“Somos los olvidados de siempre”: Tarámaris piden justicia social a AMLO en su visita a Sinaloa

“Somos los olvidados de siempre”: Tarámaris piden justicia social a AMLO en su visita a Sinaloa


CULIACÁN, Sin. (apro).– Adelaido no habla español, habla tarámari. Sin embargo, hace su voz sonar frente a la cámara de un celular. En su lengua explica el porqué está en Badiraguato. Quieren carretera, quieren medicina, quieren alimentos. Su pueblo, Cuitaboca, está en lo alto de la sierra de Sinaloa en donde comunidades indígenas tratan de sobrevivir, y año con año, los gobiernos hacen siempre las mismas promesas de subsanar esas carencias.

Pero han pasado más de ocho años desde la primera vez que bajaron a la ciudad. Era 2015 y el entonces gobernador Mario López Valdez les prometió cumplir sus demandas. Terminó lo que quedaba de su sexenio y la promesa no se logró.

Y cada temporada de lluvia y de sequía la historia se repite. Varados en la sierra sin poder ir ni venir, sin medicinas ni maestros, sin alimentos ni nada. Después llegó el período de Quirino Ordaz Coppel. No sucedió nada. Siguen con las mismas carencias de siempre.

Por eso fueron a Badiraguato. Ahí se apostaron con mantas y demandas. Una joven mujer sirve de intérprete de las palabras de Adelaido, uno de los veteranos del grupo de tarámaris.

“Señor gobernador, aquí nos dirigimos a usted para pedirle el apoyo con un tramo de carretera para un trecho que es muy difícil de transitar, ya que los carros difícilmente pueden subir. Lo necesitamos porque necesitamos que nos llegue alimento, incluso para bajar es intransitable para todos nosotros”.

El mensaje a Rubén Rocha Moya, gobernador de Sinaloa, el tercero al que le piden lo mismo de siempre, pretenden sea retomado por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Y es que se sienten huérfanos. El profesor José Román Rubio López, luchador social de la zona fue durante muchos años su portavoz. Fue asesinado en el municipio de Sinaloa en julio de 2021, ya no los acompaña en sus demandas.

Durante casi ocho años sus constantes viajes a la sierra eran para gestionar medicinas y atenciones médicas, sobre todo, pero también caravanas de ayuda humanitaria, desde clases bilingües para los pequeños tarámaris a víveres y enseres domésticos.

Pero llegar a Cuitaboca es casi imposible.

“Cuando se trata de enfermedades pues la verdad es un gran problema ya que hacemos más de ocho horas para llegar a Sinaloa de Leyva que es nuestra cabecera, entonces le pedimos su apoyo ya que queremos la facilidad para poder llegar hasta el lugar”, añadió la mujer en su demanda.

Y ahí están. Buscan la sombra de un tejabán y extienden su manta que con toda elocuencia explica la situación que impera en la comunidad serrana. Son los olvidados de siempre.





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