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En 1978, Silvia Pinal, una de las máximas figuras del cine mexicano, sorprendió al público con su participación en Las Mariposas Disecadas, un drama psicológico dirigido por Sergio Véjar. En este filme, Silvia Pinal se alejó de los papeles glamorosos que la habían consagrado en el apogeo del Cine de Oro en México, para adentrarse en un personaje complejo, marcado por el dolor y la introspección.
Las “Mariposas Disecadas” trata de Julia, una escritora de novelas excéntrica que oculta un pasado perturbador. Bajo el seudónimo de “Cassandra Fuller”, Julia vive recluida en una casona sombría, acompañada únicamente por Gloria, su ama de llaves, y un canario llamado “Plinio”. Con una fascinación desmedida por la juventud y la belleza, Julia encuentra inspiración para su nueva novela Las mariposas disecadas en el inesperado encuentro con un grupo de niños que buscan un ave muerta en su jardín.
Entre ellos, destaca Olak, un niño que se siente atraído por “Plinio” y que, sin saberlo, despierta una peligrosa obsesión en Julia. Mientras Olak visita a Julia cada tarde, los recuerdos del tormentoso romance de la escritora con Jorge, un hombre mucho más joven, resurgen. La relación culminó en un acto macabro: Julia asesinó a Jorge, lo disecó y ocultó su cuerpo hasta que, incapaz de preservar el cadáver, decidió enterrarlo en el jardín.
La historia se torna aún más inquietante cuando Julia, incapaz de superar su necesidad de poseer aquello que ama, contempla métodos más eficaces para conservar a Olak junto a ella, revelando hasta dónde puede llegar su obsesión.
Las Mariposas Disecadas, la película que alejó a Silvia Pinal de sus papeles tradicionales
El título “Las Mariposas Disecadas” evoca imágenes de belleza atrapada, algo que se refleja en los personajes de la película. En particular, el personaje de Pinal simboliza la resiliencia dentro de un mundo que parece asfixiante, ofreciendo momentos de empatía y claridad en una narrativa marcada por la oscuridad.
Silvia Pinal, quien ya era conocida por su versatilidad tras su colaboración con directores como Luis Buñuel en filmes como Viridiana y El ángel exterminador, demostró nuevamente su capacidad para abordar personajes emocionalmente exigentes. En esta película, su interpretación no solo complementa la atmósfera opresiva y simbólica que Véjar construyó, sino que también subraya la importancia de las figuras femeninas en el cine mexicano de la época.
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