El 8 de abril quedará registrado en la memoria de los mexicanos como el día que vieron uno de los fenómenos astronómicos más impactantes de su vida. El poderoso eclipse total de sol deslumbró la vista de millones de mexicanos en el territorio nacional donde pudo ser apreciado en su totalidad, sin embargo, para quienes no pudieron verlo en vivo, verlo desde alguna pantalla fue igual de magnífico. La emoción fue tal que algunas personas rompieron en llanto y experimentaron una sensación extraña que los hizo sentirse melancólicos.
Los fenómenos astronómicos son sin duda eventos naturales que impactan la vida de los seres humanos al ser seres de la naturaleza, pero cuando somos testigos de un suceso que veremos solo un par de veces en nuestra vida, contemplar este evento puede hacernos sentir una mezcla de emociones nostálgicas o sin descripción que llegan hasta el llanto, pero ¿a qué se debe?
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¿Por qué los eclipses nos hacen llorar?
Durante el eclipse se experimentan fuertes estallidos de emociones y sensaciones de asombro, nos hace entrar en un estado emocional de curiosidad y de conexión no solo con la naturaleza, con las personas. Según National Geographic, estudios han demostrado la relación entre el asombro y la curiosidad -cuanto más asombro sentían las personas durante el evento, más curiosidad y conexión sentían hacia los demás-
De acuerdo con la explicación de Dacher Keltner director de Greater Good Science Center de la Universidad de California en Estados Unidos y autor de Awe: The New Science of Everyday Wonder “Asombro: la nueva ciencia del asombro cotidiano” para National Geographic Latinoamérica, ver un eclipse nos conmueve demasiado porque estamos en presencia de algo inmenso que trasciende nuestra comprensión del mundo.
Aumenta la reflexión y la introspección al ver el eclipse
La psicóloga clínica y cazadora de eclipses Kate Russo señala que un fenómeno de esta naturaleza no es solo para astrónomos, es un acontecimiento humano y no le hace falta a las personas saber algo sobre eclipses para sentir una absoluta sensación de asombro. A su vez, indica que en su trabajo como investigadora, encontró que el asombro tiene distintas fases del eclipse. Después de que sucede, las ondas cerebrales de alta amplitud y baja frecuencia indican un aumento de la introspección, algo que también ocurre en otras experiencias profundas o que invitan a la reflexión.
La experta indica para el mismo medio que hay diversas formas de encontrar el asombro en las pequeñas maravillas cotidianas, como captar la luz del Sol filtrándose entre los árboles, o en lo que Keltner denomina “belleza moral”. Keltner simplemente lo traduce como “El asombro nos recuerda que no estamos solos” y por eso nuestras emociones llegan a un tope máximo que nos quedamos sin palabras y desbordamos en llanto.