De acuerdo con los Centros de Control de Enfermedades de Estados Unidos, el consumo desenfrenado de alcohol podría estar relacionado con el desarrollo de por lo menos 200 enfermedades.
Desde migrañas o la deshidratación severa que conocemos como resaca hasta algunos tipos específicos de cáncer y padecimientos mentales, el alcohol está íntimamente ligado a enfermedades severas.
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“La más obvia es el trastorno por consumo de alcohol. Sin embargo, a menudo presenta comorbilidades como ansiedad, depresión y otros problemas de salud mental. Si la gente continúa bebiendo, el tratamiento de esos problemas de salud mental será menos eficaz.
“Además, el alcohol y su derivado, el acetaldehído, son muy tóxicos. Por lo tanto, muchas personas experimentan efectos tóxicos breves o a largo plazo, incluidos eventos a corto plazo como ’resaca’ o consecuencias a largo plazo como cirrosis hepática u otros daños a órganos. Además, casi cualquier enfermedad física tiene un curso más grave si la gente continúa bebiendo”, argumenta el psiquiatra experto en adicciones Víctor Karpyak, de la Clínica Mayo en entrevista exclusiva para El Heraldo de México.
Un amplio espectro de dolor
Además de generar una pérdida gradual del juicio, lo que lleva a conductas peligrosas que, a menudo, suelen desembocar en accidentes o peleas con desenlaces funestos, el consumo de alcohol genera cambios en el organismo.
“El consumo de alcohol es un factor de riesgo para muchas enfermedades y condiciones crónicas. El consumo promedio de alcohol, los patrones de consumo y la calidad de las bebidas tienen un impacto casual en la mortalidad y morbilidad de éstas.
“Veinticinco condiciones y enfermedades crónicas listadas en la Clasificación Internacional de las Enfermedades son enteramente atribuibles al alcohol, que tiene un importante rol de riesgo en ciertos cánceres, tumores, condiciones neuropsiquiátricas y numerosas enfermedades cardiovasculares y digestivas”, sostiene el doctor Kevin D. Shield, de la Universidad de Toronto.
Incluso algunas condiciones o enfermedades previas al consumo excesivo de alcohol, tales como la diabetes o algunas enfermedades mentales, como el trastorno de ansiedad generalizado, empeoran con la bebida.
“El alcohol es un carcinógeno asociado con cánceres de la cavidad oral, faringe, laringe, esófago, colon, recto, hígado e incluso cáncer de mama, elevando la posibilidad de contraer estas enfermedades con solo una bebida al día.
“No solo el hígado, todo el cuerpo recibe el impacto del consumo de alcohol: cerebro, estómago, páncreas, pulmones, sistemas cardiovascular e inmune y más, y puede explicar, por ejemplo, dificultad para controlar la hipertensión, fibrilación atrial, diabetes e infecciones pulmonares recurrentes”, argumentan expertos de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos.
No existe una porción segura de alcohol para su consumo, según los expertos, quienes aconsejan un consumo muy moderado, siempre acompañado de alimentos y nunca en cantidades excesivas.