Dice el historiador Marc Bloch que “los hombres se parecen más a su tiempo que a sus padres”. Dos personas lograron eludir su destino o cuando menos lo intentaron cuando, según su propio testimonio, decidieron separarse de sus grupos familiares. En pleno auge de lo que se llamó la Primavera árabe, que en realidad debían ser las primaveras porque en cada uno de los países donde hubo movimientos, que a los ojos occidentales aparecieron como las búsquedas de nuevas formas de organización democráticas, se publicaron dos libros singulares.
Se trata de las experiencias escritas por dos jóvenes educados en el fundamentalismo islámico que tomaba fuerza hace una veintena de años. Mosab Hassan Yousef nació en la Cisjordania ocupada y es hijo de Sheik Hassan Yousef, uno de los fundadores de Hamas, y Rami Ollaik es nativo de Líbano y por su cuenta decidió unirse a Hezbolá. Como muchos de los jóvenes comprometidos con las protestas de la Primavera árabe, fueron educados en los fundamentos del islam, tomados como escudos de defensa frente a la incertidumbre de la modernidad. Algunos creyeron abrir puertas a un mundo de más libertades y otros decidieron ir a la guerra.
Forman parte de la generación que nació y creció en el actual Medio Oriente, después de la Guerra de los Seis Días de 1967, en la cual se impuso Israel sobre los países árabes arrebatándoles territorio, que vivieron como un agravio, quizás el más traumático después de 1948. No fue todo, los árabes y en particular los musulmanes perdieron el control sobre Jerusalén, siendo confinados al Este de la ciudad sagrada para las tres religiones monoteístas.
Ambos nacieron musulmanes y se convirtieron al cristianismo, los dos han expresado simpatías por Estados Unidos, donde realizaron estudios, aunque proceden de una región en la que priva el rechazo a todo lo que se relacione con ese país, el mismo que ha catalogado como terroristas a las organizaciones de sus padres. Aun siendo radicales, han aceptado la vía política y Hamas compitió en 2006 en las elecciones que le permitieron compartir el poder con el gobierno de la Autoridad Palestina, con sede en Cisjordania, organización aceptada después de los Tratados de Oslo.
Y Hezbolá, surgido en la lucha contra la intervención israelí de 1982 en Líbano, también ha ganado sus carteras en el Parlamento libanés. Además de su postura ideológica, ambas desarrollan extendidas labores sociales en sus respectivas comunidades, supliendo muchas veces las obligaciones de un Estado para proveerlas de escuelas y centros de salud.
Los dos jóvenes escritores coincidieron escribiendo sus testimonios para contar los cambios por los que decidieron optar. Mosab Hassan Yousef escribió el libro Hijo de Hama´s (Grupo Nelson, Nashville, Dallas, Me´xico, Ri´o de Janeiro, 2011), acompañado por Ron Brackin. Rami Ollaik redactó La route des abeilles (El camino de las abejas, E´ditions Anne Carrie`re, Paris, 2012) de la mano con Chaden Maalouf Najjar, la hija del gran narrador libanés Amin Maalouf, por lo que de entrada se adivinan sus pretensiones literarias.
El padre de Mosab fue educado en la ciudad vieja de Jerusalén (en la venerada mezquita de Al-Aqsa, que la tradición señala como el sitio desde el cual el profeta Mahoma montado sobre la hermosa yegua Al-Borak llegó al cielo conducido por el Arcángel Gabriel, para recibir el Corán directamente de Dios). De allí fue enviado a Ramala para ocupar el cargo de imán de la mezquita, en lo que ya eran los territorios ocupados. Luego obtuvo el mismo cargo en Al-Bireh, uno de los 19 campos de palestinos, donde ya intercambiaban las tiendas de campañas por casas de hormigón, que no les hacía menos miserables.
Simpatizante de los Hermanos Musulmanes, el padre de Mosab junto con otros, encabezados por Sheik Ahmed Yassin –figura visible durante mucho tiempo y asesinado más tarde por un misil de Israel–, formaron Hamas en 1986. Era el momento de la primera Intifada, el levantamiento de palestinos enfrentados al poderoso ejército de Israel. La violencia fue brutal y la resistencia ganaba adeptos para Hamas e incluso desafiaba la hegemonía de la OLP, de lo cual ahora hemos visto en lo que ha derivado.
El hijo creció viendo a su padre ser encarcelado y el joven Mosab fue también aprehendido cuando los israelíes detectaron llamadas en las que se ponía de acuerdo con un primo para comprar un arma que, por lo demás, resultó inservible. Afirma nunca haber tenido claro qué iba a hacer con ella.
El itinerario de Rami Ollaik fue diferente, aunque, como Mosab, era musulmán chiíta; había nacido en el sur de Líbano en una familia que consideraba prioritaria la educación. La influencia del filósofo iraní Moussa Sadr impactó a los libaneses musulmanes de entonces y en particular los de esa parte del país. Rami Ollaik creció durante guerra civil libanesa, que había estallado en 1975 y estuvo marcada por las diferencias religiosas, aunque su familia estuvo cerca de los cristianos, tanto que en esos tiempos de ruptura sus padres fueron invitados al bautizo del hijo de unos amigos y éstos les propusieron que si ya estaban allí bautizaran a su hijo porque daño no le haría. Los padres aceptaron y por eso es que él lleva un nombre que no es propio de su tradición religiosa.
Al darse cuenta de las contradicciones entre los dos mundos que vivía, tras 12 años de militancia, renunció a Hezbolá. Luego una beca le permitió hacer su doctorado en Florida y al conocer a un judío se percató que no todos eran israelíes y tampoco sionistas. Por su parte, Mosab, luego de conocer una de las cárceles de Israel, le ofrecieron su libertad a cambio de intercambiar mensaje con el Ejército de Israel. Se convenció que de esa manera ayudaría a su familia y a los palestinos, porque su información sobre las acciones, permitía reducir el número de víctimas. Lo cual le provocó muchas críticas.
Desconozco donde se encuentren los dos jóvenes que escribieron sus experiencias, negándose a vivir lo que el destino les marcaba, ni tampoco si continúan al margen o si los recientes acontecimientos los llevaron a volver a sus orígenes.