En el mundo de las citas, todos hemos tenido algún encuentro que, en retrospectiva, nos hace preguntarnos qué estábamos pensando. Ya sea a través de aplicaciones de citas o en el mundo real, las experiencias inolvidables, y no precisamente en el buen sentido, parecen acecharnos cuando menos lo esperamos. ¿Te suena familiar? Seguro que sí.
Las malas citas pueden dejarnos con anécdotas para toda la vida, esas historias que compartimos entre risas con nuestras amigas y que, de alguna manera, nos hacen sentir que no estamos solas en este universo de desencuentros amorosos. Pero, ¿qué hacer cuando te encuentras en una cita nefasta? Tres consejos: no lo tomes como algo personal, celébrate a ti misma por haberte librado de esa experiencia y, sobre todo, encuentra el humor en la situación.
Para demostrar que no estás sola en esto, hoy te traigo 5 testimonios de las peores citas jamás contadas. Desde encuentros inesperados con terceras personas hasta momentos vergonzosos e incómodos, estas historias te harán reír, reflexionar y, tal vez, agradecer que tus propias citas no hayan sido tan desastrosas. Así que relájate, disfruta de estas anécdotas y recuerda que en el mundo de las citas, la próxima aventura está a la vuelta de la esquina.
Las 5 peores citas jamás contadas
“Una inesperada compañía en la cita”
Macarena, una coach y profesora de yoga de 37 años, comparte una historia que, aunque increíble, resulta totalmente verídica, como lo atestigua la narradora, quien es íntima amiga de Macarena y estuvo presente en ese momento crucial. A pesar de la desconcertante situación inicial, Macarena nos revela que al final, las cosas no resultaron ser tan desastrosas como podrían haber sido.
La historia se desarrolla en un verano en El Palmar, un lugar en el que las citas a través de aplicaciones de citas como Tinder son bastante comunes. Sin embargo, lo que ocurrió en esta ocasión superó cualquier expectativa. Macarena nos cuenta que, en medio de una conversación con un hombre en Tinder, las cosas podían cambiar radicalmente si pasaba una mujer que ellos consideraban más atractiva. Esta dinámica desconcertante fue testigo de una situación que resultó ser insólita incluso para Macarena.
A pesar de ello, la historia de Macarena comienza con su decisión de aventurarse en Tinder mientras disfrutaba de sus vacaciones con amigas en El Palmar. La experiencia comenzó de manera prometedora cuando coincidió con un hombre muy atractivo, a pesar de que no era exactamente su tipo. Luego de un día de conversación ininterrumpida, acordaron encontrarse esa noche en El Pico de la Ola, uno de los lugares de moda en El Palmar. Macarena se preparó para la cita con gran entusiasmo, vistiendo un atuendo ideal, y se presentó en el lugar con sus amigas.
Sin embargo, cuando avistó a su cita a lo lejos, se llevó una sorpresa desagradable. A pesar de mantener su atractivo y actitud, Macarena notó un detalle inesperado: el hombre llegó acompañado de dos amigos y una mujer que no parecía ser una simple amiga. Macarena nos narra la escena en la que él la saludó con dos besos, presentó a sus amigos y a la misteriosa mujer, y luego, de manera abrupta, se dirigió a la barra con ella para besarse apasionadamente justo frente a los ojos de Macarena.
La situación resultó ser tan descarada que Macarena no puede evitar calificar al hombre con un término contundente, “gilipollas”. Sin embargo, la historia tiene un giro inesperado, ya que Macarena termina involucrándose con uno de los amigos del hombre original. Esto demuestra que, incluso de las peores citas, pueden surgir oportunidades inesperadas.
‘Engañada y sintiéndome tonta’
Verónica, una gerente de cuentas en una gran empresa en Madrid, comparte su historia sobre lo que considera la peor cita de su vida. La narradora conoce bien a Verónica porque es amiga suya, y le concede la palabra para que cuente su experiencia personal.
