Iniciar el día con comidas muy nutritivas puede parecer una tarea muy complicada, especialmente cuando se tienen rutinas muy apretadas. Sin embargo, una voz autorizada en el mundo de la nutrición, la dietista Kristen Carli, tiene una propuesta tanto práctica como rica para combatir el aumento de peso desde la primera comida del día: el yogur griego.
El yogurt griego es rico en proteínas y bajo en carbohidratos, ayuda a prolongar la sensación de saciedad, lo cual es esencial para controlar las ganas de picotear entre comidas. Además, es una fuente probiótica excepcional, favoreciendo un sistema digestivo saludable y, por ende, una mejor absorción y aprovechamiento de los nutrientes.
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¿Cómo comer el yogurt griego por la mañana?
Carli propone enriquecer este nutritivo alimento con proteína en polvo, elevando así su valor proteico, además de que le puedes poner frutas y frutos secos para agregar más nutrientes esenciales y también sabor. Las nueces, por ejemplo, son una fuente de grasas saludables y aportan un toque crujiente, mientras que las frambuesas, favoritas de Carli, ofrecen fibra y una serie de micronutrientes cruciales para sentirse bien.
La preparación de este plato es tan sencilla que no te quitará ni 5 minutos prepararlo. Eso sí, es importante elegir yogur griego natural y sin azúcares añadidos para mantener el control sobre el contenido de azúcar del desayuno, un factor de suma importancia para no subir de peso.
¿Por qué es importante desayunar nutritivamente para controlar el peso corporal?
Iniciar el día con un desayuno nutritivo es importante para mantener un estilo de vida saludable; esta primera comida del día enciende el metabolismo y cuando optamos por alimentos ricos en nutrientes, como frutas, cereales integrales y proteínas, no sólo proporcionamos a nuestro organismo el combustible necesario para enfrentar el día, sino que también establecemos un patrón de elecciones alimenticias saludables.
Cuando nuestro cuerpo no recibe alimento después de las horas de ayuno nocturno, entra en modo de conservación de energía, lo que puede ralentizar el metabolismo. Esto significa que cuando finalmente comemos, nuestro cuerpo tiende a almacenar más grasa de lo usual anticipándose a posibles periodos de ayuno.