¿Cómo ha sobrevivido el movimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en los 30 años que han pasado desde que declaró la guerra al gobierno mexicano? ¿Existen los zapatistas? ¿Qué han hecho? ¿Qué ha cambiado? ¿Qué proponen ahora?
A la comunidad Dolores Hidalgo, ubicada en el municipio de Ocosingo, en la zona de las cañadas, llegaron periodistas de varios países y medios de comunicación, esperando ver un despliegue espectacular y un discurso extraordinario, del movimiento armado indígena que reta a los gobiernos de México y del mundo.
Encontraron a gente sencilla, sobre todo a miles de jóvenes, mujeres y hombres, algunos con uniforme café y verde, que siguen llevando por armas -como lo hicieron el primero de enero de 1994- dos palos de madera. Encontraron que, en vez de un despliegue militarizado, marcharon al ritmo de la música de cumbias.
Encontraron por escenario una gran explanada de tierra, algunas galeras de madera acondicionadas como dormitorios colectivos, como cocina, como centro de salud. Y por discurso político escucharon las palabras llanas, primero en tseltal y luego en español, que sobre todo invitaban a ver los signos de la realidad resultado del sistema económico que imponen los gobiernos del mundo.
Algunos periodistas se fueron decepcionados de haber tenido que desplazarse cientos de kilómetros hasta este lugar, de los caminos rústicos, de las casas de madera, de la gente sencilla y pacífica que una guerra armada posiblemente la perdería en pocas horas.
Acá no hay tanques de guerra, no hay instalaciones militarizadas, no hay búnkers; tampoco están los elementos que el modelo de desarrollo capitalista impone como parámetros deseables, y que básicamente marcan lo que se considera pobreza o riqueza.
Acá no hay autos de lujo, no hay casas de dos o más pisos, ni siquiera hay propiedad privada y esa es la apuesta: no vivir de acuerdo con el sistema de desarrollo capitalista que se ha impuesto desde hace cinco siglos en todo el mundo, que impone la acumulación de bienes, el trabajo individual, y que ha dejado a millones de personas sin tierra para alimentarse, migrando; además de ecosistemas devastados.
Entonces, si a las preguntas de cuántos son y cuáles son sus logros se responde con los parámetros que impone el sistema de desarrollo capitalista, la respuesta es que son pocos, siguen siendo pobres y no tienen capacidad de ganar una guerra armada.
Pero si la pregunta es cómo siendo “pobres y pocos” han sobrevivido 30 años, y cómo siguen siendo la referencia que atrae a periodistas de todo el mundo, a intelectuales de todo el mundo -también presentes en la celebración del 30 aniversario- a activistas de todo el mundo -igualmente asistentes en la celebración-; es porque los pueblos zapatistas decidieron vivir en la construcción de una manera no-capitalista, en un proceso que ha tenido altibajos, inconsistencias, incongruencias, y que se sigue trabajando en lo político y en la vida cotidiana.
La celebración del 30 aniversario se hizo en la tierra recuperada de lo que ahora se conoce como Dolores Hidalgo, una tierra arrebatada en 1994 a los finqueros que por siglos se enriquecieron de la explotación de los pueblos originarios, donde los abuelos, bisabuelos y tatarabuelos de los jóvenes hoy presentes, vivían en situación de semiesclavitud.
En la celebración hubo comida colectiva que no necesito ser pagada, aunque para quienes aún querían más alimento, había comedores donde podían comprar algo extra. La carne de reses que se sirvió fueron criadas en comunidad, eran de todos y todas y se compartieron con las personas invitadas.
En el programa político-cultural que durará hasta el 2 de enero, todas las personas participaron; hubo obras de teatro, canciones, muestras de pinturas, y en todas ellas explicaron que el capitalismo ha dejado en las comunidades despojos y violencias.
En una obra de teatro jóvenes representaron esas violencias, la más reciente la del crimen organizado que impacta sus comunidades y sobre la que denuncian la complicidad de las instituciones del estado con estos grupos.
