Por Jorge Alcocer V.
Si atiendo a los análisis de Tirios y Troyanos, el año que entra la madre de todas las elecciones no será la presidencial, sino la del Poder Legislativo.
Conocida es la pretensión del presidente López Obrador de que la alianza oficialista (Morena/PT/PVEM) obtenga, el primer domingo de junio venidero, un resultado que le otorgue el número de diputados y senadores para disfrutar de la mayoría calificada necesaria para reformar la Constitución, designar ministros de la Corte y magistrados electorales, así como integrantes de organismos autónomos. Con esa mayoría en su haber, al menos durante tres años (2024-2027) la aprobación del presupuesto de ingresos y gastos federales estaría garantizada, al igual que la de todas las reformas o nuevas leyes que les resulten necesarias para su afán de remodelar el país al gusto de la 4T y perpetuarse en el poder.
Para las oposiciones el resultado en las dos Cámaras del Congreso de la Unión definirá algo elemental: su posibilidad de seguir existiendo, al menos como contrapeso y contención al absolutismo presidencialista en el mes final de su mandato formal (septiembre de 2024) y en los años siguientes, para evitar el segundo maximato, a casi un siglo del primero que ejerció Plutarco Elías Calles, hasta que el presidente Lázaro Cárdenas le puso el alto y lo sacó del país.
Me llama la atención el poco o nulo interés que en la opinión pública despiertan los procesos de selección de quienes serán candidatos a las curules y los escaños federales, así como de los aspirantes a ocupar una curul en los congresos locales, de los que se dice que ni en sus casas los conocen. El interés de los medios está en la “precampaña” de las dos candidatas presidenciales que no buscan ser lo que ya son, sino lograr la atención de una ciudadanía tempranamente saturada de banalidades electoreras.
De pronto despiertan interés las actividades de quienes ya son candidatos a las gubernaturas de 8 estados, y en la CDMX a la jefatura de gobierno. En cada una de esas entidades la ciudadanía se divierte o fastidia con las ocurrencias de los competidores de ambas alianzas, que tienen como regla general arrimarse al árbol de su candidata presidencial para que les preste un poco de la popularidad de que por sí mismos carecen. Hay excepciones, que se cuentan con los dedos de una mano.
En la renovación de las cámaras federales la novedad es la reelección inmediata para senadores. En San Lázaro tendremos la segunda tanda de reelectos, lo que hará que algunos diputados lleguen a acumular 9 años continuos en el cargo, y los senadores que alcancen la relección, al concluir habrá sido los primeros que en un siglo estuvieron 12 años continuos en el escaño.
Según las notas de prensa, 471 de los 500 diputados y alrededor de 90 de los 128 senadores han notificado al INE su intención de reelegirse. Como no existe prohibición legal, los plurinominales, quieren repetir la vía, y no pocos de los que llegaron por mayoría, ahora buscan un lugar en la lista plurinominal. Algunos que fueron electos por mayoría quieren relegirse en un distrito electoral diferente, y al parecer hay senadores que quieren cambiar de estado.