La vida adulta, con sus incontables responsabilidades y el constante ajetreo, es fácil caer en un estado poco agradable: la seriedad crónica. Este término no figura en los manuales de diagnóstico médico, pero como señala el experto Seth J. Gillihan en Psychology Today, es una “síndrome” con gran impacto en la sociedad actual. Se caracteriza por una ausencia notable de diversión, dificultades para sonreír o reír, y una preocupación abrumadora por la productividad.
Seth sostiene que la seriedad crónica se infiltra en nuestras vidas casi sin aviso y parece que es responsabilidad y compromiso, pero con el tiempo, esta actitud puede convertirse en un lastre que suprime la alegría y la espontaneidad. Quienes la experimentan pueden hallarse evitando sus pasatiempos favoritos, reduciendo el tiempo de calidad con amigos a meras actividades orientadas a tareas y perdiendo la capacidad de relajarse incluso en los momentos destinados al descanso.
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¿Cómo tratar la seriedad crónica?
Gillihan explica que la seriedad crónica puede ser abordada con estrategias efectivas que reinvitan a la alegría y la ligereza a nuestras vidas. Entre ellas, la autoobservación con humor sobre nuestra propia gravedad, reintroducir poco a poco actividades placenteras en nuestro día a día, y aprender a desconectar del perpetuo sentido del deber y la obligación, son pasos cruciales hacia la recuperación.
Es crucial entender que permitirse momentos de pura diversión y risas no solo es terapéutico sino esencial para nuestro bienestar general. El experto sostiene que la interacción con niños o incluso actividades tan sencillas como sentarse a observar el entorno o correr bajo la lluvia pueden ser poderosos antídotos contra la seriedad crónica.
La seriedad crónica afecta a todas las personas
Esta condición, aunque común en la mediana edad, no discrimina y puede afectar a cualquier adulto abrumado por las exigencias de la vida. Seth sostiene que importantes investigaciones sugieren que equilibrar las actividades divertidas con las obligaciones es clave para mantener una salud emocional buena.
Y concluye que si la seriedad crónica se apoderó de ti, es momento de tomar cartas en el asunto. Reírse de uno mismo, incorporar gradualmente la diversión en la rutina diaria y permitirse desconectar del mundo de preocupaciones son pasos vitales, eso sí, no descartes la orientación profesional con un psicólogo, si crees que la necesitas, acude cuanto antes.