27
Jan
La irrupción de Eduardo Verástegui Córdoba en el escenario político mexicano ha renovado el rostro de la ultraderecha para hacer cohabitar a los veteranos herederos de la Guerra Cristera y el sinarquismo, los discretos integrantes de órdenes y congregaciones de laicos, con los conspiranoicos antivacunas, anticambio climático, antiaborto, anti-LGBT, antiagenda 2030, antifeminismo e, inclusive, con un sector del empresariado más conservador. Si bien se trata de una presencia electoralmente modesta –apenas si consiguió un 14.47% del apoyo mínimo necesario para su registro ante el INE, equivalente a poco más de 139 mil firmas–, su misión es construir una nueva generación…