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Un nuevo frente se abre para México gracias a una disputa entre el presidente de Estados Unidos, Joe Biden y el gobernador de Texas, Greg Abbott. La migración es la clave.
Desde hace varias semanas, ambos políticos se han enfrascado en un conflicto por el manejo de la política migratoria, lo que ha provocado una semi ‘guerra fría’ entre autoridades estatales y federales, después de que el gobierno de Texas decidiera de forma unilateral tomar el control de la frontera que hasta ese momento tenía la Patrulla Fronteriza.
Por decisión del gobernador Abbott, se ordenó cercar un tramo de 4 km con alambre de púas en un tramo del río Bravo donde se ubica el parque Shelby e Eagle Pass. Esta situación originó que el Departamento de Justicia denunciara al gobierno texano ante la Corte Suprema, que, tras analizar la demanda, otorgó la razón al gobierno federal. La respuesta de Abbott fue rechazar la resolución de la Corte.
El gobernador de Texas argumenta que Biden rompió el pacto entre los gobiernos estatales y federal y dijo que estaba defendiendo de una “invasión” de migrantes.
Hasta el momento, 25 estados han mostrado su apoyo público a la decisión de Abbott y enviaron parte de sus tropas a Texas.
Además de la colocación de la alambrada de púas, la Guardia Nacional recibió la orden de impedir que la Patrulla Fronteriza retire ese cerco, generando tensión entre las propias fuerzas armadas estadounidenses.
Diversos analistas consideran que esta crisis jamás había ocurrido, al menos a esta escala donde las fuerzas armadas están en tensión en el propio suelo estadounidense.
¿Y en esta ecuación donde entra México?
Evidentemente, México es una pieza clave en este rompecabezas. Además de ser el territorio de paso de la migración propia y de centro y Sudamérica, se coloca como factor económico de primera importancia.
De acuerdo con la plataforma de análisis Latinometrics, el comercio entre México y Texas fue superior a los 286,000 millones de dólares en 2022 y ese estado fronterizo es el mayor socio comercial de nuestro país, superando el intercambio de continentes enteros como Europa y Asia.
Texas tiene una población de alrededor de 30 millones de habitantes con 115,000 soldados en sus filas y un PIB per cápita de 65,000 dólares.
Solo para dimensionar su poder económico, aporta el 9% del PIB total de Estados Unidos y es el centro de la producción petrolera del país y el tercero a nivel mundial, solo por debajo de Rusia y Arabia Saudita.
Si Texas fuera un país independiente y con su Producto Interno Bruto de 1.8 billones de dólares, sería la 12ª economía del mundo por encima de naciones como Corea del Sur, Brasil, Australia, Rusia y España.
México es el principal socio comercial y el principal comprador de las exportaciones de Texas y desee hace décadas han desarrollado de forma conjunta cadenas de suministro en sectores estratégicos como automotriz, electrónico, hidrocarburos, entre otros, que permiten a Norteamérica competir exitosamente con el resto del mundo.
El valor del comercio de bienes texanos con México supera los 250,000 mdd y más de 450,000 empleos dependen del comercio con nuestro país.
Entre las exportaciones de Texas hacia México están: aceites de petróleo refinado, circuitos integrados, partes para máquinas de oficina, autopartes, computadoras, motores diesel, interruptores eléctricos, entre otros, mientras que las importaciones de Texas desde México son: computadoras, petróleo crudo, cable aislado, autopartes, teléfonos, televisiones, camiones, autos, tractores y máquinas de aire acondicionado, y muchos más.
Todo este intercambio que favorece principalmente al sector manufacturero es pieza clave para las empresas en proceso de migrar sus operaciones fuera del continente asiático y que ven a nuestro país como un destino ideal.
De acuerdo con datos del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), el modelo de negocios basado en relocalización de inversiones y comercio (nearshoring), impulsará las actividades comerciales en Norteamérica y la cercanía con Texas ocupa el primer lugar en las tendencias de comercio nacional.
Las inversiones y el costo de la mano de obra serán elementos vitales para impulsar las tendencias de comercio con socios estadounidenses y con empresas globales interesadas en instalarse fuera de Asia.
Mientras esto ocurre y crecen las tensiones entre Abbott y Biden, varios congresistas, políticos y activistas republicanos, buscan revivir el proyecto presentado en marzo del año pasado de Bryan Slaton, miembro de la Cámara de Representantes local, donde convocó a votar para que Texas se independizara de Estados Unidos.
“La Constitución de Texas es clara respecto a que todo el poder político reside en su gente. Tras décadas de abuso continuo hacia nuestros derechos y libertades por el gobierno federal, es hora de que los habitantes de Texas alcen la voz”, dijo Slaton hace un año.
De aprobarse dicha propuesta, conocida como “Texit”, se establecería un comité para investigar qué tan factible es la separación, así como presentar planes potenciales para conseguirlo.
No sabemos que pueda ocurrir en los próximos meses de cara a las elecciones en ese país, sin embargo, respaldo de muchos de los estados, los tiene y potencial económico para lograrlo, también.
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