Una invitación a una supuesta visoría circuló libremente en diferentes grupos de WhatsApp y de Facebook en días pasados: “Hola, fuiste seleccionado para presentar visorias (sic) para liga de expansión (sic) con el club Atlante”. Los interesados tenían que presentarse el 8 de abril de 2024 a las 14:30 horas en el Deportivo Cuauhtémoc, en la Ciudad de México, para jugar un partido de futbol contra “un equipo filial del Atlante”, uno de los 15 clubes que conforman la Liga Expansión MX.
La persona que lanzó la convocatoria utilizó el nombre de Arturo Zárate, exjugador del Atlante de los años setenta, uno de los responsables de que el equipo azulgrana descendiera por primera vez, en 1976, al averno de la segunda categoría del futbol mexicano, tras haber caído 2-1 ante el Potosino.
La convocatoria destacaba que “otros visores del club” también estarían ahí para seleccionar a los futbolistas que después presentarían una prueba con el equipo de la Liga Expansión. A los participantes se les pidió pagar 200 pesos para cubrir el costo del partido y los gastos del visor.
Éste es un gancho atractivo para quienes sueñan con hacer carrera en este deporte, pues en México es una práctica común que supuestos captadores de talento o visores que no forman parte de los clubes del futbol profesional ofrezcan pruebas a cambio de dinero.
Lanzan el anzuelo con la promesa de que ayudarán a saltarse los filtros, que los llevarán con quienes toman las decisiones y así, mediante una simple visoría, pondrán un pie en algún equipo.
El club Atlante detectó el engaño y ese mismo 8 de abril informó en un comunicado que “personas ajenas a la institución” pretendían defraudar a jóvenes futbolistas y a sus padres. Ernesto Mendoza Peralta, director de la academia Atlante Texcoco, compartió en su cuenta personal de Facebook la alerta de que la visoría no era oficial para tratar de evitar que más personas cayeran en el engaño.
El director de Comunicación y Medios del equipo, Ricardo Magallán, acusó al propio Arturo Zárate de ser el promotor de la visoría y lo calificó como “un charlatán”.
“Después del comunicado Zárate se atrevió a ir al partido del Atlante contra Correcaminos que se disputó el 11 de abril en el estadio Ciudad de los Deportes. Detectamos que estaba en un palco y le pedimos que saliera del inmueble. Él estaba lucrando con el nombre de la institución. Es una de las tantas historias de fraude que existen en las divisiones inferiores de México”, recalca Magallán.
Días después de ese incidente, relata Magallán, una persona que se ostentó como abogado de Arturo Zárate le mandó un mensaje por el messenger de Facebook al empresario Emilio Escalante, propietario del Atlante. Le dijo que quería hablar con él “por lo ocurrido en el estadio” y que necesitaban llegar a un acuerdo económico. Escalante lo ignoró. Hasta ahora el club no tiene conocimiento de que exista algún procedimiento legal en su contra por esa situación.
“Arturo Zárate roba y miente usando el nombre, el logo, así como los colores del Atlante y todavía amedrenta al presidente del equipo con un supuesto abogado. Sólo quiere sacar dinero de la manera que sea. Él y otros que se hacen pasar por visores o captadores de talento engañan a los padres de familia asegurando que tienen contactos dentro de los equipos. Juegan con la ilusión de los jóvenes”, advierte el vocero del equipo azulgrana.
Otra variante del engaño
El 28 de marzo último, Carlos Hermosillo, exjugador del Cruz Azul y ahora comentarista de la cadena Fox Sports, publicó en su cuenta de la red social X un mensaje en el que pidió a los padres de familia que no paguen a “supuestos promotores” que prometen colocar a sus hijos en algún equipo de futbol. Les pidió que si esto ocurre le manden un mensaje para hacérselo saber.
El futbolista en retiro acompañó su comentario de un video que dura poco más de seis minutos en el que, entre otras cosas, contó que un exempleado del otrora dueño del Atlante, Alejandro Burillo Azcárraga, timó a un conocido suyo con la promesa de que le ayudaría para que su hijo llegara al futbol profesional.
“Yo conocí a un personaje, no voy a decir nombres, que era guarura del señor Alejandro Burillo Azcárraga; después fue mi chofer y después fue promotor. En la casa en la que yo vivía, que estaba en Tlalpan, ahí tenía un plomero que me arreglaba la caldera cuando fallaba (…) un día llegó llorando (el plomero) porque (el chofer) le había pedido 30 mil pesos por colocar a su hijo.
