La rutina nocturna para la mayoría de las personas es más o menos la misma: cenar algo ligero, distraerse un rato viendo una película, platicando o leyendo, y después intentar dormir para seguir adelante al día siguiente.
Sin embargo, la forma en la que distribuimos el tiempo entre el fin de la última comida del día y la hora de dormir podría ser la respuesta a por qué no podemos conciliar el sueño tan rápido como desearíamos.
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Estudios realizados por la Universidad de Cambridge, Inglaterra, revelan que la hora elegida para cenar no solo puede afectar la cantidad de horas que se duerme, sino el descanso que puedes obtener de ellas.
Aún más. Según una investigación realizada por la Universidad de Sydney, Australia, elegir un buen periodo entre la cena y la hora de dormir podría incluso reducir el tiempo que se necesita para quedarse dormido, mejorando el descanso.
Menos tiempo, peor sueño
De acuerdo con la investigación británica, aquellas personas que eligen cenar e inmediatamente irse a la cama suelen dormir más, aunque ese sueño no siempre es de buena calidad.
“Existe evidencia que comer o beber menos de una hora antes de dormir podría tener un impacto negativo en la continuidad del sueño, aunque incrementa la cantidad de tiempo que permaneces dormido.
“Estos descubrimientos sugieren que quienes eligen comer o beber más temprano, entre 4 a 6 horas antes de dormir, incrementa la cantidad de sueño óptimo de las personas”, señala la investigación.
Los estudios australianos parecen avalar los resultados, aunque ellos sugieren un intervalo mínimo de tres horas entre la cena y el comienzo del periodo de descanso como el tiempo ideal.
Otros factores que afectan el sueño
La investigación dirigida por la Universidad de Sydney añadió factores como el sobrepeso o el tabaquismo como posibles causas de un descanso poco reparador, lo cual se suma a comer poco tiempo antes de dormir.
“Parece que los individuos con obesidad se despiertan con más frecuencia en la noche en comparación con quienes tienen un peso bajo, mientras que las personas con peso normal o ligeramente alto tienen resultados similares.
“Los fumadores parece que tienen más problemas para conciliar el sueño que aquellos que no fuman, aunque no existe evidencia de que despierten más durante la noche, puesto que los resultados son similares”, detalla.
Sorprendentemente, la cantidad de café o alcohol que las personas que participaron en el estudio parece afectar la calidad o duración del sueño que fue registrada por los científicos que realizaron el análisis.