BOGOTÁ (Proceso).- Las bandas del crimen organizado en Ecuador tienen unos 50 mil integrantes, según estimaciones del doctor en Ciencias Sociales y experto en fenómenos de violencia, Fernando Carrión, con lo cual ese segmento ilegal que ha desatado en los últimos días una guerra contra el Estado ecuatoriano es el principal empleador del país.
“El primer empleador de Ecuador es el narcotráfico, sin duda”, dice Carrión entrevista con Proceso, y señala que en su país eso ha sido posible porque miles de jóvenes marginados no han encontrado opciones laborales más que en las bandas que los reclutan para traficar drogas, extorsionar, secuestrar y como sicarios.
Señala que las organizaciones criminales son muchas –22, según el gobierno–, muy grandes y con negocios ilegales muy lucrativos, como el tráfico internacional de cocaína y la venta de drogas al menudeo en el mercado interno, lo que les ha dado en los últimos años una mayor capacidad para emplear masivamente a la población marginada, en especial a los jóvenes.
Los 50 mil ecuatorianos que, de acuerdo con los estudios de Carrión, laboran para las bandas del narcotráfico, superan por mucho la nómina de las empresas que más empleados tienen en Ecuador.
Según datos del ejercicio 2022 de la Superintendencia de Compañías de Ecuador, la empresa que más plazas laborales tiene es la acuícola Industrial Pesquera Santa Priscila, con 15 mil 598 empleos, seguida de la cadena de supermercados Corporación Favorita (10 mil 996), estatal Petroecuador (9 mil 700), la comercializadora Tiendas Industriales Asociadas TIA (8 mil 369) y la estatal Corporación Nacional de Telecomunicaciones (7 mil 504).
El cálculo de que las bandas del crimen organizado tienen 50 mil integrantes fue hecho por Carrión a partir de fuentes policiacas y de los organismos de seguridad del Estado y de un estudio que realizó el académico e investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) en Quito.
El maestro en desarrollo urbano de El Colegio de México, doctor en Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires y autor del estudio “La cartelización en América Latina”, señala que, según un estudio de la policía, sólo en la norteña provincia de Esmeraldas, colindante con Colombia, la banda “Los Tiguerones”, la tercera más grande en Ecuador, tiene cuatro mil 500 integrantes y a nivel nacional entre ocho mil y diez mil.
“Los Choneros”, aliados del Cártel de Sinaloa (CDS), y “Los Lobos”, operadores del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), superan en número a “Los Tiguerones”, dice el académico, quien ha escrito 18 libros sobre violencia, seguridad ciudadana y urbanismo en América Latina.
José Serrano, quien fue ministro del Interior entre 2011 y 2016, tiene estimaciones más conservadoras y ha dicho que los miembros del crimen organizado en Ecuador son unos 20 mil, pero de acuerdo con Carrión ese cálculo sólo incluye a las bandas más grandes, no a las 25 que operan en el país.
Otro exministro del Interior que ocupó ese cargo en 2022, el general de la policía Patricio Carrillo, dijo que según un estudio de inteligencia “Los Choneros” tienen 20 mil miembros y “Los Lobos” unos ocho mil.
Aun si se tomara el dato de José Serrano —que todas las bandas ecuatorianas suman 20 mil integrantes—, el crimen organizado seguiría siendo el principal empleador del país, pues ninguna empresa en el país tiene una nómina de ese tamaño, aunque sectorialmente la economía de servicios es la que más plazas de trabajo genera, con 1.5 millones.
Las Fuerzas Armadas de Ecuador tienen unos 67 mil militares activos, mientras que la Policía Nacional cuenta con 60 mil integrantes, lo que significa que los efectivos del Estado superan por 2.5 veces a los miembros de las bandas del narcotráfico.
Carrión señala que sus estimaciones abarcan a todas las organizaciones criminales de Ecuador, tanto las grandes bandas vinculadas a los cárteles mexicanos de la droga, como a las pandillas que trabajan para esos grupos en las zonas más críticas del territorio, que son las provincias costeras de Esmeraldas, Manabí y Guayas, cuya capital, Guayaquil, es la ciudad más violenta del país, con 106 homicidios por cada 100 mil habitantes, tasa similar a la de Celaya, en México.
División del trabajo y lógica empresarial
Las bandas ecuatorianas y sus asociados, indica el académico, tienen una división del trabajo y un alto grado de especialización que abarca labores logísticas para el transporte, acopio y envío de droga a Europa y Norteamérica; aparatos sicariales para proteger esa actividad; labores de inteligencia criminal; microtráfico de estupefacientes y lavado de dinero.
