El nombre del xoloitzcuintle, que también se denomina perro pelón mexicano, viene de dos palabras en la antigua lengua de los aztecas: Xólotl, dios del ocaso y de la muerte, e itzcuintli, o perro. Según la creencia azteca, el perro de Xólotl había sido creado por el dios para proteger a los vivos y guiar las almas de los muertos a través del peligroso Mictlán, el inframundo. Los investigadores creen que los ancestros de este ejemplar acompañaron a los primeros emigrantes de Asia y evolucionaron hasta convertirse en la raza que vemos hoy hace al menos 3.500 años.
La falta de pelo del xoloitzcuintle, -a excepción de uno o dos mechones en la cabeza o en la cola-, es el resultado de una mutación genética que también es responsable de la falta de premolares del perro. Este rasgo dental distintivo hace que sea relativamente fácil identificar los restos de este perro en contextos arqueológicos. El xoloitzcuintle se suele abreviar como “xolo” y la raza xoloitzcuintle también se conoce cariñosamente como nacktis.
Descubre el perro que es símbolo de México
El xoloitzcuintli tiene una esperanza de vida que va de los 12 a los 15 años y al ser una raza primitiva es difícil que tenga enfermedades o problemas congénitos. Este perro requiere de una muy buena dosis de ejercicio, ya que son muy juguetones y tienen una gran cantidad de energía. Necesitan ejercitarse regularmente ya que podrían volverse destructivos, pero no porque sean malos, sino porque desean llamar tu atención.
Este perro es considerado de carácter dócil y protector, pero también territorial, por lo que es un buen animal para compañía y guardia. El xoloitzcuintle es ideal para sumarlo a la familia ya que es muy cariñoso, pero siempre son un poco escéptico con los extraños al principio. Puede adaptarse a vivir en un apartamento, ya que se adaptan fácilmente.
En 2017, la película “Coco” llevó al xolo a las pantallas y a las mentes de todo el mundo con el personaje de Dante, el dicharachero perro que acompaña al protagonista en el más allá. Vale mencionar que este perro es símbolo de México desde la década de 1930, cuando el nacionalismo mexicano comenzó a reivindicar su pasado prehispánico. Cada vez hay más demanda de estos perros en el extranjero, como Estados Unidos, Europa y últimamente Rusia, donde la “xolomanía” está en auge.