CIUDAD DE MÉXICO (France24).- Cada año llueve menos en territorio mexicano y cada vez hay más personas que necesitan agua, pero la mayoría de la que se logra captar no va destinada para el consumo de la población sino al sector agropecuario. De cada 100 litros disponibles, solo 14 son destinados para cubrir las necesidades básicas de las personas y las autoridades no han logrado manejarlos, cuidarlos y distribuirlos adecuadamente, lo que ya provocó racionamiento del agua y brotes sociales por la falta de acceso.
México es el quinto país con el mayor consumo de agua por habitante en el mundo. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), un ciudadano mexicano utiliza en promedio 366 litros al día, debajo de lo que usa un habitante de Japón, Italia, Austria y Estados Unidos, en primer lugar del ranking con 575 litros diarios por persona.
Sin embargo, hace tiempo que la falta de acceso al agua potable le respira en la nuca a los mexicanos. Un estudio publicado por el Consejo Mexicano de Ciencias Sociales calcula que en todo el país hay 12 millones de personas que carecen de este servicio básico. Son más que la población total de países como Bélgica o Portugal.
Incluso, cifras del Banco Mundial muestran como en México la disponibilidad del agua cayó drásticamente durante las últimas décadas. Entre 1960 y el año 2020, cada habitante pasó de tener a su alcance 10 mil metros cúbicos (m3) de agua a sólo 3.200 por año y el organismo internacional estima que para el año 2030 la cifra bajará a 3.000 m3 anuales por persona.
De seguir con esta tendencia a la baja, se calcula que para el 2050 al menos 11 de los 32 estados de la república mexicana, que representan más del 44% del territorio nacional, no podrán cumplir las necesidades básicas de agua de sus habitantes como consecuencia del crecimiento de la población y las actividades económicas, que demandan miles de litros, según un estudio de la calificadora internacional Standard & Poor’s.
Aunque hay estimaciones más severas, como la que realizó la Red de Investigación del Agua de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) con base en datos de la ONU, que ponen el foco en la capital del país para advertir que en caso de no tomar medidas frente a la crisis, la Ciudad de México (CDMX) comenzará a racionar el agua entre sus habitantes para el 2028.
De alguna forma esto ya ocurrió durante 2022 en México, en el estado de Nuevo León -ubicado al noreste del país y el tercero que más aporta al Producto Interno Bruto Nacional- cuando el Gobierno local tuvo que aplicar cortes diarios por la escasez y los habitantes solo tenían acceso al agua entre las 4:00 y las 10:00 de la mañana.
Factores naturales y mala gestión
A decir de organizaciones involucradas en el manejo del agua y especialistas, esta crisis es consecuencia de diversos factores, comenzando por el cambio climático y su impacto mundial. Pero también a un mal manejo de los recursos hídricos disponibles por parte autoridades y consumidores masivos de agua, como el sector agropecuario, quienes en ocasiones no cuentan con la tecnología necesaria para aprovechar al máximo el rendimiento de este recurso.
Esta administración se apartó de una política de agua sustentable
Consultado al respecto, el ingeniero José Luis Luege, quien dirigió entre 2006 y 2012 a la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) -órgano encargado del manejo hidrológico en México- también señala el desmantelamiento que sufrió el sector con el Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador y la falta de proyectos para atender la emergencia.
“Esta administración se apartó de una política de agua sustentable, dejó a un lado la agenda que se estableció y luego desmanteló el principal organismo, la CONAGUA, que arrancó con menos del 50% del presupuesto con el que cerraron en el 2012, esto afectó a todo el sector porque perdió gran parte de su capacidad técnica. El tema de inspección y vigilancia la dejaron de lado, el Servicio Meteorológico Nacional, todos los temas de alarmas tempranas y de observación meteorológica, igual los dejaron sin un peso”, dijo en entrevista con France 24.
