Las candidaturas de Morena | Artículo

Las candidaturas de Morena | Artículo

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Por Rogelio Muñiz Toledo

“Fue un proceso ordenado, democrático, de altura de miras”
Andrés Manuel López Obrador *

La selección de las candidaturas de Morena para las nueve entidades federativas en las que se elegirá al titular del poder ejecutivo local en 2024 resultó como lo planeó el presidente López Obrador. La dirigencia nacional del partido logró conducir el proceso con éxito, de acuerdo las directrices dictadas desde Palacio Nacional.

Solo en seis de esas nueve entidades los gobiernos actuales emanaron de Morena y sus aliados: Chiapas, Ciudad de México, Morelos, Puebla, Tabasco y Veracruz. Al menos tres de ellos con muy malos o pésimos resultados. En Guanajuato y Yucatán los gobernadores fueron postulados por el PAN y en Jalisco el gobernador ganó bajo las siglas de Movimiento Ciudadano.

Presidente Andrés Manuel López Obrador

Un primer dato para destacar es que en ninguna de las entidades federativas que gobierna Morena los titulares de los poderes ejecutivos locales pudieron influir en forma decisiva en la definición de las candidaturas.

Incluso en los casos de la Ciudad de México y de Morelos, donde había aspirantes claramente impulsados por quienes gobiernan la entidad, la estrategia del presidente de la república tuvo un peso más importante que la de la ex Jefa de Gobierno, quien hizo todo lo posible por imponer a su ex secretario de seguridad ciudadana como candidato, y la del gobernador, quien impulsó a quien quedó en segundo lugar en las encuestas y no a la ahora candidata, a pesar de que ella fue parte de sus gabinetes en la presidencia municipal de Cuernavaca y el gobierno del estado.

No obstante que Claudia Sheinbaum es la virtual candidata de Morena a la presidencia de la república, su intervención en la definición de la candidatura en la Ciudad de México no fue decisiva, como resulta evidente al no haber logrado imponer a su delfín. Aunque ya no es formalmente la titular del poder ejecutivo local, Sheinbaum ejerce un maximato en la Ciudad de México con un Jefe de Gobierno sustituto maniatado y subordinado a ella. A pesar de eso, ni ella ni Martí Batres definieron la candidatura, por más que resulte evidente la preferencia de este último por Clara Brugada.

Un segundo dato relevante -para el presidente López Obrador y para Morena- es que se evitaron las rupturas. En Puebla, el diputado Ignacio Mier que se había inconformado con el resultado que favoreció a Alejandro Armenta, muy rápido aceptó ir como candidato al Senado y se desactivó el riesgo de ruptura para Morena en las elecciones locales de 2024. Los reclamos del diputado Antonio Pérez en Jalisco son exclusivamente anecdóticos, basta con ver la mayoría de las notas periodísticas en las que lo que destaca es que se trata del “papá de Checo Pérez”. Por su irrelevancia política no representa riesgo alguno para la unidad de Morena en el estado.

Alejandro Armenta

La única excepción en cuanto a la ruptura de la unidad en Morena fue el caso de la senadora Lucía Meza, en Morelos. Dos días antes de que se dieran a conocer las candidaturas de Morena renunció al partido -debido a que fue injustificadamente excluida del proceso de selección de la candidatura- y anunció que será la candidata del Frente Amplio, integrado por el PAN, el PRI y el PRD. Ruptura anunciada -y que en sentido estricto no es producto del proceso sino de la intervención del gobernador Cuauhtémoc Blanco para impedirle participar en Morena, como lo ha señalado la propia senadora Meza- pero que no por eso deja de ser un riesgo para el objetivo de Morena: conservar la gubernatura.

Un tercer dato que revela el control del proceso por parte del presidente López Obrador, es que las precandidaturas claramente impulsadas o avaladas por él, en virtud de que las y los aspirantes provenían del gabinete legal y ampliado o de su cercanía política con él, resultaron ganadoras: la exsecretaria de Energía, Rocío Nahle, en Veracruz; el exsecretario de Bienestar y exdirector de Fonatur, Javier May, en Tabasco; la exdirectora de la Lotería Nacional, Margarita González, en Morelos; y el exdelegado del Gobierno Federal para los programas de desarrollo social en Yucatán, Joaquín Díaz, en este estado.