La historia de Verónica involucra a un directivo de su misma empresa, un detalle que le añade un nivel adicional de complicación a la historia. Verónica admite que cometió el error de involucrarse con un colega de trabajo y jura que nunca lo repetirá.
La relación con este directivo comenzó después de un período de coqueteo mutuo. Verónica había estado separada durante dos años, y él afirmó estar en una situación similar debido a su trabajo, lo que le impedía pasar tiempo con sus hijos durante la semana y solo podía hacerlo los fines de semana. Este detalle resultaría importante en la historia que está por contar.
En varias ocasiones, Verónica y sus compañeros de trabajo solían salir en grupo, pero el directivo nunca podía unirse a ellos los fines de semana. A pesar de sus reticencias iniciales, finalmente aceptó tener una cita a solas con él debido a su insistencia constante.
La cena transcurrió, y durante la conversación, Verónica quiso obtener más detalles sobre su separación y situación personal. Aunque él aseguró tener una excelente relación con su ex esposa, Verónica comenzó a sospechar cuando él recibió varias llamadas de ella mientras estaba en el baño, y pudo ver el nombre en la pantalla del teléfono.
La noche avanzó y ambos se involucraron en una relación íntima en la casa de Verónica. Sin embargo, alrededor de las dos de la madrugada, la ex esposa del directivo comenzó a llamar sin cesar. Verónica escuchó desde la puerta del baño cómo él le contaba múltiples excusas y mentiras para explicar su tardanza, revelando así su comportamiento compulsivamente mentiroso.
La situación dejó a Verónica sintiéndose humillada y engañada, y su reacción no se hizo esperar. Al salir del baño, Verónica no pudo contener su enojo y lo enfrentó enérgicamente, incluso llegando a arrojar su ropa al pasillo y empujarlo fuera de su casa.
La noche terminó con Verónica llorando y lamentando profundamente que alguien hubiera mentido tan descaradamente solo para conseguir lo que quería. Sin embargo, lo más difícil para Verónica fue tener que enfrentar la realidad de que aún tenía que trabajar con este hombre en la misma empresa y verlo a diario, lo que complicaba aún más la situación.
“Un encuentro frustrante y poco romántico”
Esta historia es relatada en primera persona, ya que es una de las peores experiencias en citas que he tenido en mi vida, y siento la necesidad de compartirla. Ocurrió cuando vivía en mi propio apartamento y disfrutaba de mi soltería. La cita desastrosa involucró a un fotógrafo muy atractivo a quien conocí a través de amigos en común. Después de coquetear durante un tiempo, finalmente propuso que saliéramos a cenar solos, y eso parecía perfecto.
El chico en cuestión me atraía bastante. Tenía ese encanto de ser interesante, con un toque de misterio, pero también era educado y sensible. Inicialmente, todo parecía ir sobre ruedas. Intercambiamos besos y todo indicaba que la noche se desarrollaría de manera agradable. Sin embargo, cuando llegó el momento de avanzar hacia una mayor intimidad, él comenzó a mostrarse nervioso, sudando profusamente, temblando y expresando malestar. Esto resultó en una situación incómoda, ya que la noche se convirtió en un gatillazo máximo y no se logró avanzar en la relación. El chico alegó tener un malestar estomacal y afirmó que la cena le había sentado mal. Propuso abrazarse y buscar comodidad, lo cual me desconcertó por completo. Esperaba algo más en nuestra primera cita y definitivamente menos visitas al baño de su parte.
El resultado fue que terminé en el sofá mientras él roncaba en mi cama. Sin embargo, lo peor estaba por venir. Al día siguiente, su presencia en mi casa no se iba, ya que sugirió un baño compartido en la bañera redonda tipo jacuzzi, que resultó ser una propuesta demasiado romántica y extravagante para mi gusto. En un intento desesperado de escapar de esa situación incómoda, llamé a mis amigas para que me ayudaran a salir de ella, inventando una excusa sobre una emergencia médica.