El cambio climático redujo la disponibilidad de agua
La crisis de agua no es tema exclusivo de las condiciones climáticas en México. De acuerdo con el estudio ‘Rápida disminución de las aguas subterráneas y algunos casos de recuperación de acuíferos a nivel mundial’ publicado en la revista ‘Nature’, una tercera parte de los sistemas acuíferos y pozos de seguimiento de 40 países en el mundo, entre ellos México, sufren explotación y se encuentran en niveles críticos.
A esto se suma que en años recientes se han registrado alteraciones en los patrones de lluvias que impiden la recarga de los mantos acuíferos mientras la demanda sigue aumentando. Esto ha provocado estrés hídrico para el país, ya que para satisfacer las necesidades de agua, el Gobierno de México se abastece de las regiones sur y sureste, donde las temporadas de lluvias solían ser intensas y prolongadas, pero ahora han visto reducida esta intensidad.
Los fenómenos climáticos del año pasado, que fueron extremos, realmente condiciones de desastres naturales, pasaron inadvertidos por el Gobierno federal
El aumento de las temperaturas ambientales a niveles récord es otro factor que incide en la crisis del agua y se observa a través de las sequías. De acuerdo con el último reporte del Monitor de Sequía, más de la mitad del territorio mexicano sufre algún tipo de sequía, especialmente los estados del centro y norte del país, como Chihuahua, Durango, Guanajuato, Hidalgo, Querétaro, San Luis, Sinaloa, Sonora y Veracruz, que presentan niveles de sequía excepcional, el máximo grado en la escala de la CONAGUA.
A nivel local este informe señala que el 64,7% de los municipios mexicanos presenta también algún tipo de sequía.
“Frente a los fenómenos climáticos del año pasado, que fueron extremos, realmente condiciones de desastres naturales, pasaron inadvertidos por el Gobierno federal. No hubo declaratoria de emergencia por la sequía extrema y las condiciones que se vivieron de sequía extrema y excepcional son condiciones de desastre natural, así estaba en la ley”, comenta Luege a France 24 sobre la falta de respuesta del actual Gobierno ante la emergencia meteorológica.
El agua disponible va a la baja
En aras de administrar el suministro de agua, México está dividido en 37 regiones hidrológicas. La más grande es la de Bravo-Conchos -ubicada al noreste del país en el estado fronterizo de Tamaulipas-, que recoge las aguas del río Bravo. Pero en los últimos meses este cuerpo de agua que marca la frontera natural con Estados Unidos ha reducido sus niveles y presenta tramos completamente secos.
Y no es la única zona con niveles bajos de agua. De hecho, las 210 presas principales del país, que representan el 92% del agua de los embalses nacionales, se encuentran a la mitad de su capacidad, de acuerdo con el último reporte oficial de la CONAGUA.
En el centro del país, la crisis se acentúa y se refleja en el Sistema Cutzamala, encargado de nutrir al 25% del Valle de México -que comprende la Ciudad de México y la zona metropolitana del estado de México- pero cuyos niveles históricos a la baja no le permiten cumplir con la demanda de las 12 alcaldías y 16 municipios que le corresponden.
Este vaso regulador de agua -ubicado al oeste de la CDMX- está compuesto por tres presas: la de Valle de Bravo, Victoria y el Bosque, pero en los primeros siete días de marzo apenas registró el 37% de su capacidad, cuando hace 15 años reportó más del 82% de almacenamiento en la misma fecha, como indican los informes del Organismo de Cuenca Aguas del Valle de México, el brazo de la CONAGUA encargado de manejar el líquido en la región.
En busca de aliviar la carga del Cutzamala, los Gobiernos de la CDMX y Edomex, en colaboración con la CONAGUA, anunciaron el desarrollo de infraestructura complementaria que evitará que la operación del sistema se comprometa en el futuro. Además, las autoridades capitalinas abrieron plantas potabilizadoras a las que los habitantes pueden acudir por un poco de agua para necesidades básicas, una medida paliativa que podría quedarse corta frente a la magnitud del desabastecimiento.
