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Este fin de semana, un nuevo estudio de la revista Science reveló que las organizaciones criminales del narcotráfico son el quinto grupo que más genera empleo en México.
Solo por debajo de Femsa (321,000); Walmart (231,000); Manpower (203,000) y América Móvil (181,000), los cárteles del narcotráfico son generadores de alrededor de 175,000 empleos, incluso más que empresas como Pemex, Bimbo, Oxxo y Coppel.
La investigación realizada por Gian María Campedelli y Alejandro Hope en 2022, fue efectuada gracias al cruce de datos de asesinatos, desapariciones y encarcelamientos entre los años 2012 y 2022.
Estos resultados no son más que una evidencia de la grave crisis que se vive actualmente por las malas estrategias en los sexenios de Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador.
Siguiendo el patrón de la investigación, se puede inferir que los cárteles de la droga reclutan a unas 350 personas por semana, con un ritmo al alza, considerando que también se pierden alrededor de 200 vidas semanales derivadas de las guerras internas, entre grupos rivales y fuerzas federales.
Considerando que, si los cárteles mantienen este ritmo de reclutamiento, para 2027, las organizaciones criminales crecerían un 25% pero también habría un 40% más de muertes en el país.
Por grupo delictivo, se detalla que el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cártel de Sinaloa, son los máximos generadores de trabajo (entre voluntario y forzado), con 185,000 y 160,000 personas, que representan el 17.9 y 8.9%, respectivamente. En tercer lugar aparece la Nueva Familia Michoacana, que cuenta con 6.2% de los miembros.
Además, el alcance de los cárteles tiene ya una influencia que alcanza a Estados Unidos, América Latina, la Unión Europea y zonas de Asia.
“Estos implican su presencia en una amplia gama de actividades ilegales más allá del tráfico de drogas, el deterioro de los derechos humanos y el debilitamiento de la estabilidad institucional a través de extensos actos de violencia”, dice la publicación.
Es un hecho comprobado que las estrategias establecidas por los últimos 3 gobiernos han resultado un rotundo fracaso. Desde que Felipe Calderón anunció la guerra contra el narco, sacando al Ejército a las calles y nombrando como súper secretario todopoderoso a Genaro García Luna, empleado y operador del Cártel de Sinaloa. Pasando por Enrique Peña Nieto y su inacción, reafirmando su ineptitud con las fugas, capturas y recapturas de personajes como Joaquín “El Chapo” Guzmán y actualmente con Andrés Manuel López Obrador, más preocupado por echarle la culpa a los gobiernos pasados, reiterando la falaz idea de atacar el problema desde las causas y pasando a la historia con la mediocre frase de “abrazos, no balazos”.
Hoy por hoy, México enfrenta uno de los desafíos más apremiantes de su historia. La inseguridad, la impunidad y la libertad para operar por parte del crimen organizado, teniendo incluso zonas totalmente ocupadas, esto representa un gran problema que amenaza la paz del país.
Al gran problema que representa la presencia del crimen organizado, se suma el actual momento de preocupación por el creciente aumento de la migración, ya que, de las miles de personas que llegan diariamente a nuestro país, un gran porcentaje son reclutados (por las buenas o las malas) y pasan a las filas de estos grupos.
El crimen organizado no es solo el narcotráfico. Está formado por 22 delitos. De hecho, la extorsión, el secuestro y el tráfico de personas, son los delitos que más han aumentado y que generan mayores ingresos.
Parece una frase hecha y repetitiva, pero ante este panorama, es necesario tomar medidas urgentes para abordar la inseguridad, con un enfoque integral (que si sirva), abordando las causas del problema y fortaleciendo las instituciones de seguridad y justicia, no empoderando al Ejército a lo tonto y peleando con el Poder Judicial porque no obedece la voluntad de una sola persona.
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