La elefanta Mali, de casi 50 años y el único paquidermo que quedaba en Filipinas, falleció por diversas dolencias tras pasar más de cuatro décadas en el zoológico de Manila, al que fue entregado por Sri Lanka como regalo a la ex primera dama Imelda Marcos.
Considerada por grupos ambientalistas como la elefanta más triste del mundo, Mali pasó toda su estancia en Manila sola en un corral de concreto, cuyas condiciones propiciaron su mal estado de salud.
Mali falleció la tarde del martes. En la comparecencia, el veterinario jefe del zoo de Manila, Heinrich Patrick Peña-Domingo, indicó que Mali tenía cáncer, así como problemas en diversos órganos como el hígado y los riñones, y se cree que murió de un paro cardíaco.
Desde hace años, activistas como Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA) denunciaban la soledad y la precariedad con las que vivía la elefanta y pedían que fuera trasladada a una reserva para elefantes en Tailandia.
“El mundo llora a Mali, la elefanta que pasó décadas sola en el zoo de Manila”, escribió hoy PETA en su cuenta de X (antes Twitter), donde pidió a Sri Lanka que no envíe a otro elefante a Manila, en caso de las autoridades lo soliciten.
PETA acusó que “a pesar de las repetidas advertencias, los funcionarios del zoológico y de la ciudad ignoraron los claramente dolorosos problemas en las patas de Mali, que son la principal causa de muerte en elefantes cautivos, condenándola a años de sufrimiento”.
En un comunicado, la organización internacional, agradeció a personalidades y artistas que en su momento se pronunciaron por la liberación de Mali, entre ellos: la Dra. Jane Goodall, Sir Paul McCartney, The Smashing Pumpkins, Pamela Anderson, Ely Buendia, Cat Stevens, Alicia Silverstone, Marian Rivera, Dingdong Dantes, Brigitte Bardot, Morrissey, JM Coetzee, Geneva Cruz y más.
La elefante fue entregada en 1977, a los tres años de nacer, al zoológico manileño por las autoridades esrilanquesas como un gesto hacia la entonces primera dama, Imelda Marcos, esposa del dictador Ferdinand Marcos.
Al inicio había otra elefanta en el zoo, Shiba, pero murió unos años más tarde, lo que dejó en soledad a Mali durante las siguientes décadas.
Según PETA, Mali vivía en un pequeño espacio con suelo de hormigón, cuando los elefantes están acostumbrados a vivir en áreas de entre 25.000 y 60.000 hectáreas.
Sin embargo, las autoridades filipinas siempre defendieron que la elefanta estaba siendo cuidada con cariño en el zoo y que no podría adaptarse a vivir con otros paquidermos.
Con información de PETA y EFE