Rocío Nahle

El caso de Clara Brugada puede inscribirse en la categoría señalada en el párrafo anterior, pero requiere un análisis aparte porque obedeció no solo a una decisión presidencial sino a una respuesta a un proceso político inédito de reivindicación de una candidatura con un sólido apoyo dentro del partido frente a la pretensión de imponer a un aspirante que -con sobrada razón- era visto como un advenedizo cuyo único “mérito” era ser el delfín de Claudia Sheinbaum.

Otro aspecto que destaca del resultado del proceso es que las nueve candidaturas fueron para actores con trayectoria política en la entidad y militancia en Morena. Salvo Margarita González, las y los ocho restantes han sido legisladoras o legisladores federales y/o locales en sus estados. Y con excepción de Rocío Nahle y Alma Alcaraz, las y los siete restantes han formado parte de los gobiernos estatales y/o municipales en su entidad.

El componente local en el trabajo político de las y los aspirantes -relevante en términos de competitividad- contrasta con el hecho de que hacer política en la capital de la república fue decisivo en la mayoría de las designaciones. Tres formaron parte del gabinete legal y ampliado del presidente de la república y dos son senadores y presidieron el Senado de la República.

Clara Brugada

En todos los casos quienes obtuvieron las candidaturas eran militantes de Morena al momento de inscribirse en el proceso -aunque Claudia Delgadillo de Jalisco es diputada federal por el PVEM, milita en Morena- pero todos, salvo Rocío Nahle, militaron en otros partidos antes de formar parte de Morena, lo cual es explicable por los orígenes de este partido. Dos militaron en el PAN, dos en el PRI, uno en el PVEM y tres en el PRD. Rocío Nahle no militó en el PRD, pero fue candidata a diputada federal por la coalición del PRD/PT/MC en 2012.

Un dato final: tres de las candidatas no nacieron en el estado al que aspiran gobernar; aunque solo en el caso de Rocío Nahle -que nació en Zacatecas- hay serios cuestionamientos sobre el cumplimiento de los requisitos que establece la constitución de Veracruz para gobernar el estado. Alma Alcaraz es oriunda de Jalisco e hizo carrera política en Sinaloa, pero tiene residencia por más de 8 años en Guanajuato. Margarita González nació en la Ciudad de México, pero ha residido toda su vida en Morelos. Ambas cumplen con creces el requisito de residencia que señalan las constituciones de sus estados.

En conclusión, el método de encuestas para definir las candidaturas de mayor importancia después de la presidencial, en 2024, resultó exitoso para Morena. Los señalamientos de que se trata de simples dedazos del presidente López Obrador no parecen tener sustento. Si bien el presidente logró colocar a quienes impulsó, todas y todos los candidatos tienen trabajo político en su entidad; dato que es importante para garantizar la competitividad de las candidaturas.

En relación con el señalamiento de que las encuestas son hechas a modo para imponer a quienes decide el presidente de la república, creo que es un tema que debe analizarse con mayor objetividad. En primer lugar, es importante considerar que en este ejercicio participaron encuestadoras con una probidad fuera de toda duda y que sus resultados fueron coincidentes con los de las encuestas que levantó Morena. Además, si los resultados de las encuestas son “dictados” en Palacio Nacional, ¿por qué no le confeccionaron a Rocío Nahle un resultado que le diera una clara ventaja sobre su más cercano competidor? ¿Por qué no colocaron a Clara Brugada como ganadora de la encuesta para no tener que recurrir a la paridad de género vinculada al criterio de mayor competitividad para poder declarar que sería la candidata?

Javier May

Parece que la explicación de cómo el presidente López Obrador ha logrado llevar a sus precandidatas y precandidatos a la candidatura no hay que buscarla en la supuesta manipulación de las encuestas, sino en el impulso que desde el gobierno se les da a quienes quiere que obtengan la candidatura y al apoyo que desde las estructuras del partido se les proporciona al ser los favoritos del presidente de la república.

Si las oposiciones se creen como algo cierto e irrefutable su discurso para descalificar el método de las encuestas para definir las candidaturas en Morena -que por cierto también ellos han comenzado a usar- y no asumen que lo que puede ser útil políticamente para descalificar a su contrincante puede no serlo al analizar objetivamente los niveles de conocimiento, las preferencias y la competitividad de las candidaturas de Morena, podrían llevarse una sorpresa incluso en los tres estados que actualmente gobiernan.

* Andrés Manuel López Obrador es presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos

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