Mariazel se ha convertido en una de las figuras más queridas en el espectáculo mexicano y es que la conductora con raíces México-españolas se ha ganado el cariño del público con su gran personalidad y talento para hacer de los deportes algo divertido. Sin embargo, parece ser que no todas las personas están de acuerdo con ello, pues recientemente dio a conocer mensajes de acoso que recibió por parte de un hombre.
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Mariazel denuncia acoso a través de redes sociales
Si bien, la famosa siempre se muestra activa en sus redes sociales, nunca se ha visto envuelta en ninguna polémica por lo que estos mensajes de odio la tomaron por sorpresa, demostrando que muchos hombres realmente desprecian a las mujeres sólo por existir. Fue a través de una historia en su cuenta de Instagram que la conductora evidenció las amenazas hecas por el usuario Adrián Badillo, quien dejó salir una serie de insultos en contra de Mariazel y su familia.
En los mensajes, que fueron censurados por la conductora, Adrián Badillo hace referencia a su sexualidad y afirma que “ya no vale nada”; por si esto no fuera poco, el agresor continúa con sus mensajes e involucra al bebé que ahora se gesta en su vientre. En su publicación, Mariazel expresó su descontento y preocupación, revelando cómo estas interacciones negativas la han llevado a considerar retirarse temporalmente de las redes sociales para proteger su bienestar y el de su familia, pero también hace énfasis en que “los buenos somos más”, usando su alcance para visibilizar el acoso al que se enfrentan las mujeres diariamente.
El acoso en línea es un problema creciente que afecta a numerosas figuras públicas, resaltando la vulnerabilidad que enfrentan ante la exposición constante en plataformas digitales. La situación de Mariazel subraya la importancia de abordar y combatir esta forma de hostigamiento para asegurar un entorno seguro para las usuarias de redes sociales. Hasta el momento, la conductora no ha dado más declaraciones al respecto.
¿Los mensajes en redes sociales son considerados acoso?
De acuerdo con expertas, los mensajes en redes sociales definitivamente pueden ser considerados como acoso, ya que las dinámicas de poder y género se manifiestan en todos los aspectos de la sociedad, incluido el espacio digital. Las mujeres a menudo experimentan formas de acoso en línea que no solo son persistentes y malintencionadas, sino que también están imbuidas de sexismo, misoginia, y a veces amenazas de violencia sexual.
El acoso en redes sociales a menudo refleja y perpetúa las desigualdades de género existentes, y puede tener efectos devastadores en la participación de las mujeres y minorías de género en espacios en línea. Esto puede limitar su libertad de expresión y acceso a información, además de tener repercusiones en su vida profesional y personal debido al estrés y el miedo generados.
Desde este enfoque, el activismo feminista ha impulsado el reconocimiento del acoso en línea como una extensión de la violencia de género y ha abogado por políticas más robustas y efectivas tanto en las plataformas de redes sociales como en la legislación, para proteger a las víctimas y responsabilizar a los agresores. Esto incluye la promoción de un ambiente en línea más seguro y la educación sobre el respeto y la equidad de género en todos los ámbitos de interacción.
¿Las figuras públicas están obligadas a soportar el acoso y comentarios negativos?
Según expertas en el tema, está claro que las figuras públicas, al igual que cualquier otra persona, no están obligadas a soportar el acoso o comentarios negativos. El hecho de que alguien tenga una visibilidad pública no le quita el derecho a un trato respetuoso y a la protección contra el abuso y la idea de que las figuras públicas deben aceptar el acoso como parte de su “trabajo” es problemática y refuerza normas sociales que desvalorizan la dignidad individual, especialmente en el caso de las mujeres.
Es así como distintas activistas abogan por un cambio en la cultura de la comunicación y en las normas sociales que a menudo justifican o minimizan el acoso contra figuras públicas, considerando que deben “aguantarlo” simplemente porque han elegido una carrera pública. Este enfoque ignora el impacto real del acoso en la salud mental y el bienestar de las personas, y perpetúa un ambiente en el que los comportamientos abusivos se normalizan y perpetúan.