El sueño es una parte vital de la vida. De hecho, se calcula que pasamos dormidos cerca de una tercera parte de nuestras existencias, por lo que su cuidado es de capital importancia para gozar de buena salud.
De acuerdo con el doctor Javier Albares, miembro de la Sociedad Española del Sueño, dormir no solo nos da descanso: ayuda a fijar la memoria, a correr ciertos procesos metabólicos y a sanar el cerebro.
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Durante los primeros años de existencia, dormir también ayuda al crecimiento y al desarrollo de órganos internos y otros procesos esenciales para los años de vida siguientes, por lo que es necesario tener buenos hábitos.
“La calidad del sueño del bebé durante los primeros meses de vida será determinante no solo para su salud física y mental, sino también para la de sus progenitores, así como para una crianza familiar saludable”, detalla el galeno en su libro “La ciencia del buen dormir”.
Dormir como un bebé
La sabiduría popular tiene frases hechas que, a menudo, reflejan conocimientos ancestrales. Una de ellas es “dormir como un bebé”, en referencia a alguien que tiene un sueño tranquilo y suave.
De hecho, según explica Albares, los bebés de menos de dos meses suelen dormir mucho, aunque se despiertan cada tres o cuatro horas para comer, un cambio de pañal y alguna interacción con los padres.
En esta etapa, lo ideal es reconocer las dos etapas de sueño: el activo, en el que parece inquieto y el tranquilo, que aparece media hora después de la primera etapa, en la que está mucho más sereno.
Poco a poco, los niños duermen menos y entre los dos y los cinco meses de edad, el doctor recomienda tranquilizarlos para que naveguen hacia el sueño de forma tranquila y, psicológicamente, relacionen el dormir con algo positivo.
“Desde los cinco meses de edad, el bebé capta todas las sensaciones que le transmiten los adultos. Si los padres son tranquilos y le hablan dulcemente, el bebé captará esta sensación y les responderá de la misma manera”, detalla.
A partir del año, los bebés ya tendrán una conciencia formada sobre el sueño, por lo que es de radical importancia forjar poco a poco rutinas que le servirán de guía para todos los años de su vida.
Consejos para un buen sueño
Entre el primer y el segundo año de edad, los bebés deben estar sujetos a rutinas claras de sueño, las cuales incluyen horarios marcados para irse a la cama, rutinas estables y habitaciones cálidas y con luces tenues para que descansen mejor.
“No debes castigar al niño con irse a dormir, a la cama o a su cuarto: el niño debe asociar el sueño con algo natural y placentero, no con un castigo”, recomienda el médico, con más de dos décadas de experiencia y más de 17 mil pacientes atendidos.
“Cansar” al niño es también importante, porque de esa manera relacionará el dormir con un descanso que se obtiene luego de una jornada de trabajo, estudio o juego y le permitirá reposar mejor.
Por último, el doctor recomienda no exponer a los menores de dos años al uso de pantallas de celulares y tabletas, y a los niños que superan esta edad, evitarles el uso de estos dispositivos desde la hora de la cena, aproximadamente dos horas antes del momento de ir a dormir.