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Es poco probable que un adolescente esté enterado de quiénes son sus legisladores y de las iniciativas que discuten. Menos probable aún es que se tome la molestia de intentar presionarlos para incidir en sus decisiones. Sin embargo, eso es lo que ha ocurrido en Estados Unidos desde hace un par de semanas. En un hecho sin precedente, las oficinas de congresistas estadunidense se han inundado de llamadas de adolescentes alarmados. El reclamo fue uno y el mismo: exigir a los legisladores que voten contra un proyecto de ley que busca forzar a la empresa ByteDance a elegir entre vender…