Sin duda, el pavo es uno de los protagonistas de la mayoría de las cenas de fin de año. La facilidad y versatilidad en su preparación, además de la arraigada tradición, lo hacen un verdadero favorito.
Por lo regular, la gran mayoría adquirimos este alimento congelado, puesto que permite tenerlo con algún tiempo de antelación y así evitar las prisas de último momento. Más allá de las ventajas, es importante que sepas cómo reconocer que se encuentra aún en buen estado.
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“Mientras están congelados, los pavos se mantienen inocuos por tiempo indefinido. Sin embargo, si los pavos se descongelan a temperaturas por encima de 4 °C, cualquier bacteria dañina que haya estado presente antes de congelarlos puede reactivarse y empezar a multiplicarse”, señala un estudio de la Universidad de Connecticut.
Conservar la cadena de frío desde que lo adquieres en el súper hasta que lo guardas en el congelador en tu casa es crucial para que, a la hora de cocinarlo, el pavo se encuentre en condiciones ideales para consumirlo de forma segura.
¿Cómo saber si un pavo congelado está en buen estado?
Lo primero que debes checar al elegir un pavo es su fecha de caducidad. Rechaza aquellos que tengan fechas cortas, sobre todo si no lo piensas cocinar de inmediato. Es fundamental también revisar que el empaque no esté rasgado ni tenga agujeros, pues pueden facilitar la contaminación cruzada.
Un empaque abombado o un aspecto poco congelado indican que la pieza probablemente fue recongelada, lo que puede afectar tanto su calidad como podría permitir el crecimiento de bacterias, por lo que también deberás rechazarla.
Lo ideal es que, cuando compres tu pavo, lleves una pequeña hielera para transportarlo, sin importar que la distancia que recorras no sea muy larga. En cuanto llegues a casa, llévalo al congelador para que la temperatura interna no sufra cambios drásticos.
Siguiendo los consejos, y dependiendo si se trata de un pavo congelado o ultracongelado, éste puede durar hasta tres meses en buen estado en el congelador, listo para ser procesado.
¿Cómo descongelar un pavo de forma correcta?
Según los estudios de la Universidad de Connecticut, existen tres formas adecuadas y una común, pero incorrecta, de descongelar un pavo. Es importante saber hacerlo de la forma ideal para evitar que se eche a perder.
Una forma común es dejar el pavo a temperatura ambiente, en una mesa o en la encimera de la cocina. Sin embargo, los expertos señalan que, una vez que la pieza llega a los 4 grados, puede reactivar bacterias preexistentes o contaminarse, por lo que no se recomienda este método.
Lo que sí puedes hacer es descongelarlo en el refrigerador, bajándolo del congelador al refrigerador. Es el método más tardado, pero el que te asegura que sus propiedades se conserven de mejor manera. Más o menos, un pavo de entre 4 a 6 kilos de peso tardará un día en descongelarse.
También puedes usar agua fría. Un pavo de entre 4 a 6 kilos tardará en descongelarse de 4 a 6 horas usando este método, en el que se recomienda cambiar el agua cada media hora. Tanto en éste como en el anterior método, debes hacerlo aún con su envoltura original.
Otro método es hacerlo en el microondas, aunque en este caso el problema es que ciertas partes pueden cocerse de más, por lo que una vez cocinado puede quedar algo disparejo. En este caso, lo más común es porcionarlo y descongelarlo según las instrucciones de tu horno.
Para asegurarte que tu pavo está en buenas condiciones, una vez descongelado debes olerlo. Su aroma debe ser neutro: si desprende un olor fuerte, seguramente estuvo mal congelado. La carne se debe sentir firme, rechaza aquellos que tengan una textura babosa o un color verdoso.
¿Cómo congelar el pavo guisado?
Antes de guardar los restos de pavo, lo ideal es retirar los huesos y el relleno, para evitar la contaminación cruzada. En el refrigerador, en promedio, pueden durar en buen estado entre dos y tres días.
Si optas por congelarlo, el pavo puede durar hasta cuatro meses, siempre y cuando se mantenga una temperatura igual o inferior a los cero grados de manera constante. Puedes posteriormente aprovecharlo en muchísimas recetas, desde tacos dorados hasta sopas o pastas.