El exministro de Seguridad Pública de Panamá, José Raúl Mulino, obtuvo el domingo la victoria en una elección presidencial marcada por su antiguo jefe, el exmandatario condenado por corrupción Ricardo Martinelli, quien apoyó su candidatura a pesar de estar asilado en la embajada de Nicaragua.
Mulino era uno de los favoritos para ganar la presidencia del istmo después de que reemplazó a Martinelli en la boleta electoral cuando al popular expresidente se le prohibió postularse debido a una condena por lavado de dinero.
“¡Misión cumplida, carajo!”, dijo Mulino a sus seguidores entre vítores y aplausos. “A Ricardo Martinelli, amigo, misión cumplida también”, agregó.
Detalló que su gobierno sería pro inversión y pro negocios y agregó que el país centroamericano honraría sus deudas, pero también prometió no olvidarse de los pobres.
“Me comprometo con el país a establecer un gobierno de unidad nacional lo antes posible (…) porque todos los panameños tenemos que sumar esfuerzos para poder avanzar en la agenda nacional”, dijo Mulino tras recibir una videollamada del árbitro electoral confirmando su triunfo.
En una extraña campaña electoral, Martinelli jugó un papel clave para conseguir apoyo para Mulino desde la embajada de Nicaragua en la capital de Panamá, donde solicitó asilo. Muchos votantes vieron a Mulino como un representante de Martinelli, aunque sus opositores lo llamaron un títere del expresidente.
Nicaragua concedió asilo a Martinelli, pero las autoridades panameñas le impidieron salir del país. Mulino visitó a Martinelli en la embajada luego de emitir su voto el domingo.
Con el 95.5% de los votos escrutados, Mulino, abogado y diplomático derechista de 64 años que fue ministro de Martinelli en dos oportunidades, cosechaba el 34.38% de las preferencias. Le seguía con el 24.93%, Ricardo Lombana, un abogado de 50 años que fue cónsul en Estados Unidos durante el gobierno de Martín Torrijos (2004-2009).
En su cuenta de X, Martinelli celebró los resultados y cargó contra los aspirantes perdedores:
–A chillar compa que tas cojido. La arrogancia y la prepotencia se pagan en este mundo.
ESCENARIO COMPLEJO
Además de la presidencia, se renovaron cientos de cargos públicos incluidos los 71 curules de la Asamblea Nacional, donde ningún grupo tendrá una mayoría arrolladora.
Mulino, que asumirá el 1 de julio para un período de cinco años, enfrentará una tarea de enormes proporciones para reparar las crecientes divisiones sociales y recuperar la fe de un electorado harto de la corrupción política.
El 77% de los poco más de tres millones de panameños habilitados para votar habría acudido a las urnas, la asistencia más alta desde hace dos décadas.
Mulino, quien fue ministro de Gobierno y Justicia y de Seguridad Pública durante el mandato de Martinelli (2009-2014) y canciller en la década de 1990, se comprometió ante los votantes a recuperar la bonanza económica y los altos niveles de creación de empleo que caracterizaron al país durante el gobierno de Martinelli.
Además, prometió un programa de rehabilitación de carreteras, la construcción de un tren hasta la frontera con Costa Rica y, entre otras cosas, alcanzar el mayor salario mínimo de Latinoamérica, aunque eso suponga duplicar el que ahora tiene Panamá, de unos 340 dólares.
“Si bien impulsaremos un gobierno pro inversión, pro empresa privada, no nos podemos olvidar de los que tienen hambre, de los que quieren un empleo y los que necesitan agua potable en el país todos los días”, dijo Mulino ante sus seguidores.
En un hotel en el centro de Ciudad de Panamá, decenas de simpatizantes del ganadorcelebraron bailando, ondeando banderas y gritando consignas a favor de su candidato.
“La victoria de Mulino es excelente. La confianza del pueblo estaba con Mulino”, dijo Hayde Gonzales, una trabajadora del sector salud de 46 años, quien llegó desde la provincia Colón, al norte del país para celebrar el triunfo.
“Sabemos que ahora como presidente puede arreglar el país, habrá más seguridad y una recuperación de la economía”, agregó.
El próximo gobierno tendrá que lidiar con un sistema de fondos de pensiones en problemas, altos niveles de deuda pública y la pérdida de ingresos por el cierre de la mina, que representaba alrededor del 5% del producto interno bruto (PIB).
La corrupción se ha convertido en un tema candente para los votantes. Los medios locales han informado recientemente sobre lucrativos préstamos estudiantiles y becas otorgadas a hijos de políticos y familias adineradas de alto perfil.
Después de que un récord de 520,000 migrantes cruzaron en 2023 la peligrosa jungla que conecta Panamá y Colombia, conocida como el Tapón del Darién, la migración también estuvo en la mente de los votantes.
Mulino prometió cerrar el Darién, que durante los últimos años se ha convertido en un masivo corredor migratorio donde operan numerosas mafias y organizaciones criminales.
“Vamos a cerrar Darién y vamos a repatriar a todas estas personas como corresponde, respetando los derechos humanos”, dijo recientemente, sin aclarar cómo clausurará la ruta.
La próxima administración también heredará los problemas que enfrenta el Canal de Panamá, cuyos ingresos cayeron después de que se vio obligado a cortar los cruces de barcos debido a una prolongada sequía. (Reuters).