CIUDAD DE MÉXICO (apro).-El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) llega a sus 85 años “como una de las principales instituciones académicas y científicas del país” y “fortalecido en su vocación de investigar, conservar y difundir el patrimonio arqueológico, paleontológico, histórico y antropológico de México”
Así celebra el boletín oficial el aniversario de la institución fundada por decreto del 3 de febrero de 1939, por el presidente Lázaro Cárdenas. Y se cuenta que fue luego de un diferendo entre los gobiernos federal y el de Oaxaca, por los tesoros y hallazgos encontrados por el arqueólogo Alfonso Caso en la Tumba 7 de Monte Albán, el 9 de enero de 1932. Cárdenas consideró necesaria la creación de una instancia que se encargara de cuidar y administrar el patrimonio arqueológico de la nación.
Y hace un recuento rápido de ciertos acontecimientos gloriosos como el hallazgo en 1953 de la tumba de Pakal, por Alberto Ruz L’huillier; el fortuito descubrimiento por trabajadores de la (extinta en el gobierno de Felipe Calderón) Compañía de Luz y Fuerza del Centro de la Coyolxauhqui en 1978 que dio pie al llamado Proyecto Templo Mayor; recientemente, la recuperación de piezas arqueológicas que se encontraban de manera “indebida” en el extranjero, algunas a punto de subastarse.
Destaca asimismo, la fundación de los museos nacionales de Historia ubicado en el Castillo de Chapultepec y del de Antropología, que este año cumplirá 60 años; la administración de 193 zonas arqueológicas abiertas al público, aunque existan muchas más sin ser exploradas; y la restauración de 2,340 inmuebles históricos dañados por los sismos de 2017, entre otras acciones.
Pero a lo largo de las últimas décadas, el INAH no ha estado exento de la polémica. Algunos asuntos incluso han enfrentado los criterios conservación de sus autoridades con los de los investigadores y trabajadores. Por ejemplo, cuando se autorizó la creación de un mall dentro de la zona arqueológica de Teotihuacán, como parte de los trabajos de exploración que formaban parte de los 14 Proyectos Especiales de Arqueología, impulsados durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari. Las obras lograron detenerse por la oposición abierta de habitantes de los municipios donde se asienta la zona y por los trabajadores.
Años más tarde, en el periodo de Vicente Fox se liberaron los predios para la construcción de una tienda de la cadena Aurrerá, en medio de una fuerte controversia en la cual nuevamente intervinieron de un lado los pobladores con el apoyo de trabajadores y del otro las autoridades municipales, estatales y federales.
E igual sucedió cuando en el sexenio de Felipe Calderón, con Enrique Peña Nieto como gobernador del Estado de México, se permitió desde la administración del INAH que se hicieran las obras para la creación del espectáculo de luz y sonido “Resplandor Teotihuacano”, para el cual se perforaron las pirámides del Sol y de la Luna.
Discordia
En el mismo régimen calderonista se autorizaron la transformación del Fuerte de Guadalupe en Puebla –entidad donde también se pretendía la construcción de una rueda de la fortuna y un teleférico en pleno Centro Histórico–. Y, en otro ejemplo, el propio Consejo de Arqueología permitió que encima del basamento prehispánico de la zona arqueológica de Tzintzuntzan, Michoacán, se construyera un museo de sitio.
Se aprobó que las zonas arqueológicas y también museos, se convirtieran en escenario para conciertos masivos, como los de Luciano Pavarotti, Plácido Domingo, Paul McCartney (finalmente suspendido), Armando Manzanero, Sarah Brightman, Elton John, quien también cantó para Vicente Fox y su esposa Marta Sahagún en el Castillo de Chapultepec.
El presente sexenio la polémica también ha sido el pan de cada día y los asuntos que mayor escozor han causado son la construcción del Tren Maya, el Proyecto Chapultepec y el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA).
A propósito del Tren Maya, mientras el director del INAH, Diego Prieto, reporta semanalmente, el hallazgo y la recuperación piezas arqueológicos (que suman ya 59,340), cerca de un millón y medio de fragmentos cerámicos y alrededor de 2000 bienes muebles, un grupo de investigadores del propio INAH, presentó una denuncia ante la Fiscalía General de la República por presuntos daños al patrimonio arqueológico( https://www.proceso.com.mx/cultura/2024/1/29/tren-maya-danos-al-patrimonio-investigadores-del-inah-fiscalia-322961.html). Y se han señalado asimismo, afectaciones a los entornos ecológicos, como los mantos freáticos y los sistemas de cavernas y cuevas.
Apenas iniciaba 2022 y un conflicto estallaron conflictos en la Escuela Nacional de Antropología e Historia por despidos y recortes presupuestales, eliminación de materias optativas y el anuncio de que ya no se contrataría personal eventual, entre ellos, 350 profesores de asignatura. Tuvo que salir el vocero de la Presidencia de la República, Jesús Ramírez Cuevas, a aclarar que sí se les contrataría.
Era el punto culminante de problemas que vienen de tiempo atrás en las escuelas de educación del instituto, principalmente por recortes presupuestales, abandono de infraestructura, entre otros aspectos.
El recorte a los recursos presupuestarios han sido uno de los principales problemas de la institución, y en 2020, en medio de la pandemia de covid-19 se anunció un recorte de más del 75%, que afectó fundamentalmente las áreas de investigación antropológica, histórica e incluso la arqueológica, que no tuviera que ver con el Tren Maya.
Hacia finales de 2024 se dio a conocer que el INAH gozaría para 2024 de un aumento presupuestal sin precedentes. Sólo que, otra vez, quedan sin atención las áreas de antropología e historia, entre otras de investigación social, para priorizar, nuevamente, el aspecto arqueológico, esta vez, ha sido etiquetado específicamente para la adquisición de predios con restos arqueológicos, relacionados con el proyecto Tren Maya.
Estos son algunos de los aspectos, que enturbian la fiesta de los 85 años del INAH, una institución ciertamente única en el país, responsable de la preservación, investigación y difusión de los patrimonios arqueológico e histórico, de la educación superior en áreas de antropología, historia, museografía, conservación de monumentos, la aplicación de la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, entre otras atribuciones, pero se le ha dejado sin los suficientes recursos de toda índole.