Más allá del trámite | David Ordaz

Más allá del trámite | David Ordaz

[ad_1]

LO BUENO. Sucedió lo inevitable. Claudia Sheinbaum resultó ganadora en la elección presidencial y será la primera mujer presidenta de México.

En una votación copiosa (aunque no mayor a la de 2018), millones de mexicanos salieron a las calles a ejercer su derecho y a elegir a quien va a gobernar este país los próximos seis años.

En diciembre del año pasado escribimos en este mismo espacio: ‘Claudia ya ganó’, donde explicamos que la candidata oficial y su partido daban muestras de unidad y cohesión, mientras la aspirante opositora Xóchitl Gálvez, estaba cooptada por tres partidos políticos mediocres y resquebrajados al igual que sus “líderes”.

“Claudia ya ganó porque la oposición no supo hacerle frente a un animal político como Andrés Manuel López Obrador, quien, desde la máxima tribuna del país, movió los hilos correctos para imponer a su candidata, provocó (y quitó de en medio) a quien aspiraba (y podría) gobernar la capital”, escribimos en ese momento.

Con una victoria que, de acuerdo a las tendencias, resultó mayor que la obtenida por López Obrador en 2018, esta elección refrendó la victoria del partido en el poder, gracias a una estrategia sencilla, seguir el guion oficial, mantenerse en la zona de confort, replicando cuando convenía y callando cuando se necesitaba.

Es más que evidente que Claudia carece de la simpatía y el carisma que su antecesor, pero también es evidente que es infinitamente más preparada y con una visión mucho más amplia.

Es claro que el aparato funcionó y el partido-coalición que le arropó, hizo su trabajo, movilizando a las bases y desplegando recursos de todo tipo a fin de lograr el objetivo.

LO MALO. Del otro lado, el denominado Frente Amplio, jamás entendió su propósito y la ambición de sus dirigentes provocó que no hubiera oposición.

Xóchitl, esa candidata que comenzó sobrada, respondona, echada para adelante, retadora e incluso graciosa, se desdibujó hasta en los debates donde tuvo la gran oportunidad de acorralar a su rival. Creyó que decir palabrotas y usar frases predecibles era suficiente en una campaña, pero lo cierto es que no supo capitalizar los errores que cometieron desde Palacio Nacional, donde realmente se llevaba la campaña oficial.

No es un secreto que a López Obrador le salió la jugada de tres bandas. Provocó a Xóchitl para que se subiera a la contienda presidencial y ella mordiera el anzuelo, lo que marcó su destino político. La candidata de oposición, tuvo una batalla contra muchos frentes y sus principales rivales fueron Alejandro Moreno, Marko Cortés y Jesús Zambrano, tres buitres carroñeros de la política que la vieron como botín político para beneficiarse entre ellos y a los intereses que representan.

LO FEO. Después de casi 6 años de ver y escuchar a López Obrador, no es difícil prever como leerá esta victoria. Bajo el entendido que todo es él, primero él, después él y al final él, este resultado será una validación a su terrible gobierno, a sus provocaciones y victimizaciones cada vez que le conviene. Será una validación de un estilo personal casi esquizofrénico de gobernar.

En diciembre del año pasado escribimos: “la luz al final del túnel está en la sociedad civil organizada cuando deje de ser súbdita y empiece a ser ciudadana. Se acerca otra oportunidad cuando estén frente a una urna y una boleta para no darle todo a una sola candidata o partido”.

Hoy, esa ciudadanía le reiteró su confianza a Morena y además de darle 7 gubernaturas, entre ellas la Ciudad de México, le dio numéricamente la mayoría calificada en el Poder Legislativo, con lo cual, podrá hacer reformas constitucionales y tener un poder casi ilimitado.

Al menos en el papel, parece que hoy, el único contrapeso sería el Poder Judicial.