Falta modernización en el sector hidrológico
A pesar de los retos medioambientales, cifras oficiales de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) indican que en México llueve en promedio 1.500 millones de kilómetros cúbicos (km3) de agua anuales que serían suficientes para abastecer a la población en todos los estados.
Sin embargo, del total de agua que se utiliza, solo el 14% se usa para abastecer a la población en las redes de suministro público. Según estimaciones del Instituto Nacional de Estadística y Geografía de México (INEGI), aproximadamente el 76% se destina al riego de cultivos y el sector agrícola. Mientras que las industrias autoabastecidas y las plantas termoeléctricas usan un 5% cada una.
La acción más reprobable de este Gobierno es haber cerrado la llave a la inversión en agua (…) debemos redoblar esfuerzos para hacer más eficiente el uso del agua, restaurar ecosistemas y áreas de recarga, y una inversión sostenida
No obstante, José Luis Luege explica que otro problema del agua en México radica en la falta de tecnología para mejorar su aprovechamiento, especialmente en sectores agropecuarios, ya que incluso otras industrias han modernizado sus procesos para mejorar el aprovechamiento del agua. Por el contrario, señala que las autoridades carecen de información actualizada para tomar mejores decisiones e incrementar el rendimiento de agua para generar productos de menor consumo y mayor valor agregado.
“El mayor error, la acción más reprobable de este Gobierno es haber cerrado la llave a la inversión en agua… Es un asunto muy urgente, la crisis que estamos viviendo es real, el fenómeno del cambio climático es real, nos va a llevar cada día a escenarios complicados y por eso debemos redoblar esfuerzos para hacer más eficiente el uso del agua, restaurar ecosistemas y áreas de recarga, y una inversión sostenida” indicó el experto en entrevista.
Por su parte, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), en su informe ‘Aguas en México, ¿Escasez o mala gestión?’ señala que para garantizar el abasto de agua a futuro es urgente que el país modernice sus leyes sobre el manejo del agua, además de renovar la infraestructura hidráulica del país con base en datos y evidencia científica. Por ejemplo, la mala calidad de las tuberías provoca que se pierda un tercio del suministro de agua potable, una situación inadmisible tomando en cuenta la caída en la disponibilidad de agua por habitante.
Para hacer frente a la crisis, el IMCO también propone mejorar el monitoreo del uso del agua, especialmente en el sector ganadero y agrícola, ya que las cifras actuales no están hechas con mediciones precisas, sino aproximaciones. También consideran fundamental el desarrollo de mejor infraestructura para maximizar el aprovechamiento del agua en estos sectores, así como actualizar la delimitación de los mantos acuíferos del país, pues fueron generados a partir de criterios geopolíticos en vez de geofísicos.
Los escenarios de la crisis
Ante la sequía y la necesidad de saciar el abasto de agua se han generado actividades ilícitas y especuladoras que se lucran con la crisis, como el robo de agua potable, que se multiplicó seis veces durante el Gobierno de AMLO, o la venta de pipas con agua a sobreprecios.
Ante la escasez, también se han detonado protestas públicas, como la que ocurrió en el municipio mexiquense de Acambay -ubicado al noroeste de la CDMX- donde pobladores atacaron oficinas de la CONAGUA para manifestarse contra la falta de agua que padecen.
Frente a la falta de acceso, no resulta extraño que México sea el mayor consumidor mundial de agua embotellada, sin importar que su costo sea 100 veces más caro que el agua de la red pública, ni los riesgos ecológicos que implica, como la sobreexplotación de los recursos hídricos y la cantidad de basura que genera.
Por ahora, no parece que el Gobierno de AMLO tenga intenciones de intervenir en el sector hidrológico, ya que incluso en su ambicioso paquete de reformas no incluyó alguna propuesta específica en la materia, así que todo quedará en manos de la siguiente administración, que tendrá varios retos, entre ellos, convencer a los sectores más privilegiados que la crisis ya se vive desde hace años y es necesario generar prácticas de consumo empáticas con la baja disponibilidad de agua.
Autor: Enrique Alvarado González