La joven que acusa a Dani Alves de agresión sexual ratificó ante el tribunal que el futbolista la violó en un baño de la discoteca Sutton de Barcelona y su temor a no ser creída si denunciaba, una versión que apuntalaron sus dos amigas.
En la sección 21ª de la Audiencia de Barcelona inició el lunes el juicio contra jugador brasileño, acusado de violar a una joven de 23 años en el minúsculo baño de un reservado de la discoteca Sutton de Barcelona al que la invitó a bailar junto a dos amigas suyas en diciembre de 2022, caso por el que la Fiscalía le pide nueve años de cárcel y doce la acusación particular, ejercida por la víctima.
La defensa del futbolista, que pide su absolución porque niega la violación aunque plantea embriaguez y reparación del daño como atenuantes, trató sin éxito de impedir que se iniciara la vista, al plantear a la sala que se han vulnerado los derechos del acusado por el “juicio paralelo” a que se ha visto sometido y porque la policía lo investigó “a sus espaldas” durante semanas.
Unas alegaciones que el tribunal rechazó, tras descartar cualquier “anomalía” en el derecho de defensa del procesado, aunque sí accedió a la petición de su abogada, Inés Guardiola, de que el futbolista declare al final del juicio, una vez lo hagan testigos y peritos y conozca todos los elementos de prueba en su contra.
De esa forma, la primera en testificar en el juicio -que está previsto que se prolongue hasta este miércoles- fue la víctima, en un interrogatorio de poco más de una hora, el único a puerta cerrada y entre extremas medidas para proteger su identidad y evitar su confrontación visual con Alves.
En su declaración, explicaron fuentes jurídicas, mantuvo ante la Audiencia de Barcelona el relato que ha sostenido a lo largo de la instrucción de la causa: que Alves la agredió sexualmente, con violencia y una actitud despectiva, tras apremiarla a entrar con él en el estrecho baño del reservado de la discoteca Sutton.
Y también reiteró, como ya hizo en instrucción, sus reticencias iniciales a presentar denuncia contra el futbolista, convencida de que nadie la iba a “creer”.
La versión de la víctima, que según las fuentes mantuvo la compostura durante el interrogatorio pese a que en ocasiones no pudo evitar los sollozos, fue corroborada por las dos jóvenes que la acompañaban en el Sutton la noche del 30 de diciembre de 2022, quienes declararon también entre lágrimas.
Las testigos, una amiga y una prima de la víctima, detallaron que, ya desde las presentaciones, Alves las toqueteó con actitud “babosa” hasta hacerlas sentir “incómodas”, aunque no se imaginaron que aquello pudiera derivar en una violación.
Según ambas testigos, las tres chicas accedieron a entrar en el reservado en el que estaba Alves con un amigo después de que este las invitara en dos ocasiones, a través de un camarero, a tomarse una copa con ellos en esa zona VIP de la discoteca Sutton, que cuenta con un pequeño baño privado.
Ambas señalaron que vieron que el futbolista entraba por la puerta que daba al baño -desconocían que era un baño-, que su amiga lo hacía instantes después y que al cuarto de hora salió Alves y, dos minutos más tarde, la víctima, con “mala cara” y urgiendo a sus acompañantes a marcharse a casa.
Según las amigas, la joven lloraba “desconsolada” y contaba que el futbolista le había hecho “mucho daño”, pero inicialmente se resistía a denunciarlo mientras repetía: “Solo quiero irme a casa, no me van a creer”.
Los días posteriores a los hechos, agregaron, la joven permanecía en ‘shock’, todavía sin querer denunciar, y actualmente sigue sufriendo ansiedad, apenas sale de casa, se siente observada y ha perdido la “alegría” que la caracterizaba, ya que se vuelve obsesiva “con todo”.
La abogada de Alves dirigió su interrogatorio a desacreditar el testimonio de las dos amigas, a quienes preguntó si el acusado y la joven estuvieron bailando “muy juntos” antes de entrar en el baño, si se sonreían y si su actitud era de coqueteo, unas cuestiones que planteó sin ningún tipo de cortapisas por parte del tribunal y que las testigos respondieron con evasivas.
Tras su testimonio, declaró un mesero que atendió a Alves y a las tres jóvenes en el reservado en el que se encontraban, quien reiteró o ante el tribunal que el amigo del futbolista le pidió, con un simple “gesto”, que las invitara a tomar unas copas, oferta que primero rechazaron, para acabar aceptando después.
Tanto este como otro de los meseros que atendían a Alves, cliente habitual de los reservados de Sutton, negaron que el futbolista se comportara como si estuviera bajo los efectos del alcohol, una circunstancia que esgrime su defensa para beneficiarse de una atenuante que le permitiría rebajar su eventual condena.
Por su parte, el portero de la discoteca testificó que la víctima le dijo que había tenido un problema “con alguien importante” y detalló que Alves, al salir del recinto, pasó a muy poca distancia de la víctima y sus dos amigas, mirando de frente, sin saludarlas.
El juicio al exjugador del Barcelona proseguirá este martes por la tarde con la declaración de una veintena de testigos, entre ellos la esposa del futbolista, la modelo Joana Sanz, personal de la discoteca y los policías catalanes que investigaron el caso.
(Con información de EFE)