Aunque la mayor parte del tiempo los michis suelen pasarla dormidos o buscando que les pongas toda tu atención, en general su comportamiento suele ser tranquilo y no demasiado demandante.
Sin embargo, los cambios en el comportamiento de un gatito que en un tiempo fue dulce y se convirtió en un destructor de sillones o un agresivo salvaje, puede ser una señal de alerta sobre algún problema más grave.
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“Los gatos son excelentes ocultando síntomas de enfermedades, y los cambios en su comportamiento suelen ser la mejor manera de saber si tu gato está enfermo o estresado”, detalla la veterinaria Valarie V. Tynes, de la Universidad de Texas.
Comprender cuál es el origen de los cambios en el comportamiento de tu michi no solo te permitirá reconducir su conducta, también puede ser de vital importancia para que su compañía te dure por muchos años.
¿Cuáles son los malos comportamientos más comunes en los gatos?
Por lo regular, lo que los humanos llamamos mal comportamiento en un gato tiene una relación directa con una de cuatro cosas: o no usan adecuadamente su arenero, destruyen cosas sin razón alguna, dejan de comer o atacan a otros miembros de la familia.
En el primer caso, el mal uso del arenero puede darse por varias razones. Algunas de ellas incluyen el hecho de que no está completamente limpio, que se encuentra en un lugar incómodo hasta infecciones en el tracto urinario del michi.
Mantenerlo limpio, colocarlo en sitios donde el gato tenga una amplia visión de la habitación y elegir uno lo suficientemente grande para que esté cómodo, son algunas de las acciones que debes realizar antes de llevarlo al veterinario.
Rascar es una actividad completamente natural en los gatos, quienes no saben distinguir entre un poste dedicado a ello o tu sillón favorito. Lo mejor es motivarlos con un poquito de hierba gatera para que elijan el lugar correcto sin mayor problema.
Como buenos felinos, los gatos son buenos cazadores, y en la naturaleza suelen desarrollar ciertos instintos que podemos tomar como agresivos. Morder y arañar no son comportamientos inusuales, pero estos se pueden moderar con refuerzos positivos, nunca con regaños y menos con golpes.
Si tu gatito comienza a tener un comportamiento inusualmente agresivo, esto puede ser señal de alguna enfermedad, por lo que es vital que lo lleves ante el veterinario si notas un aumento en este tipo de actividad.
Por último, la falta de apetito es una de las señales más claras de que algo no anda bien con tu gatito. Nuevamente, llevarlo ante el especialista es la mejor respuesta ante este tipo de problema.