En la etapa reproductiva, las hormonas como los estrógenos y progesterona inducen el desarrollo de características sexuales secundarias como el crecimiento de los senos, la aparición de vello corporal y el inicio del ciclo menstrual.
Pero los cambios en las mujeres no solamente influyen en su crecimiento, también se relacionan con la aparición de diferentes condiciones ginecológicas, señala el Dr. Miguel Chaya Hajj, ginecólogo obstetra del Centro Médico ABC.
Dos de estas condiciones son la aparición de miomas uterinos y de pólipos endometriales, que son dos tipos diferentes de tumoraciones benignas. Pueden desarrollarse en la edad reproductiva debido a que ambas dependen del crecimiento del aporte hormonal, especialmente del estrógeno.
¿Cuál es la diferencia entre miomas y pólipos?
Miomas
Los miomas uterinos son tumoraciones benignas que se desarrollan a partir del tejido muscular del útero. Se presentan en una de cada cuatro mujeres, por lo cual es una situación extremadamente común y particularmente frecuente entre los 30 y 40 años.
En términos generales, se clasifican de tres formas, en función a su área anatómica:
- Submucosos: cercanos a la cavidad endometrial.
- Intramurales: dentro del cuerpo uterino.
- Subserosos: crecen hacia afuera del útero.
También se pueden presentar en el área cervical, comunal o intraligamentoso corporal. Por otra parte, también se pueden clasificar de acuerdo a su diámetro.
La mayoría de los casos son asintomáticos, señala el Dr. Chaya, esto quiere decir que la mujer no notará nada. Pero si se desarrollan síntomas, estos suelen ser sangrado menstrual abundante, dolor abdominal, compresión de órganos vecinos como el recto o la vejiga y, en ocasiones más graves, infertilidad.
Por lo general, cuando la persona no muestra señales, los miomas se suelen diagnosticar mediante el ultrasonido que se realiza en el chequeo anual.
Pólipos
Son crecimientos benignos que se originan siempre en el área del endometrio, es decir, la capa interna del útero y se componen de tejido glandular.
Se presentan en una de cada cuatro mujeres y constituyen la principal causa de sangrado uterino anormal. En general, los síntomas suelen ser los mismos que en los miomas uterinos y también pueden ser asintomáticos, por este motivo, hasta que el médico especialista realice la revisión por ultrasonido, se puede llegar a un diagnóstico diferencial entre miomas y pólipos.
Los pólipos, en función de su composición pueden ser glandulares, fibroglandulares o fibrosos.
También existen las versiones malignas o cancerosas de ambos, aunque es raro de que se desarrollen. Los miomas uterinos malignos son conocidos como leiomiosarcoma mientras que a los pólipos uterinos malignos se les conoce como carcinoma endometrial.
Es importante estar conscientes de que, en la gran mayoría de los casos, los miomas y pólipos uterinos son benignos y no representan un riesgo para la salud de la mujer, aunque sí se deben analizar.
¿En qué momento es relevante el chequeo médico?
El Dr. Chaya señala que por la frecuencia asintomática, la mayoría de las ocasiones la detección ocurre en las revisiones ginecológicas rutinarias.
Si la mujer tiene sangrado abundante durante la menstruación o entre sus periodos, dolor pélvico o la sensación de una masa o cuerpo extraño a nivel abdominal, siempre se debe buscar atención con un médico ginecólogo obstetra para conocer la causa de esto.
Una vez que se ha llegado al diagnóstico de la presencia de miomas o pólipos por parte del especialista, existen diferentes líneas de acción, las cuales se elegirán en función de las características particulares de cada paciente.
El primer paso es determinar la edad de la mujer. Posteriormente, si la condición detectada es un mioma o un pólipo, es importante conocer e identificar su tamaño, ubicación, cantidad y síntomas. Igual de importante es conocer el deseo de la paciente de embarazarse o no. Con la información reunida, entre el médico y la paciente, se decidirá el proceso a seguir.
Aunque existe la posibilidad de recurrir a tratamientos farmacológicos para bloquear el aporte hormonal, esta opción suele ser poco exitosa; otra opción de tratamiento es el proceso de embolización que consiste en bloquear el suministro de sangre al mioma, aunque al provocar la muerte del mioma, puede desencadenar complicaciones en la persona.
Debido a esto, la mejor opción de tratamiento es la cirugía, que cuenta con tres variantes:
- Cirugía abierta: también conocida como miomectomía abdominal, es un procedimiento quirúrgico que se emplea especialmente para tratar miomas grandes o múltiples, que no pueden ser eliminados por otros métodos. También es un procedimiento que permite tratar miomas que han causado alguna deformidad significativa en el útero de la paciente.
- Laparoscopia: técnica quirúrgica mínimamente invasiva que se emplea principalmente para tratar miomas de tamaño mediano o pequeño; al ser una opción menos invasiva, también es menor el tiempo de recuperación.
- Histeroscopia: otra técnica quirúrgica mínimamente invasiva que se utiliza al tratar miomas submucosos, los cuales se encuentran exclusivamente dentro de la cavidad uterina.
Con respecto a los pólipos, al ser tumoraciones que solo se originan en el interior del útero, su forma de tratamiento es la histeroscopia.
Los miomas, los pólipos y el embarazo
Al hablar de la fertilidad de una mujer, los miomas y los pólipos, aunque estos últimos en menor frecuencia, pueden tener un impacto significativo en el curso del embarazo, indica el Dr. Chaya.
Quienes han desarrollado estas afecciones también pueden llevar un proceso normal. Sin embargo, en algunas ocasiones, su aparición puede complicar tanto la concepción como el desarrollo en la gestación.
Para las mujeres que están buscando ser madres, estas tumoraciones pueden generar dificultades por diferentes motivos. Está la distorsión de la cavidad uterina que pueden provocar los miomas submucosos, donde se ve afectada la zona de implantación del embrión; también puede ocurrir la alteración del endometrio que hace que el entorno sea menos favorable.
Por otra parte, durante el embarazo, ambos pueden provocar efectos negativos, por ejemplo, aumento en el riesgo de aborto espontáneo, parto prematuro, desprendimiento de la placenta, restricción del crecimiento fetal, presentación anormal del feto, sangrado e infección.
En términos generales, es poco frecuente que sucedan estas situaciones, aún así es importante llegar a un diagnóstico temprano. De esta manera, se podrá evitar cualquier posible agravamiento que haya para o durante la gestación.
En conclusión, tanto las dos son afecciones comunes en las mujeres durante su vida reproductiva y, aunque en muchos casos no es necesario realizar tratamiento, el seguimiento permite anticipar posibles complicaciones. En otras ocasiones, es necesario tomar medidas para evitar su crecimiento, lo que con el tiempo podría generar consecuencias negativas para una vida o saludable.
En el Centro de la Mujer del Centro Médico ABC podrás encontrar médicos especialistas en el diagnóstico, monitoreo y tratamiento de pólipos y miomas uterinos; mientras que en el Centro de Obstetricia podrás recibir la atención adecuada para lograr un embarazo seguro.
MMV