Cuando el Azul estuvo de moda | Video

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Época arcaica del futbol mexicano.

Cruz Azul no jugaba siquiera en Ciudad de México cuando logró, hace 60 años, su clasificación a la Primera División del Futbol Profesional, estrenada en la temporada de 1943-44 en los años en los que clubes como Asturias y España dominaban la escena de la liga.

En aquel 64, cuando los celestes se congregaron en la máxima categoría (después de derrotar al inexistente Zamora, con Jorge Marik en el banquillo), América logró su segundo subcampeonato (no había ni sospecha de liguilla entonces) al terminar la temporada abajo del “Campeonísimo Guadalajara”, cuyo cuadro fue esqueleto de la Selección Mexicana en los Mundiales Chile 1962 e Inglaterra 1966.

América, uno de los dos equipos que ha jugado todas las ligas profesionales; el otro, Guadalajara, consiguió su primer título en 1966, año en que se inauguró el Estadio Azteca al superar por puntos a Atlas, que dirigía Eduardo Valdatti.

Cinco años después de su ascenso a primera, todavía jugaba en el Estadio 10 de Diciembre de Jaso, Hidalgo, el equipo azul se hizo de su primer campeonato de liga al superar en la clasificación a la penúltima expresión del Campeonísimo.

Formaban parte de aquel once jugadores mitológicos que serían de uso corriente en la tribuna de los 70: Gustavo “Halcón” Peña, Héctor Pulido, Fernando Bustos y Juan Manuel Alejandrez.

Un hombre haría posible que el azul se pusiera de moda en las gradas de los estadios: Raúl “El Güero” Cárdenas, ex jugador del Zacatepec y, después, célebre técnico de la Selección Mexicana que fracasaría rotundamente en Argentina 78.

En un torneo de extraño formato, Cruz Azul lograría el bicampeonato al superar al Guadalajara en 1970 (año en el que el Mundial interrumpió la temporada regular). Ese año fue axial: terminó la era del Campeonísimo y nació la de La Máquina Celeste, como llamaría al equipo el cronista Ángel Fernández.

Después del Mundial, a los directivos de la Federación Mexicana de Futbol se les ocurrió “una gran idea” para hacer más competitivo (y entretenido) el sistema de competencia de la primera división.

Crearon “La Liguilla”, una suerte de minitorneo en el que jugarían los mejores equipos de la temporada regular, que fue divida en dos grupos. América y Toluca disputaron la primera “Liguilla”, en la que los cremas, como se les llamaba entonces, vencieron al los Diablos en el juego de vuelta (2-0) en el Estadio Azteca.

En la temporada siguiente, por fin se enfrentaron dos equipos de la capital en una serie de matar o morir en la final de la liga. Cruz Azul venció en semifinales al Guadalajara y América al Monterrey.

El 9 de julio dirimieron el título dos constelaciones memorables. Por los celestes participaron en el elenco, entre otros: Miguel Marín, Javier “Kalimán” Guzmán, Alberto Quintano, Cesáreo Victorino, Eladio Vera, Alejandrez, Pulido y Bustos.

Por América: Prudencio Cortés, Guillermo Hernández, Roberto Hodge, Enrique Borja, Juan Manuel Borbolla y un jovencito número 8 destinado a ser el mejor jugador extranjero en el futbol nacional durante un cuarto de siglo: Carlos Reinoso.

El cuadro de Raúl Cárdenas resolvió el pendiente durante el primer tiempo (3-0) sobre el de José Antonio Roca, también ex jugador del Zacatepec.

Con goles de Pulido, Victorino y “El Centavo” Muciño, los celestes ganaban antes del minuto 40. Luego, el mismo Muciño dejó las cosas en claro (4-0). En el ocaso, casi por decoro, Borja anotó el único tanto americanista.

Desde aquel día, Cruz Azul y América se han enfrentado en tres finales por la liga: en todas han ganado los americanistas: Temporada 1988-89 (5-4); Clausura 2013 (2-2, penales 4-2); Apertura 2018 (2-0).

El futbol es una aventura del esoterismo, puede ser que la memoria recuerde aquel domingo del 72, en el que La Maquina pitaba y galopaba.





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