El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, hizo un llamado este viernes a los pobladores de Tila, en el sureño estado de Chiapas, a la reconciliación y evitar la confrontación ante los actos de violencia en el lugar que han provocado el desplazamiento de más de 4,000 indígenas choles en los últimos días.
“Yo hago un llamado a la gente de Tila a la reconciliación, no se gana nada con la confrontación”, expresó el mandatario mexicano durante su conferencia de prensa matutina.
El gobernante mexicano se refirió así a la situación de violencia que se vive en dicha localidad ante la presencia del grupo armado denominado ‘Los Autónomos’, quienes también son reconocidos como ‘karma’ y la ‘Fuerza Armada de Tila (FAT)’, que la semana pasada obligó a pobladores a vivir casi cinco días atrincherados.
Tras ello, el viernes arribaron a la región 500 elementos de las fuerzas federales y estatales, con lo que miles de pobladores escaparon de la localidad.
De forma extraoficial, los habitantes denuncian más de 10 muertos, así como violaciones a mujeres y niñas, quienes defendían su patrimonio.
López Obrador aseguró que muchos de los indígenas ya están regresando a sus hogares, e insistió que la violencia que se ha vivido en la localidad que viene de lejos.
“Es un problema que, cuando menos, tiene 50 años”, explicó
El mandatario aseguró que ya se encuentran en el lugar servidores públicos que están atendiendo los albergues en donde se han refugiado los pobladores y los están apoyando.
“Y se está buscando resolver este problema mediante el diálogo y el acuerdo. Ya hemos actuado así en otros casos y es integral (la atención), sí, actuamos así en Michoacán, y en otras partes y la gente confía mucho en nosotros, nada más que son temas de muchos años”, apuntó.
Finalmente, pidió que los sacerdotes de la región ayuden y no tomen partido, al señalar que como Gobierno siempre buscarán “el diálogo y la reconciliación”.
De acuerdo con los registros históricos, este es el segundo episodio más violento que vive el municipio de Tila. El primero ocurrió en noviembre del año 2023, cuando también la cabecera municipal permaneció sitiada por casi 15 días y dejó como saldo ocho jóvenes fallecidos.