03
Jan
Como cada fin de año, una frase acompañó la segunda mitad de diciembre: el deseo de paz. Los abrazos, los brindis, los festejos, las cenas alrededor de los Nacimientos y los árboles de Navidad fueron, como cada cierre de año, sus símbolos. Desear la paz es hermoso: un movimiento afectivo –dice el diccionario de la RAE– hacia algo que se apetece” y es bueno; un anhelo y, por lo tanto una carencia. El verbo anhelar lo expresa en su etimología: “Respirar con dificultad”. Sólo se desea lo que no se tiene, lo que nos permitiría respirar libremente. Entre el deseo…