GUADALAJARA, Jal.- Ludwika Paleta y su hijo Nicolás Haza protagonizan la película de ficción “Después”, dirigida por Sofía Gómez Córdova, donde la relación madre e hijo es estupenda, pero al morir el joven descendiente en la trama, ella empieza a darse cuenta que no lo conocía lo suficiente.
La historia compitió para los premios Mezcal, Maguey y Hecho en Jalisco de la 39 edición del Festival Internacional de Cine de Guadalajara. También actúan Adriana Palafox, Luis Velázquez, Alan Oliva y Darío Rocas.
Gómez Córdova (Aguascalientes, 1983), cogionista de “Somos Mari Pepa” y “Los lobos” de Samuel Kishi, platica en entrevista que la idea original del relato es de Luis Briones.
“Es el guionista con el que trabajé mi primera película ‘Los años azules’ y en ‘Los lobos’. La historia surgió a partir de la inquietud de retratar a un personaje que pierde a un ser querido, pero era muy distinto a como lo conocía. Es decir, alguien conoce a una persona y ésta a su vez la conocen de manera diferente otras personas.
Todas las facetas son igual de verdaderas, por lo cual se vuelven un misterio cuando ya no existe la posibilidad de seguir conociendo esa parte del ser amado que ya falleció. Eso es un luto más allá de que extrañas a alguien, de que nunca voy a poder saber más de esa persona, quien como todos era un mar de complejidades y contradicciones”, dice Córdova.
En “Después” (México, 2024), se ve a Carmen que, ante la incomprensible muerte de su único hijo, Jorge, va descubriendo que la relación de profunda amistad que habían desarrollado después de abandonar al padre, guardaba secretos. Ninguno responde la incógnita detrás lo que podría haber sido un suicidio, pero dibujan un retrato contradictorio que la obliga a encarar su propio y desdibujado reflejo.
Luego surgieron otros tópicos a examinar de parte de la realizadora:
“Deseaba explorar el tema de la maternidad y las decisiones alrededor de la maternidad y la identidad, además de la pérdida. Aquí la mamá siente una especie de traición al darse cuenta de que no conocía muchas cosas de su hijo a pesar de que eran los mejores amigos. La mamá dejó a un lado su carrera musical y su amor a la música por ser mamá, y su hijo si conocía cómo le afectaba eso. Quería abordar las decisiones que implica la maternidad. Yo creo que son inquietudes que todas las mujeres tenemos, incluso si se desea no tener hijos”.
–¿Cómo escogió a Ludwika Paleta y a Nicolas Haza, su hijo en la vida real para que trabajaran juntos?
–Ludwika estaba en el papel desde muy temprano. A penas estábamos escribiendo el guion cuando la conocí en un taller que hicimos juntas en 2019, y le comenté que estaría padre que Nicolás fuera el otro personaje, pero él estaba más joven y viviendo en Canadá, estudiando cine, y ya no hubo más platica. Un par de años después ya empezábamos a trabajar el proyecto y se volvió una pregunta seria si Nicolás quería actuar. Ya había regresado a vivir a México y estaba interesándose por la actuación, y Ludwika me preguntó si me parecía adecuado que él actuara, y le dije sí. Le pedí que le preguntará y él aceptó el papel.
“Hablé con Nicolás por teléfono y me cayó muy bien. Es un chico lindísimo. Se me hizo súper transparente y sensato, y algo en mí me dijo que esto iba a funcionar obviamente. En ese momento él no contaba con experiencia actoral, pero había estudiado cine y estaba muy familiarizado con filmaciones, y en el transcurso de los meses, empezamos a generar dinámicas de trabajo y él tuvo otros proyectos para actuar, y llegó conmigo ya con un poco más de experiencia. La verdad es que fue muy lindo trabajar con los dos, los disfruté mucho”.
–Siempre se dice que las madres conocen muy bien a los hijos, pero aquí es lo contrario, ¿qué puede decir al respecto?
–Nos interesaba indagar cómo las personas más cercanas a este personaje joven, en particular la madre, además de enfrentarse al dolor de su muerte, tuviera la sensación de no poder conocerlo más y de que otros supieran otros aspectos de su vida privada y ella no, lo cual ponen en duda el vínculo de confianza que ella tenía con él, y en medio del duelo se tiene que lidiar también con esa sensación y además de enojo.
“Uno de los motores que sentía cuando estábamos trabajando en el guion y que surgía mucho en esos momentos era el enojo. Existe una tristeza y un dolor enorme, pero también hay mucho enojo, de niño estúpido cómo fuiste a hacer esa tontería de, quizá, suicidarte, ¿por qué te mataste? y ¿por qué no me pediste ayuda si te sentías mal?
–A diferencia de tu anterior filme, ¿que se te complicó más aquí?
–La película anterior que dirigí, no digo que haya sido fácil, pero todo hay que ponerlo en sus dimensiones, es una cinta que sucedió en una sola locación, este largometraje se hizo en dos ciudades diferentes. Además, la playa tenía traslados. Incluso, estábamos regados por el mundo los creativos, se vino la pandemia, pero logramos realizar la cinta.
“La firmamos en cinco semanas y la realidad es que era para más tiempo, por todos los traslados que involucraba. Había una restricción en todos los sentidos del tiempo para cumplir con el plan de trabajo, y tuvimos que ser muy flexibles, de esta escena me encantaría tenerla en un plano secuencial hermoso, pero no contaba con más tiempo para hacerla. Me encantaría rodar una película donde pudiera planear todo y tener todo el tiempo del mundo”.
Y concluye: “Fuera de todo eso, todos los aprendizajes obviamente la mayor parte son muy positivos. Fue una experiencia muy bonita”.