Representaron también la destrucción y despojo de sus territorios por proyectos como el tren transístmico, el tren maya, la extracción minera.
Plantearon, mediante obras de teatro, su propio proceso desde su creación como EZLN, en 1983; el alzamiento armado de 1994 y, su apuesta a la construcción de nuevas formas de vida y de autogobierno, y su apuesta por el trabajo comunal como columna del colectivo que sigue en proceso de construcción.
Casi a la medianoche, a cargo del subcomandante y vocero del movimiento, Moisés, se hizo un pronunciamiento que partió recordando a las las madres y los padres buscadoras de personas desaparecidas, a las miles de desaparecidas por la violencia; a las presas políticas y presos políticos, a las personas asesinadas.
Abajo del templete que sirvió como escenario, colocaron un altar donde estaban las fotografías de la Comadanta Ramona, del comandante Pedro y de cada zapatista caído durante estos años.
“Nuestros abuelos los que lucharon hace más de 500 años también no están. Nuestros compañeros caídos que ya cumplieron su deber. Aquí estamos aquí hoy no para recordar su caída de estos compañeros de hace 40 años de hace 30 años, aquí estamos aquí compañeros compañeras zapatistas, para que lo tengamos presente el deber, porque fue un deber a esos compañeros y a esas compañeras”, dijo el vocero del movimiento.
Moisés interpeló a los análisis y críticas que desde algunos sectores académicos han hecho al movimiento zapatista. “No necesitamos que nos vengan a dar explicación o clase o taller político de cómo está el sistema. Tan sencillo y simplemente se ve cómo está el sistema capitalista (…) Para qué queremos entonces darnos clase de eso, simplemente es ver”.
Planteó que ante este escenario, la apuesta del EZLN para los próximos años, la construcción comunitaria, “son dos cosas lo que está aquí: la propiedad debe de ser del pueblo y común y el pueblo se tiene que gobernarse en sí mismo”.
“El pueblo es el que tiene que saber gobernarse compañeros, compañeras zapatistas. Eso es lo que demostramos hace 30 años (…) lo tenemos que hacerlo en la práctica, no tenemos manual, no tenemos libro”.
“No hay libro que lo vamos a encontrar en donde podemos encontrar esto el libro es el que ustedes mostraron acá de nuestros bisabuelos y de nuestros tatarabuelos ese es el libro común”.
Moisés explicó que están en proceso constante de compartir ideas “a ver cuál la más mejor para la vida”. Lo que sí ya es un hecho -dijo- en la práctica, “quién trabaja come, quien no trabaja que coma su billete y que comas su moneda, a ver si con eso se satisface su necesidad de hambre.
Adelantó que en los años que vienen trabajarán en el fortalecimiento de la “comunalidad”, que no es lo mismo que propiedad colectiva, sino se trata de la no-propiedad, “pero para eso se necesita organización, hacer en los hechos”.
Explicó que en el proceso en el que se encuentran no necesita el uso de las armas, pero que si son agredidos los pueblos zapatistas, “nos vamos a defender”. “Vamos a seguir ese camino y nos vamos a defender. No necesitamos matar a los soldados y a los malos gobiernos, pero si vienen, nos vamos a defender.
“Es lo que vamos a estar haciendo a lo largo de estos años. El pueblo manda y el gobierno obedece, los medios de producción son en común y es el pueblo el que lo va a ver. Muchas gracias, es todo nuestra palabra.
En los días previos a la celebración, el EZLN explicó a través de varios comunicados que como parte de los procesos de reestructuración, desaparecía a las Juntas de Buen Gobierno que operaban de forma regional, que creaban nuevos Gobiernos Autónomos Locales (GAL) que tienen capacidad de decisión sobre sus alianzas con otros pueblos, incluso con no-zapatistas, y que en estos gobiernos locales también estaba la decisión de implementar acciones de defensa contra las amenazas, entre ellas las de los grupos del crimen organizado.