Ser “cerrado” mentalmente es un “problema” que afecta a muchos y se traduce frecuentemente en obstáculos para el crecimiento personal y profesional. Fomentar un pensamiento flexible se convierte en una herramienta poderosa para conseguir el éxito en los diversos ámbitos de la vida., según escribió en un artículo Alice Boyes en Psychology Today.
La primera estrategia consiste en ser selectivo respecto a quién permitimos influir en nuestro pensamiento. Reconocer a aquellos cuyas ideas y consejos enriquecen nuestra percepción nos permite abrirnos a perspectivas que naturalmente podríamos no considerar. Identifica a esas personas en tu entorno cuya experiencia y enfoque te complementan, y estarás un paso más cerca de un pensamiento más flexible.
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¿Qué se puede hacer para ser mentalmente flexible?
La segunda estrategia implica la adopción intencional de diferentes perspectivas para enriquecer nuestro enfoque ante situaciones diversas. Este ejercicio no solo desafía nuestras suposiciones habituales sino que también amplía nuestro repertorio de soluciones y respuestas.
La tercera estrategia se centra en la creación de sistemas o procedimientos que nos ayuden a mitigar tendencias impulsivas o de riesgo. Estableciendo límites claros y criterios para la toma de decisiones, podemos expandir nuestras tolerancias de una manera más segura y estructurada. Por ejemplo, si tiendes a tomar decisiones impulsivas, establece un umbral de factores de riesgo que deban considerarse antes de actuar.
Así puedes conseguir una mente flexible
La cuarta estrategia, adaptada de la terapia de aceptación y compromiso, invita a considerar nuestros pensamientos y juicios con escepticismo saludable. Reconociendo que un pensamiento es solo eso, y no necesariamente un hecho, nos permite manejar nuestras percepciones y emociones con mayor flexibilidad.
Finalmente, la quinta estrategia desafía la tendencia humana al sesgo de confirmación, animándonos a buscar activamente evidencia que contradiga nuestras creencias y predicciones. Este enfoque no solo enriquece nuestra comprensión de las situaciones sino que también fomenta un pensamiento más equilibrado y menos propenso a sobrepensar. Al integrar estas estrategias en nuestra vida diaria, no solo mejoramos nuestra resiliencia mental y nuestra capacidad para resolver problemas, sino que también abrimos nuevas vías hacia el éxito.