La defensa por los derechos

La defensa por los derechos

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El 75 aniversario de la Declaración Universal sobre los Derechos Humanos (DUDH) nos lleva a recordar el largo camino recorrido. En un momento en el que enfrentamos al menos dos guerras en el mundo, múltiples conflictos armados internos, graves estragos del cambio climático y donde los gobiernos autoritarios continúan avanzando, pensar en la Declaración nos recuerda por qué vale la pena seguir luchando.

El texto señala que todos somos humanos, con los mismos derechos y debe ser nuestra esencia humana la base para construir, por lo cual es un error que nos hagan pensar que las ideologías nos deben separar. Las etiquetas de conservadores y liberales, de izquierda y de derecha, y otras tantas, son una trampa mental que utilizan los autoritarios para clasificar, polarizar, y dividir. Son una muestra de su intolerancia. Un pensamiento y un mundo “dualista” solo genera conflictos, se centra en lo que divide y no en lo que une.

Respetar al ser humano, como lo señala la Declaración, es respetar su territorio, sus recursos naturales y su derecho a defenderlos. Nuestros pueblos indígenas no requieren nuestro paternalismo colonialista, sino la vigencia de sus derechos. Las personas migrantes tienen derecho a transitar libremente, a migrar sin violencia y a elegir para vivir el país y el lugar donde se sientan seguras. Es una invitación a desmantelar los pactos migratorios mortales y construir puentes humanos de solidaridad.

Al hablar la Declaración sobre nuestro derecho a la seguridad, implica vivir sin violencia. En un país como el nuestro, esto pasa por recuperar nuestros territorios tomados por el crimen organizado coludido con las autoridades; es poder recorrer México a cualquier hora sin miedo, sin pensar si estamos en “territorio zeta”, “golfo”, o de cualquier otra denominación; es garantizar que quienes tienen que salir de su comunidad a buscar trabajo en la ciudad, puedan regresar sin pensar que en los caminos les van a quitar lo poco que han podido ganar en trabajos con salarios de miseria.

La Declaración pone en el centro la dignidad y la seguridad de las personas; para un país con más de 110 mil personas desaparecidas implica erradicar esta práctica, buscarles, identificar sus restos y que pare la indolencia y la tortura institucional por parte de las comisiones de atención a víctimas y las fiscalías. También implica erradicar las nuevas formas de esclavitud, donde las personas mas vulneradas se han vuelto una mercancía.

El derecho a la justicia que enmarca la Declaración nos recuerda que debemos recuperar nuestras fiscalías atrapadas en la corrupción, cómplices de la impunidad; tener un poder judicial que nos defienda, que no esté tomado por ningún tipo de intereses. Que las instituciones nos pertenecen y no podemos permitir que sigan al servicio del poder.

En medio de un gobierno espía, la Declaración resalta el derecho a nuestra privacidad, a comunicarnos sin temor de que somos vigilados; garantizar que la maquinaria punitiva no se va a aplicar en contra de quien disiente, investiga, informa o reta al poder.

Siendo México uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo, la defensa por la libertad de opinión y de expresión se vuelve aún mas relevante para la defensa de nuestros derechos, pero también para la defensa de nuestra democracia. A los autoritarios y al crimen organizado les molesta la libertad de expresión y el periodismo independiente se vuelve su principal enemigo. Ninguna autoridad puede utilizar el micrófono ni el espacio que le da el poder público para atacar a periodistas, personas defensoras de derechos humanos o víctimas. Frente al avance de los autoritarismos, la libertad de expresión y la defensa de los derechos humanos es crucial.

Una democracia sólo existe si se respetan todos los derechos que están consagrados en la Declaración, sin no se manipulan los sistemas electorales y se mantienen los equilibrios en el poder. La historia de América Latina está marcada por diferentes momentos donde ha sido crucial la defensa de los derechos humanos. En este 75 aniversario de la Declaración Universal, recordemos que estos derechos son nuestros y que es nuestra tarea defenderlos.

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