Qué malos son para comunicar en este gobierno, empezando por Andrés Manuel López Obrador. Llevamos cinco años repitiendo la terrible “estrategia” que ha adoptado esta administración para “informar” o hacer frente a lo que califican como campañas en su contra.
A pesar de contar con la conferencia mañanera, la máxima tribuna informativa y convertirla en el horario estelar de los ataques, discursos, anuncios, instrucciones, etc, etc. López Obrador ha perdido grandes oportunidades para gobernar y solo la ha utilizado para mantener y posicionar su narrativa de buenos y malos, de estás conmigo o contra mí, de los transformadores y los adversarios.
Lo ha hecho en innumerables ocasiones, una muy importante fue el tratamiento de la pandemia y sus múltiples frases e ideas mezquinas que lo muestran tal y como es: insensible y soberbio, vengativo y mentiroso y siempre con la enorme capacidad de echarle la culpa a los demás y jamás reconocer sus errores (que son demasiados).
Ahora le tocó a Acapulco. Un huracán categoría 5, alertado por Estados Unidos como potencialmente peligroso que causó el peor desastre natural en uno de los tres puertos turísticos mexicanos más conocidos en el mundo y que al momento, (según cifras oficiales, que no las reales) suma más de 40 muertos.
Pese a la alerta previa y ante miles de críticas, López Obrador toma su micrófono y dice que mandó un tuit tres horas antes de que llegara el fenómeno natural, o sea, que sí avisaron. Es cierto que la terrible gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado avisó que se acercaba el huracán, pero de tomar las cosas en serio, no hubiera estado un día antes en Palacio Nacional, tomándose fotos con sus amigos gobernadores de Morena al llamado presidencial donde siempre va a echar porras.
Bajo su acostumbrada retórica de “yo voy a ras de tierra para estar cerca del pueblo y ver los daños de primera mano”, López Obrador comunicó terriblemente mal cuando se quedó atascado en 3 diferentes vehículos y generó un vacío informativo donde nadie supo a ciencia cierta si llegó a Acapulco y como regresó tan rápido a la Ciudad de México si supuestamente no se podrían usar helicópteros y aeronaves.
No sabe comunicar porque en sus dos videos, uno de 19 y otro de 24 minutos solo han servido para guasa y difícilmente ayudan a conocer más de la tragedia. En el primero se lanzó contra los medios, leyó groserías y volvió a criticar a todos aquellos que no se cuadran a la versión oficial.
Este gobierno y su cabeza no saben comunicar a pesar de contar con todos los canales y programas del Sistema Público de Radiodifusión controlados por Jenaro Villamil y de contar con granjas de bots y dizque influencers y youtubers, manejados por Jesús Ramírez, quien, en el momento máximo de la devastación, vio como gran oportunidad publicar qué tan buena es la popularidad de su jefe.
Mientras tanto, miles de personas dan testimonio del abandono por parte de autoridades federales, estatales y municipales y a cinco días del devastador huracán, siguen sin comida, agua y lo básico para enfrentar la idea de que quedaron sin nada.
Es cierto que fuerzas militares, trabajadores de CFE y de compañías privadas han hecho una labor titánica para limpiar y dar los primeros pasos para levantar un estado prácticamente en ruinas. Es cierto que medio gabinete está en Acapulco y que han anunciado acciones para enfrentar la tragedia, pero también es cierto que, al hablar, López Obrador malinforma, no comunica. Solo mete ruido, genera encono, polariza, estorba.