En la búsqueda del bienestar solemos establecer objetivos que, en teoría, deberían conducirnos a una vida más plena y satisfactoria. Sin embargo, no todos los objetivos tienen el mismo impacto en nuestra felicidad y eso suele hacer que nos desanimemos con facilidad. La clave para recuperar y mantener la motivación radica en la comprensión y selección de metas intrínsecas y extrínsecas, y cómo estas influyen en nuestro estado de ánimo y percepción del progreso.
Los objetivos extrínsecos, aquellos que buscan validación externa como la belleza, la fama o la riqueza, pueden parecer atractivos inicialmente, pero un estudio publicado en el “Journal of Personality and Social Psychology” revela que estos objetivos están, sorprendentemente, vinculados a un mayor malestar. Esta relación negativa podría deberse a la “falacia de la llegada”, un término acuñado por Arthur C. Brooks, profesor en la Universidad de Harvard.
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¿Cómo mantenerse motivado para conseguir tus objetivos?
Brooks explica que la expectativa de alcanzar ciertos hitos, como la compra de una casa soñada, nos hará automáticamente más felices y satisfechos, sino que en realidad es una ilusión. A menudo, tras lograr estos objetivos, la satisfacción esperada no se materializa. Por otro lado, los objetivos intrínsecos, aquellos que se centran en el crecimiento personal y no dependen de la percepción o aceptación externa, tienen un impacto positivo en nuestro bienestar.
Estos incluyen mejorar nuestras habilidades, fomentar relaciones significativas o cuidar nuestra salud física y mental. Por ejemplo, dedicar unos minutos cada mañana a la meditación para aumentar la atención plena puede ofrecer una satisfacción más duradera y genuina que lograr objetivos centrados en la apariencia, como perder peso.
¿Cómo encontrar la felicidad y la motivación?
Brooks sugiere que la felicidad se encuentra en el progreso y el crecimiento personal, más que en los logros que podemos exhibir. Según él, la felicidad no debe ser vista como un destino final, sino como una dirección en la que nos movemos. Esto implica que la verdadera satisfacción y motivación provienen de nuestro interior, de nuestras actitudes y percepciones, más que de circunstancias externas.
Eso sí, acudir a un profesional de la salud psicológica frente a problemas serios de falta de motivación es esencial, ya que esto puede ser un síntoma de condiciones subyacentes más complejas, como la depresión o trastornos del ánimo. Un experto en salud mental puede evaluar detalladamente la situación, identificar las causas raíz y proponer tratamientos adecuados, que podrían incluir terapia, medicación o estrategias de manejo del estrés.