas globales, incluyendo el apoyo a comunidades indígenas y locales en acciones de restauración y gestión de ecosistemas. Se anunció la creación de un programa de la ONU para fortalecer estas acciones, respaldado por el fondo de pérdidas y daños.
México, al unirse al G77+China, expresó su compromiso con la cooperación Sur-Sur para abordar el cambio climático y las asimetrías económicas. Además, México negocia en la coalición de Integridad Ambiental (EIG por sus siglas en inglés), donde países como Mónaco y Suiza también forman parte de esta coalición. Sin embargo, se señaló la falta de una posición clara y cumplimiento de las Contribuciones Determinadas a nivel Nacional (NDCs) por parte de México.
En su intervención, el representante de México reconoce la necesidad de reconstruir poblaciones afectadas y celebró la consolidación del Fondo para Pérdidas y Daños. Destacó la importancia del multilateralismo para construir un planeta sostenible y resiliente. Para los países latinoamericanos, la COP28 representa una oportunidad para mejorar las políticas climáticas, reconociendo que los resultados del balance global del Acuerdo de París servirán de base. Aquellos con más tiempo en sus relojes son responsables de tomar decisiones que afectarán o no a aquellos en riesgo de que su tiempo se agote por la crísis climática.
La acción es urgente y debe ser ahora.
*Abogada especialista en Derecho Ambiental