“Como las bandas pagan sueldos y servicios a miles de sus integrantes han ampliado su campo de acción a otras rentas criminales, como la extorsión, la minería ilegal, el secuestro, el robo, el contrabando y el tráfico de personas, entre otras, aunque su actividad más rentable es el tráfico de cocaína (que llega desde las vecinas Colombia y Perú)”, asegura.
El pasado martes 9, en respuesta a la ola de atentados explosivos, secuestros de policías y guardias penitenciarios y ataques armados en las principales ciudades del país, el presidente Daniel Noboa decretó la existencia de un “conflicto armado interno” y catalogó como organizaciones “terroristas” y “objetivos militares” a 22 bandas criminales.
Las principales son “Los Choneros”, cuyo jefe José Adolfo Macías, “Fito”, escapó de una cárcel en la suroccidental Guayaquil en una fecha que las autoridades no han podido determinar, y “Los Lobos”, cuyo cabecilla en la región de Quito, Fabricio Colón Pico, se fugó de una prisión en la central Riobamba el martes 9 en medio de los coordinados narcoataques en todo el país.
Además, Noboa mencionó a “Los Tiguerones”, “Los ChoneKillers”, “Los Latin Kings”, “Los Lagartos”, “Los Fatales”, “Águilas”, “ÁguilasKiller”, “Ak47”, “Caballeros Oscuros”, “Los Covicheros”, “El Cuartel de las Feas”, “Los Cubanos”, “Gánster”, “Kater Piler”, “Los P.27”, “Los Tiburones”, “Mafia 18”, “Mafia Trébol”, “Los Patrones” y “R7”.
Llama la atención que, a pesar de la guerra territorial que libran desde hace años “Los Choneros” y “Los Lobos” —a la que están aliados “Los Tiguerones” y “Los ChoneKillers”—, cuando decidieron enfrentar al Estado lo hicieron sumando fuerzas y dieron muchas muestras de coordinación y articulación a nivel nacional.
Para Carrión, estas bandas forman parte de una “red global del crimen” reguladas por comandos centrales o holdings (casas matrices de un grupo de empresas, en el mundo corporativo) como los cárteles de Sinaloa y de Jalisco Nueva Generación.
“Las bandas de Ecuador están articuladas con estos carteles para el tráfico internacional de drogas”, señala el académico de la Flacso.
En el decreto del pasado martes 9, el presidente Noboa incluyó una tabla elaborada con datos de la policía en la que ubica a las principales bandas ecuatorianas divididas en tres grupos, uno de ellos aliado al CDS, otro al CJNG y otro más independiente. Además, el gráfico indica que, con estimaciones de 2021, esas organizaciones criminales mueven 120 millones de dólares anuales.
Colchón social
El grupo de pensamiento Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag), que estudia la situación política, económica y social en la región, estimó que en 2021 el lavado de dinero de procedencia ilícita en Ecuador ascendió a tres mil 500 millones de dólares, equivalentes a 3.38% del Producto Interno Bruto (PIB) de ese año, lo que casi triplica la estimación promedio del periodo 2007-2016.
El aumento de las rentas criminales de las bandas ecuatorianas del narcotráfico ha ido de la mano de un incremento exponencial de la violencia y de un deterioro de la situación económica y social del país, que fue uno de los más golpeados en 2020 en América Latina por la pandemia del covid-19.
Entre 2020 y 2023 los homicidios se incrementaron 474%, al pasar de mil 372 a siete mil 878 en ese lapso. La tasa de asesinatos llegó a 46.5 por cada 100 mil habitantes el año pasado, casi el doble que la de países como México y Colombia.
Y la pobreza, que se disparó cinco puntos en 2021, aún no recobra los niveles prepandemia. Según cifras oficiales, sólo 35% de los ecuatorianos en edad de trabajar tiene un empleo formal, cuatro puntos menos que en 2019.
Tras la caída económica de -7.8% en 2020, el país apenas pudo recuperar el PIB prepandemia el año pasado, lo que ha hecho retroceder todos los indicadores sociales porque, además, el ingreso per cápita (cinco mil 850 dólares en 2023) es menor en 5% al de 2019.
Una parte de la enorme cantidad de desempleados o de jóvenes en situación de vulnerabilidad que no han logrado ingresar al mercado laboral han encontrado una forma de subsistencia en bandas como “Los Choneros”, “Los Lobos” y “Los Tiguerones”.
En septiembre pasado, la revista Science publicó un estudio que concluyó que los cárteles mexicanos de la droga tienen unos 175 mil integrantes, lo que los convierte en el quinto empleador de México, por arriba de empresas como Pemex, Oxxo y la Comisión Federal de Electricidad (CFE).