Hace unos días, los periodistas y conductores del programa Tercer Grado de Televisa, se vieron envueltos en una serie de críticas por el tratamiento editorial que realizaron en entrevistas por separado con las candidatas presidenciales Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum.

Las críticas versaban sobre la forma en que abordaron sus cuestionamientos en temas de coyuntura. Con Xóchitl -decían las opiniones- fueron muy incisivos, incluso agresivos y la pusieron en aprietos en algunos momentos, mientras que, con Claudia, se mostraron dóciles, condescendientes y hasta “agachones”.

A qué nivel fueron las críticas, que incluso tuvieron que abrir un bloque especial en el programa habitual de los miércoles para ‘explicar’ porqué actuaron de tal o cual forma, lo cual, (en este mundo de sospechosísimo) genera aún más suspicacia sobre su forma de conducirse.

Lo que anoche hizo Televisa fue un refrendo de ello. No habían pasado ni dos horas del cierre de casillas y anunciaron sus proyecciones dando la victoria de Sheinbaum y lo repitieron una y otra vez. Las narrativas.

Después de mesas y mesas de análisis, estiraron la transmisión y tras el anuncio oficial de Guadalupe Taddei, presidenta del INE, enviaron a una de sus conductoras ‘estelares’ para que la hoy presidenta electa les diera la primera aparición-entrevista, antes de dirigirse al país.

Parece que la “transformación” de la que tanto habla Andrés Manuel López Obrador, también llegó a los medios de comunicación, pues a pesar de que todos los días vocifere desde su púlpito en Palacio Nacional, que él es la víctima de todo, que nadie lo apoya, ni se habla bien de su gobierno y que es casi casi un mártir del poder mediático, lo cierto es que actualmente, los medios están cooptados por muchos intereses, por temor a represalias o simplemente por acomodarse a otros seis años de ese movimiento político.

En estos mismos días, se han dado a conocer salidas de comunicadores como Javier Risco y Verónica Méndez de W Radio, Denise Maerker de Radio Fórmula, que se unen a la salida hace algunos meses de Azucena Uresti de Milenio Tv, periodistas ‘estelares’ en sus espacios noticiosos.

Parecerá una lectura arriesgada, pero desde este espacio mantenemos la idea de que Claudia está en su papel de decir lo que Andrés y su movimiento quiere escuchar. Así fue su campaña. Para aquellos que sostienen que es una calca, esa fue su carta y lo supo jugar. Ganó.

Llegará el 1 de octubre cuando tome posesión y con el poder en sus manos, ya no jugará ese papel y podrá sacar su verdadero yo.

Lo dijimos antes y lo reiteramos hoy. No importa quien de las 2 llegara, por si mismo eso ya era una victoria para el país. Lo más importante es que López Obrador se vaya.

Del lado mediático será interesante ver el tratamiento que harán los medios y seguramente nos enteraremos de más reacomodos en los medios de comunicación y comunicadores o directivos.

Una de las muchas, muchas tragedias de este sexenio fue ver y escuchar a un señor resentido y vengativo que desde su programa de variedades bautizado como ‘la mañanera’, se dedicó a difamar, evidenciar, criticar, humillar y dizque informar, con el falso argumento de que todos lo atacan y ese es su único foro para defenderse.

“No es a partir de lo que a ustedes (los medios) les conviene. Ustedes no van a poner la agenda (…) no hay objetividad, no hay profesionalismo, es una prensa tendenciosa, vendida, alquilada, al servicio de los corruptos, entonces porque les vamos a hacer el caldo gordo a ustedes”, dijo en alguno de sus shows tempraneros.

Crucemos los dedos para que la próxima presidenta tenga un mucho mejor manejo de la comunicación y por otro lado, los medios se quiten la mala práctica de ser acomodaticios y regresen a su esencia de informar a toda costa, dando foro a todas las voces. Solo así habrá una sociedad más y mejor informada, con la capacidad de tomar más y mejores decisiones.

Démosle el privilegio de la duda.

[ad_2]

Source link