Una de las bebidas más populares en todo el mundo es el vino, no importa su presentación o la situación en donde lo hayas tomado, pues se ha convertido en el favorito de muchas personas debido a la gran variedad de opciones para elegir. Y si bien es una ventaja tener tantas alternativas, ésto también resulta complicado a la hora de elegir la indicada, pues no todas tenemos conocimiento sobre ello.
Y es que elegir un buen vino puede parecer una tarea abrumadora para aquellas que no están familiarizadas con el vasto universo de los vinos. Con una multitud de variedades, regiones, añadas y técnicas de elaboración, es fácil sentirse perdida frente a las estanterías de una tienda o la extensa carta de un restaurante, así que no te sientas avergonzada porque no eres la única que ha pasado por esto.
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Sin embargo, no es necesario ser un “sumiller” (catador de vinos) para disfrutar de una copa de vino que deleite el paladar, pues existen algunas técnicas al alcance de todas las personas que poco a poco te ayudarán a aprender sobre la gran variedad de vinos que existen y el sabor de cada uno de ellos.
Guía básica para elegir el mejor vino sin ser experta
Es así como a continuación de comparto algunos consejos dictados por verdaderos conocedores del vino, para demostrar que no necesitas tener conocimientos profundos o tomar cursos carísimos para poder disfrutar de un buen vino, sólo es cuestión de identificar algunos aspectos y podrás convertirte en la referencia de la familia.
1. Conoce tus gustos personales
El primer paso para elegir un buen vino es entender qué te gusta. ¿Prefieres sabores afrutados o más secos? ¿Te inclinas por vinos suaves o con más cuerpo? Una forma sencilla de descubrir tus preferencias es probar diferentes tipos de vino y tomar nota de cuáles disfrutas más. Las catas de vino, que muchas veces se ofrecen en tiendas especializadas o eventos locales, son una excelente oportunidad para explorar distintas variedades sin comprometerse a comprar una botella entera.
2. Familiarízate con las variedades de uva más comunes
Cada tipo de uva aporta características únicas al vino, por lo que conocer las variedades más populares te ayudará a anticipar qué esperar de cada botella.
Uvas tintas:
- Tempranillo: Predominante en España, ofrece sabores a frutas rojas y notas de vainilla cuando se envejece en barrica.
- Cabernet Sauvignon: Originaria de Burdeos, Francia, es conocida por sus taninos firmes y sabores a grosella negra.
- Merlot: Suave y afrutado, con notas de ciruela y cereza.
Uvas blancas:
- Albariño: De Galicia, fresca y con toques cítricos.
- Chardonnay: Versátil, puede ser desde ligero y afrutado hasta cremoso y con toques de mantequilla.
- Sauvignon Blanc: Fresco y herbáceo, con notas de hierba cortada y frutas tropicales.
3. Considera el maridaje con la comida
El vino adecuado puede realzar los sabores de un plato y aquí te dejo algunas pautas básicas para poder elegir el que mejor se adapte a tu comida favorita y si quieres ahondar mucho más en este tema, puedes visitar la “Guía Peñín” (da clic AQUÍ para visitarla), una referencia nacional que ofrece recomendaciones detalladas sobre maridajes y vinos adecuados para cada ocasión.
- Carnes rojas: vinos tintos con cuerpo, como el Cabernet Sauvignon o el Tempranillo.
- Pescados y mariscos: vinos blancos como el Albariño o el Sauvignon Blanc.
- Pasta con salsas ligeras: un Pinot Grigio o un Chardonnay.
- Platos picantes: vinos ligeramente dulces como el Riesling para equilibrar el picante.
4. No te dejes llevar por el precio
Es un mito común pensar que un vino caro es necesariamente mejor y en realidad, hay muchos vinos baratos que ofrecen una excelente calidad. Explora opciones en el rango medio de precios y no dudes en pedir recomendaciones al personal de la tienda.
5. Presta atención a la denominación de origen (DO)
La DO indica que un vino proviene de una región específica y que cumple con ciertos estándares de calidad por lo que conocer las características de cada DO te ayudará a anticipar el perfil del vino y predecir si se adaptará al sabor que estás buscando.
6. Lee las etiquetas con atención
Las etiquetas proporcionan información valiosa sobre el vino, incluyendo la añada, el tipo de uva, el grado alcohólico y las notas de cata. También es útil entender los términos relacionados con el envejecimiento:
- Joven: vinos embotellados poco después de la fermentación, frescos y afrutados.
- Crianza: envejecidos al menos dos años, con un mínimo de seis meses en barrica.
- Reserva: envejecidos al menos tres años, con un mínimo de un año en barrica.
- Gran Reserva: envejecidos al menos cinco años, con un mínimo de dos años en barrica.
7. Aprovecha las herramientas digitales
En la era digital, existen numerosas aplicaciones y sitios web que facilitan la elección del vino, un ejemplo de ello es “Vivino”, una aplicación popular que permite escanear la etiqueta de una botella y obtener reseñas y calificaciones de otros usuarios. Además, Verema (da clic AQUÍ para visitarla) es una comunidad online donde los aficionados al vino comparten opiniones y recomendaciones.
8. No temas pedir ayuda
Si te encuentras en un restaurante o en una tienda especializada, no dudes en consultar al sommelier o al personal, pues están ahí para guiarte y sugerir opciones que se adapten a tus gustos y presupuesto. Una breve conversación puede llevarte a descubrir vinos que de otra manera pasarían desapercibidos.
9. Confía en tu paladar
Al final del día, lo más importante es que disfrutes del vino que estás bebiendo; no te dejes intimidar por terminología complicada o por opiniones de expertos y recuerda que si un vino te gusta, es el adecuado para ti.
¿Cuáles son los beneficios en la salud al tomar vino?
De acerdo con expertos en la salud, el consumo moderado de vino, especialmente el vino tinto, se asocia con varios beneficios, principalmente gracias a sus antioxidantes como el resveratrol y los flavonoides. Estos compuestos ayudan a mejorar la salud cardiovascular al aumentar el colesterol “bueno” (HDL), reducir la formación de coágulos y proteger las arterias, lo que disminuye el riesgo de enfermedades cardíacas.
Además, el vino tinto tiene propiedades antioxidantes y antiinflamatorias que pueden proteger las células del daño oxidativo, reducir la inflamación crónica y, potencialmente, disminuir el riesgo de ciertos tipos de cáncer. También se ha encontrado que el resveratrol puede mejorar la función cognitiva, protegiendo el cerebro y reduciendo el riesgo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
Otro beneficio del consumo moderado de vino es su posible efecto positivo en la regulación del azúcar en la sangre, lo que podría ser beneficioso para personas con diabetes tipo 2. Además, estudios sugieren que el vino tinto puede mejorar la densidad ósea, apoyar el sistema inmunológico y contribuir a una vida más larga y saludable.
Es fundamental destacar que estos beneficios se obtienen con un consumo moderado, ya que el exceso de alcohol puede tener graves efectos adversos para la salud. Por lo tanto, el vino debe disfrutarse con moderación y como parte de un estilo de vida equilibrado.