“A mí me dio mucha tristeza. Le dije: ‘Oiga, señor, ¿por qué no me vino a decir?’. No hay manera, eso no existe. Que no los engañen, por favor. Tuvo que vender su coche. Tuvo que vender mil cosas para sacar 30 mil pesos”.
A lo largo del video, Carlos Hermosillo dijo que la mayoría de estas personas “son unos hijos de su madre” que abusan de la ilusión y de la necesidad de algunos padres de familia por ver a sus hijos cumplir un sueño o encontrar una solución de vida porque los padres ven que saben jugar futbol.
“Este video lo estoy haciendo porque a cada uno de los padres de familia y a cada una de las mamás que hayan pagado a este tipo de delincuentes o farsantes diciéndoles que ellos los van a colocar, que van a llevarlos a algún equipo; casi, casi garantizándoles, eso es pura mentira. Los promotores existen, pero colocan a los jugadores cuando ya son figuras. Es muy difícil ver a un promotor colocarlo cuando no es figura o cuando apenas comienza (…) mientras que dentro de la cancha hagas tu trabajo y tengas una buena temporada te colocas solo, en automático. Los promotores hacen una parte que también es necesaria, que es arreglar un contrato y no desgastarte como jugador (…) si su hijo juega bien tengan por seguro que va a jugar en cualquier equipo del futbol mexicano.
“Y si es de un club (el embaucador) denúncienlo, es muy importante. Y si estos dizque promotores o entrenadores quieran engañarlos con esto de que ‘yo los voy a colocar, yo los voy a ayudar a llegar a Primera (División), pero me tiene que traer 30 mil pesos, 40 mil’, lo que sea, no den dinero. No se arriesguen a perder su dinero”, insistió Hermosillo.
Fraudes en el futbol mexicano a la orden del día
La falsa convocatoria de abril último que, curiosamente coincidió con el comentario de Carlos Hermosillo, es una de tantas que ha provocado que el Atlante haya alertado sobre visorías a las cuales no ha convocado. En enero de 2022, la institución azulgrana despachó un comunicado para dar a conocer que el equipo no realizó alguna en Acapulco. Para ser más enfático el club explicó en esa ocasión que sus academias no están autorizadas para trabajar fuera de la zona geográfica a la que pertenecen ni para realizar eventos sin previo aviso.
El director deportivo de academias y filiales del Atlante, Pascual Sandoval, refiere que el equipo cuenta con 28 academias certificadas en la capital del país y en el Estado de México, así como en Jalisco, Puebla e Hidalgo.
Si alguien está interesado en formar parte de la franquicia, lo cual le daría derecho a utilizar la marca Atlante —colores del equipo, escudo, nombre—, Sandoval tendría que realizar un análisis del proyecto deportivo presentado por los candidatos. Si les da el visto bueno también les entrega un certificado que los acredita como academia oficial del Atlante.
“Hay incontables escuelas pirata, entonces para que las personas tengan seguridad de que los reclutamientos en los que participarán son oficiales les recomiendo que a la academia a la que asistan le soliciten la certificación que el Atlante les entregó. Tiene la obligación de mostrarla. Además, la información para este tipo de eventos siempre aparecerá en los canales oficiales del equipo”, destaca Sandoval.
Entre la experiencia que Pascual Sandoval ha acumulado en el futbol mexicano destaca la de haber sido instructor de academias del Atlas en 1986, donde ayudó a formar a jugadores como Rafael Márquez, Pavel Pardo, Oswaldo Sánchez y Miguel Zepeda. Dice que es fundamental la captación y formación de futbolistas de manera transparente, es decir, sin solicitar dinero con la promesa de asegurarles un lugar en el equipo. No obstante, reconoce que en México este tipo de fraudes están a la orden del día.
El fraude a Iker Marín
El video que publicó Carlos Hermosillo generó muchas respuestas de la comunidad que utiliza la red social X. Los comentarios que le escribieron fueron en varios sentidos: hubo quien le agredeció la advertencia, otros confirmaron que esas prácticas son de lo más común en el futbol mexicano y algunos más le platicaron las experiencias que vivieron en carne propia, pues fueron engañados.
Uno de ellos es Iker Marín Solís, quien ahora es un médico cirujano graduado de la Universidad Anáhuac que estudió la maestría en administración de instituciones de salud y dirige Santé Medical Care, unas clínicas que se especializan en cirugías ambulatorias y de corta estancia en la Ciudad de México.
