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May
CIUDAD DE MÉXICO (apro).-López Obrador se dice admirador de Gandhi. Por desgracia, nunca lo leyó. Lo poco que sabe de él le viene de oídas y se redujo a ciertas formas de la resistencia civil no-violenta que puso en práctica varias veces, desde el “Éxodo por la democracia” en 1991, hasta el “plantón” de la avenida Reforma en 2006, pasando por la toma de pozos petroleros de Tabasco en 1996. Parecía entonces haber entendido, al menos de manera intuitiva, la íntima relación entre medios y fines que era fundamental para el Mahatma: “Su mayor equivocación –escribió durante los procesos de…