Verónica Razo Casales, quien fue privada de su libertad por más de 12 años acusada de secuestro y liberada el pasado 3 de enero, aseguró que le ha sido difícil ver cómo el tiempo avanzó y se ha perdido de muchas cosas, incluso de la vida de sus hijos.
“Ha sido muy difícil ver cómo ha avanzado el tiempo y me he perdido de muchas cosas. No tengo cómo, estos doce años y medio, de recuperar mi vida, la vida de mis hijos que me he perdido, ¿cómo se le hace a eso?”, informó en Aristegui En Vivo.
Verónica Razo fue detenida el 9 de junio de 2011 en la Ciudad de México por agentes vestidos de civil pertenecientes a la extinta Policía Federal, quienes, en el momento de la detención, no presentaron órdenes judiciales ni se identificaron. El incidente ocurrió mientras Verónica caminaba cerca de su domicilio en compañía de su madre y sus dos hijos.
En el mismo día, su hermano Erick también fue detenido por las mismas autoridades. Ambos fueron presentados, junto con otras ocho personas, como presuntos miembros de una banda de secuestradores, ante la entonces Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), que inició la averiguación previa PGR/SIEDO/UEIS/048/2011.
Recientemente, el 3 de enero, Verónica Razo fue absuelta de todos los cargos en su contra y puesta en libertad debido a la insuficiencia de pruebas en su contra. Durante el tiempo que estuvo recluida fue víctima de tortura y violencia hacia sus derechos humanos.
Este 5 de enero, Razo cuestionó que los tribunales digan que no pasa nada y que ahora sí ya la pueden absolver, después de tanto tiempo, pese a que las autoridades habían tenido todas las pruebas en su poder para darle su liberar.
“Ha habido momentos en los que llegué y dije, ‘ya no puedo más con esto’, pero tenía mis fortalezas aquí afuera que me detenían y me decían que ‘siguiera adelante’, pero muchas veces llegué a decir, ‘ya no puedo con esto, cómo es posible que tengan a la luz todo, que tengan documentos oficiales, que tengan todas las pruebas para salir de este lugar y me tengan aquí todavía’”.
Narró que incluso el día que la liberaron firmó las actas requeridas a la 1:00 horas, por lo que sus familiares estaban afuera esperándola desde temprano, sin embargo, ella salió hasta las 19:30 horas porque no llegaba un documento.
“Hasta el último momento me lo han hecho tan difícil, tan largo, tan pesado, cada minuto se hacen horas, siglos allá adentro, y dices ‘hasta cuándo va a terminar esto’ y gracias a Dios para mí se terminó esta novela de pesadilla porque no lo puedo llamar de otra manera”.
Por otro lado, aseguró que al momento de dejar el Cefereso 16, ubicado en Morelos, tras ser respaldada por la Defensoría Pública, sus compañeras lloraron, pues le dijeron que su liberación es una luz de esperanza de que ellas también puedan salir de la cárcel y que las autoridades vean las violaciones en sus casos.
“Defensoría pública tiene ahorita una gran incidencia en ese lugar y yo se los agradezco, porque le están dando esperanza a las que se quedaron allá”, agregó.
Por su parte, Ruth Zenteno, directora de Investigación de la Unidad de Litigio Estratégico en Derechos Humanos del Instituto Federal de Defensoría Pública, aseguró que Razo es una sobreviviente a los actos de tortura y violencia que vivió estando internada.
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