En entrevista con Proceso, Marín narra que cuando tenía 14 años tuvo la posibilidad de llegar al club América, pero se atravesó en su camino el visor Ángel “Coca” González, el actual director de fuerzas básicas del FC Juárez, a quien acusa de haberle pedido dinero a dicho equipo para supuestamente entregarle la carta (los derechos) del futbolista .
Los hechos sucedieron así: en 2006, Iker Marín, quien jugaba en la posición de portero, disputó un partido en el Deportivo Oceanía, en la alcaldía Gustavo A. Madero. Al término del mismo el entrenador del club rival se acercó a él para invitarlo a unirse a los Guerreros GAM, equipo del cual Ángel González era el propietario.
“‘La Coca’ González era una leyenda porque había descubierto a Cuauhtémoc Blanco. Pensé que podría estar más cerca de convertirme en profesional si aceptaba su propuesta”, recuerda. En una ocasión los Guerreros GAM, donde ya jugaba Marín, visitaron las instalaciones donde entrenan las diferentes categorías del América para enfrentar a un equipo de fuerzas básicas. Tras el partido, el visor José de Jesús “El Cocodrilo” Valdez preguntó a quienes se encontraban en las gradas por el padre del portero, pues quería que realizara una prueba.
No había pasado ni un año desde que Marín aceptó jugar con el equipo del “Coca” González cuando ya estaba entrenando con las categorías inferiores del América. Parecía que el futbol profesional estaba cerca gracias a la labor de visoreo que había realizado. El gusto le duró poco. Su entrenador Raúl Rodrigo Lara le avisó que había un problema.
“La temporada estaba por iniciar cuando Rodrigo Lara se acercó conmigo para decirme que mi registro aún no estaba listo debido a un problema administrativo. Habló con mi papá y le comentó que ‘mi representante’, o sea, ‘Coca’ González, le estaba pidiendo dinero al América por mi carta de jugador. No supimos la cantidad que solicitó. Y quiero aclarar que nunca fue mi representante porque no firmé ningún documento”.
A una semana de iniciar el torneo de fuerzas básicas Marín dejó el equipo apenas tres meses después de haber llegado porque el América se negó a pagarle a Ángel González. Iker y su padre preguntaron al visor acerca del dinero que solicitó a la institución americanista, pero negó haberlo hecho. El portero regresó a jugar con los Guerreros GAM con la intención de buscar otro equipo que lo acercara al profesionalismo.
En 2007, el “Coca” le ofreció a Marín asistir a la Copa Dallas para reforzar al Pachuca. González, quien se desempeñó como coordinador de visorías del equipo hidalguense de 2003 a 2014, se llevó a ocho jugadores de los Guerreros GAM como refuerzos. A cada uno le cobró 30 mil pesos para cubrir el transporte y hospedaje. Les explicó a los padres de familia que como sus hijos no pertenecían al Pachuca debían costear los gastos.
Los Marín volvieron a depositar su confianza en Ángel González cuando éste les aseguró que si Iker realizaba un buen torneo tendría la posibilidad de convertirse en jugador de los Tuzos. Al concluir la Copa Dallas la familia se enteró de que el Pachuca cubrió los gastos de todo el equipo, incluyendo a los refuerzos y que el “Coca” se había quedado con los 240 mil pesos que obtuvo de los padres de los ocho futbolistas.
Después de la Copa Dallas, Iker Marín ya no regresó a los Guerreros GAM ni tampoco intentó ir al Pachuca porque los jóvenes con los que viajó le dijeron que Ángel González pedía dinero para “asegurar un lugar en el club”. Ya fuera con Pumas, Cruz Azul o Toluca la sombra del “Coca” lo persiguió durante años.
“Cuando ‘Coca’ González supo que estaba probándome en otros clubes le comentó a mi papá que yo era futbolista de los Guerreros GAM y que él era dueño de mis derechos de jugador, los cuales valían 150 mil pesos. El señor quería ganar sí o sí. Mi papá le dejó claro que nunca firmamos un contrato y no le pagaría nada”.
Zelada se escapó con 50 mil pesos
El último descalabro que puso punto final a la carrera de futbolista de Iker Marín ocurrió en 2008. Su papá coincidió en una reunión de negocios con Héctor Miguel Zelada, el arquero argentino que jugó con el América de 1979 a 1987 donde ganó tres títulos de Liga. Como todo padre orgulloso le mostró algunos videos de su hijo cuidando la portería y le platicó sobre el suplicio vivido por intentar convertirse en profesional.
