El año pasado, un estudio reveló por primera vez la presencia de microplásticos en una secuencia de ADN de un ser vivo. Es un hecho que estas partículas, las cuales se desprenden de un sinnúmero de productos, están en cada vez más lugares.
Los microplásticos prácticamente están en todos lados. En los torrentes de agua, en el mar, en el aire y en la tierra, y su combinación con otros productos químicos, como los pesticidas, pueden dañar gravemente la salud de muchos seres vivos.
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De acuerdo con la investigadora Judith Weis de la Universidad Rutgers de Newark, Nueva Jersey, los microplásticos más comunes son las microfibras, las cuales se desprenden de cientos de productos, entre ellos la ropa sintética.
“Las microfibras textiles contienen sustancias químicas que han demostrado ser tóxicas, como tintes, agentes antiarrugas y retardantes de llama. Además, los contaminantes presentes en el agua, como metales y pesticidas, pueden adherirse a las partículas, convirtiéndolas en un cóctel de contaminantes que puede transferirse a los animales”, detalla.
Cuidado con las lavadoras
Según la investigación realizada por Weis, las prendas desprenden microfibras prácticamente en todo momento, pero en particular durante el proceso de lavado, debido a la fricción necesaria para su limpieza.
“Un solo lavado puede desprender varios millones de microfibras. Hay muchos factores que influyen en la cantidad de fibras que se liberan, como el tipo de tejido, la acción mecánica, los detergentes, la temperatura y la duración del ciclo de lavado.
“Una vez que las prendas liberan microfibras en las lavadoras, las fibras entran en el flujo de aguas residuales, que generalmente van a parar a una planta de tratamiento. Las microfibras que se eliminan durante el tratamiento acaban en lodos de depuradora que, en muchos casos, se aplican al suelo como fertilizante”, detalla la investigadora.
De acuerdo con el estudio, no solo las prendas hechas con materiales sintéticos desprenden microfibras, también lo hacen aquellas elaboradas con algodón o lana. Aún más, la ropa más esponjosa es la que suelta mayor cantidad de estos contaminantes.
Limpieza amigable con el ambiente
Aunque no es factible reducir al cien por ciento la emisión de microfibras, realizar pequeños cambios en tu rutina de lavado puede evitar que millones de ellas terminen en el agua, contaminándola.
Emplear agua fría y una menor cantidad de detergente son acciones sencillas que permiten reducir este tipo de contaminación. Los expertos sugieren también realizar cargas completas de ropa para reducir la fricción que puede liberar microfibras.
La investigadora recomienda secar la ropa en un tendedero y al aire libre, pues esto evita la fricción de la secadora sobre las prendas. Usar filtros para pelusa y en los desagües de la lavadora pueden reducir significativamente este tipo de polución.