“Venganza a través de una atractiva cómplice”
Laura, directora de marketing en una empresa farmacéutica, comparte una experiencia que no fue mala en sí durante la cita, sino que se volvió desastrosa debido a lo que ocurrió después. Laura describe al hombre como el típico sujeto de Tinder: guapo, seductor y con una habilidad innata para la conversación. Sin embargo, pronto descubrió que él estaba saliendo con varias mujeres simultáneamente.
La relación avanzó rápidamente, y ambos compartieron momentos intensos y apasionados. El hombre le hablaba de planes futuros juntos, incluyendo viajes, lo que hizo que Laura se ilusionara con la relación. Sin embargo, todo cambió drásticamente cuando él la invitó a cenar a su casa y luego simplemente desapareció. No respondía a sus llamadas ni mensajes, y la bloqueó en todas las redes sociales y aplicaciones de citas.
Laura, devastada por el repentino ghosting, decidió tomar medidas de venganza. Pidió la ayuda de una amiga que se hiciera pasar por alguien atractiva en las aplicaciones de citas, y así lo hicieron. Lograron que él aceptara una cita con su amiga, quien coqueteó descaradamente desde el principio. Laura revela que, aunque él era atractivo, en realidad no era una buena persona. Su amiga planeó una cita romántica en un restaurante y, en el último momento, le dijo que su ex le había pedido que cuidara de sus hijos debido a una reunión inesperada, lo que retrasaría su llegada. Mantuvieron esta farsa durante dos horas, con él esperando pacientemente.
Finalmente, Laura tomó el teléfono y le preguntó cómo se sentía al ser plantado y luego ignorado, lo que él había hecho con ella. Esta inesperada llamada de atención fue la forma en que Laura se desquitó y se sintió satisfecha después de la experiencia de ghosting que había sufrido.
“Una cita inolvidable con un desenlace inesperado”
Flora, fisioterapeuta y astróloga, comparte una experiencia de cita que resultó ser memorable, pero no por razones positivas. Se encontró con este hombre a través de Tinder, y desde el principio, tenía algunas dudas sobre la compatibilidad. Él no había proporcionado información sobre su altura, y las fotos en su perfil no mostraban su cuerpo ni su rostro claramente. Además, no había tenido la oportunidad de escuchar su voz antes de la cita, lo que aumentó su incertidumbre.
A pesar de sus reservas, acordaron encontrarse solo para tomar un café. Cuando él apareció, Flora se sintió incómoda de inmediato. Resultó ser mucho más bajo y delgado de lo que esperaba, y su capacidad de comunicación era deficiente debido a un frenillo en la lengua, lo que dificultaba su pronunciación de ciertos sonidos, especialmente las erres. Flora tuvo que hacer un esfuerzo considerable para entenderlo.
El chico, por su parte, parecía sentirse igual de incómodo. Durante la cita, hubo momentos incómodos, como cuando derramó café sobre su camiseta. Además, apareció con una riñonera que era casi tan grande como él, lo que no ayudó a mejorar su apariencia.
Sin embargo, lo peor ocurrió cuando intentaron levantarse de la mesa al final de la cita. Mientras se ponía de pie, se enganchó con una silla o algo similar, lo que resultó en una caída aparatosamente sobre una jardinera, provocándose una herida profunda en el codo. La situación se volvió caótica, con él sangrando y el personal de la cafetería tratando de ayudar. Incluso consideraron llamar a una ambulancia. Flora finalmente lo acompañó a urgencias en un centro de salud cercano, donde le dieron cinco puntos en el codo para cerrar la herida.
A pesar de la incomodidad y el accidente, Flora muestra preocupación por el bienestar del chico y menciona que continuó comunicándose con él durante un tiempo después de la cita para asegurarse de que se recuperara correctamente.
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