Zelada le comentó que se desempeñaba como representante de jugadores y que podía llevarlo a probarse con el Talleres de Córdoba, en Argentina. A cambio, la exestrella del América le pidió 50 mil pesos que el señor le entregó sin dudarlo. Después de tres meses de aquella reunión Zelada no volvió a responder ninguna llamada de la familia Marín. Desapareció junto con el dinero.
Ángel González cuenta con 45 años de experiencia como visor o captador de talentos en México. Ha trabajado con el América, Pachuca, Chivas, Mazatlán y FC Juárez. Algunos de los futbolistas que descubrió son Cuauhtémoc Blanco, Carlos Hermosillo, Ricardo Peláez, Ángel Reyna, Carlos Vela, Héctor Moreno, Héctor Herrera, Hirving “Chucky” Lozano y Johan Vásquez.
Iker Marín no es el único que ha señalado a Ángel González por pedirle dinero indebidamente para tratar de llegar a un club. El 21 de abril de 2014, en una entrevista para ESPN Radiofórmula, Daniel Ramírez, entonces delantero de los Pumas, dijo que antes de llegar con ese equipo realizó una prueba con el Pachuca cuando tenía 13 años y que después el “Coca” le pidió 10 mil pesos para que pudiera quedarse en las fuerzas básicas.
Esa misma tarde el equipo hidalguense separó de manera inmediata a González de su cargo como coordinador de visorías y anunció que iniciaría una investigación interna. Dos días después de sus declaraciones Ramírez ofreció una conferencia de prensa para abundar sobre lo que dijo en la entrevista radiofónica.
“Los 10 mil pesos no eran para que me asegurara un lugar en las fuerzas básicas de Pachuca sino para el sustento de las canchas, los viajes, la casa club y la comida al resultar seleccionado. Además, no fui el único al que le comentó del dinero sino a otros once jugadores que aprobaron la visoría”, acusó el futbolista.
Ramírez, quien debutó en el futbol profesional en 2012, se retiró en 2019 con 25 años de edad. Este reportero solicitó una entrevista con él, pero respondió que no está interesado en hablar del tema.
Ángel González: “Los padres también ofrecen dinero”.
“Lo que me hicieron en Pachuca no tiene nombre, el club tiene todo mi respeto, pero no las personas que lo manejan. Jesús Martínez, dueño del equipo, jamás se acercó a mí para hablar de la situación, ni siquiera llevaron a cabo la investigación, sólo me quitó del cargo. Es un cobarde. El club no me defendió a pesar de todo lo que les di. Los jugadores que continúan debutando son jóvenes que yo llevé al equipo”, dice González también en entrevista con Proceso.
Ángel González asegura que no conoce a Daniel Ramírez ni tampoco a Iker Marín. Menciona que jamás ha pedido dinero a nadie para colocarlo en un equipo porque si así hubiera sido los futbolistas que sí lograron trascender en su carrera “ya hubieran hablado”.
“Sí, hay gente afuera y dentro de los clubes que engañan y piden 30, 50, 100 mil pesos. Venden ilusiones. Pero también es común que los padres de familia se acerquen a ofrecerte dinero. De eso no se habla, desde ahí empieza la corrupción. Alguien que juega bien jamás va a tener porque pagar”, añade el buscador de talento.
Luis Alberto “El Pato” Baeza fue director de fuerzas básicas de los Pumas de 2004 a 2016. Durante esos 12 años captó y formó a jugadores como Javier Cortés, Erick Lira, Alan Mozo, Andres Iniestra, Josecarlos van Rankin, Carlos Orrantia y Diego de Buen. Baeza explica que al menos durante su estancia en el club felino no vio que algún jugador fuera promovido a partir de algún pago.
Baeza considera que el tema de los pagos “es un mito” que se ha perpetuado debido a gente que ni siquiera pertenece a los clubes y los padres de familia creen que el futbol mexicano funciona así. “Si un joven no tiene talento es complicado que se convierta en profesional. Los equipos están dispuestos a pagar por ellos, no tienes que pagar para jugar”, sentencia Baeza.
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Reportaje publicado en la edición 0012 de la revista Proceso, correspondiente a junio de 2024, cuyo ejemplar digital puede adquirirse en este enlace.