La periodista Quimy de León, directora de Prensa Comunitaria, aseguró durante Aristegui En Vivo que el paro nacional que lleva 26 días en Guatemala representa el inicio de un cambio de paradigma en la política y cultura del país.
Este significado simbólico se suma a las exigencias de los pueblos originarios unidos, quienes piden la renuncia de la fiscal general Consuelo Porras, del jefe de la Fiscalía Especial Contra la Impunidad (Feci), Rafael Curruchiche y la fiscal Cinthia Monterroso.
Ellos son los “actores que han impulsado una estrategia de debilitamiento de la democracia“, señaló de León y aseguró que estos fiscales orquestan un intento de golpe de estado en contra del presidente electo Bernardo Arévalo y quien sería su vicepresidenta, Karin Herrera.
Quimy de León narró que el paro ha reunido a barrios, colonias y comunidades periféricas del país, así como a todos los pueblos indígenas. En conjunto, se manifiestan para que se respete su voluntad popular expresada en las urnas el domingo 25 de junio de 2023.
“La gente con su voto dijo que este actual modelo gobernante [autoritario, con rasgos dictatoriales] no es el que queremos“, señaló. “La gente está defendiendo la posibilidad de tener otra forma de vida”.
Agregó que las tomas de calle y carreteras tuvieron como característica haber vencido el miedo. La periodista también compartió que las manifestaciones son pacíficas, con alegría y baile.
Las protestas también incluyen la toma de Gerona desde hace 26 días. Allí se ubica el Ministerio Público de Guatemala– señalado de estar coludido con el “pacto de corruptos” que busca frenar la llegada al poder de Arévalo.
“Todas las comunidades indígenas y mestizas están llegando diario hacia Gerona para expresar que se respete la democracia”, afirmó de León y describió que las personas llegan en caravanas, duermen unos días en el lugar de resistencia, regresan a sus pueblos para realizar asambleas y, finalmente, vuelven a Gerona.
Al encabezar los pueblos indígenas la actual resistencia por la democracia, “están siendo reconocidas como autoridad por todo el país”, enfatizó la periodista.
Esto provoca “un cambio de paradigma simbólico y cultural” en Guatemala, “república construida en beneficio de las élites” y con “matiz racista”.