¿Quién fue la primera mujer en correr la maratón olímpica?

¿Quién fue la primera mujer en correr la maratón olímpica?


La pregunta esconde una trampa. Bueno no, una inexactitud. Una vía alterna, mejor dicho.

Hoy todo mundo sabe -o sospecha- que en los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna no compitieron mujeres, entre otras cosas porque el creador del olimpismo moderno, Pierre de Coubertin, había sido educado con las normas estrictas del machismo siglo XIX -que entonces no es que fueran machistas, propiamente dicho, pero sí estrictas- según las cuales las mujeres no “estaban capacitadas” para realizar ejercicios físicos de gran desgaste y de grandes esfuerzos corporales.

Además, Coubertin sustentaba su postura pedagógica y deportiva sobre una base parcial de la historia de la Grecia Clásica. Según sus lecturas, que hoy se sabe eran inexactas, en las Magnas Justas de la Antigüedad no participaron mujeres en el Atlis. Documentación tardía ha revelado que los griegos tenían un propio calendario para los juegos femeninos, que se realizaban antes o después de los varoniles de Olimpia. Coubertin, empecinado, decidió que el programa olímpico oficial de los Juegos atenienses solamente incluyeran disciplinas para hombres.

Sin embargo, la regla del reformador francés se rompió con una osadía a la que pocos diarios locales prestaron atención…

Un día después de la celebración de la prueba de Maratón -la reina del atletismo moderno-, en la que ganó el griego Spiridon Louis, el único ganador del oro de la delegación local, una mujer, que pocos recuerdan se tomó el atrevimiento de correr su propia versión de los hechos.

De Stamata Rivithi ni siquiera Google sabe mucho. Pocos la recordaron lo suficiente como para narrar que había tenido dos hijos antes de que los Juegos fueran inaugurados en Atenas.  Uno de ellos falleció en la niñez temprana, no se saben las causas del deceso ni la fecha en que este ocurrió. El otro, al parecer, tenía dos años cuando Rivithi se dispuso a romper la barrera de género en las pruebas de fondo. De la poca información que se tiene, se sabe que era una mujer -como muchas entonces- sin trabajo y con muchas necesidades económicas. Pobre, a final de cuentas. Se especula todavía si corrió la prueba más larga de todas en búsqueda de patrocinadores para mantenerse y sacar adelante al hijo sobreviviente. Después de todo, había visto como Louis había logrado obtener beneficios de panaderos, sastres y restauranteros, quienes habían prometido darle de comer y vestirlo hasta el final de sus días por el éxito obtenido para la Magna Grecia en la épica y mitológica carrera que recordaba uno de los pasajes más populares de la antigüedad.

Rivithi intentó originalmente cumplir con los requisitos de los organizadores. Cuando estos le negaron su participación oficial en la competencia, ella tomó su propia ruta.

Al día siguiente de la prueba varonil, Rivithi se alistó en la misma línea de salida para recorrer el mismo trazo de su compatriota. Esperaba que, pese a todo, la prensa deportiva o de sucesos y los funcionarios deportivos reconocieran su tremendo esfuerzo atlético y que su nombre pasara a la historia; lo segundo fue, quizá, posible. No faltaron cómplices en la misión. Un personaje, del que no queda nombre ni apellido,  tomó el tiempo de recorrido: cinco horas y media. Ningún miembro del Comité Organizador validó como oficial la odisea. Hubo alguno que la calificó como disparate.

Otras versiones de prensa atribuyen la épica a otra mujer: Melpómene, llamada así en honor a una de las dos musas del teatro. Según este relato, registró un tiempo de cuatro horas y media. 

Los historiadores del deporte más confiables afirman que Ravithi y Melpómene eran una misma persona y que los cronistas confundieron el nombre con el seudónimo. Lo único cierto, definitivamente, es la incertidumbre que rodea hasta aquel misterioso episodio. En todo caso, como dicen los contadores de relatos: “Stamata o Melpómene se perdieron en el polvo de la historia…” 

Oficialmente, las mujeres compitieron por primera vez en la Maratón olímpica hasta 1984…



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